viernes, 23 de diciembre de 2011

Capítulo 26

-¿Le ha pasado algo a Hannah?- Jeremy ya le había contado lo
ocurrido y le parecía increíble que hubiese tenido el valor de enfrentarse a Juan.
-Está asustada pero no por lo de hoy. No comprende porque Jason no es capaz de afrontar el miedo que le tiene al parto.
-¿Crees que se le pasará?
-Estoy seguro.
-¿Te asustaste mucho?- preguntó volviendo a lo de Juan.
-Si. Va a hacer un año de lo que ocurrió y aun no me hago a la idea. No puedo entender como después de lo ocurrido, a veces siga siendo tan inconsciente.
-Era algo que debía hacer para poder seguir adelante. Al igual que cuando
volvisteis de Italia y se fue a ver a los hermanos de Juan para asegurarse que no se sentía mal con ellos por ser quienes eran.
-Pero eso no es peligroso. Moi y Pau la adoran. Nunca le pondrían una mano
encima.
-Míralo de este modo. No podrás protegerla siempre. Ni tú ni nadie.
-Supongo que tienes toda la razón.
-Ahora date una ducha y ponte cómodo. Preparo la cena y comes algo.
-No tengo hambre.
-Me da igual. Comerás de todos modos y así me cuentas como ha ido tu
reunión con Carl.
-Vale. Me rindo. Voy a ducharme.
Rachel le miró alejarse por el pasillo arrastrando los pies. Pese a que había bajado el ritmo de trabajo, seguía llegando a casa agotado.


-¿Tú has entendido algo de esta película?
-Me parece que ni siquiera el director sabía muy bien que hacía.
-Es un consuelo que no todas las películas sean iguales. El cine habría muerto hace tiempo.
-¿Estás nerviosa por lo de mañana?
-Como para no estarlo. Voy a tener la oportunidad de demostrar lo que valgo
delante de las personas a las que quiero y bailando con mí chico.
-¿Tu chico?- Sean la miró mientras terminaban de fregar los platos y ella le
devolvió la mirada temiendo que no fuese eso lo que quería.
-¿Es eso lo que quieres, no?
-Claro que si. Es solo que me suena raro pero muy bonito.- la cogió de las
manos empapadas de agua y jabón.- Entonces, ¿estamos saliendo?
-Si…- respondió tímidamente. Sean se puso tan contento que la levantó en
brazos para abrazarla y besarla.- ¡Bájame loco que me vas a tirar!
-No voy a soltarte nunca más. Te quiero cariño.
-Yo también te quiero. ¿Sabes que el hecho de que estemos juntos no impide lo de la acampada?
-Lo sé.- el móvil de Sean les interrumpió.- Espera.
Se secó las manos de camino al comedor. Tenía el teléfono sobre la mesa y se sorprendió mucho al ver quien le llamaba.
-¿Mamá?
-Ya era hora. Llevo toda la tarde llamándote a casa.
-He estado fuera.
-Bueno, que remedio… Llamaba para decirte que volvemos mañana.
-Genial porque hay alguien a quien quiero presentaros.
-¿Quien es?
-Mi novia.- le encantaba como sonaba.
-No sabía que salieses con nadie. ¿La conocemos?
-Es la hermana de Hannah.
-¿No es más pequeña que tú?
-Si, pero no importa. Quiero que la conozcáis.
-Está bien. Te llamaré cuando lleguemos y quedamos los cuatro.
-Perfecto. Buenas noches mamá- no dejó que dijese nada más.
-¿Quién era?
-Mi madre. Dice que vuelven mañana.
-¿Solo te ha dicho eso?
-Si- no quería preocuparla o ponerla nerviosa. Esperaría a que terminara el
concurso para contárselo.- ¿Vamos a dormir?
-Será mejor- algo le decía que le estaba escondiendo algo, pero prefería no
pensar en ello.


Cerca de las cuatro de la madrugada, se desperezó.
Hannah dormía plácidamente a su lado e intentó hacer el menor ruido para evitar despertarla.
Fue a la cocina para coger un vaso de leche. Sin embargo, cuando abrió el frigorífico, no fue lo único que cogió.
Primero se partió un trozo de pastel, luego otro y otro… hasta que no quedó nada.
A la mañana siguiente, cuando fue a coger un trozo para desayunar y quizá llevarle otro a Annette y a Richard, puso el grito en el cielo en cuanto vio que no quedaba.
Jason arrastró los pies hasta la cocina, temiéndose lo peor.
-¿Puedes explicarme donde está el pastel?
-Me lo comí- Hannah a veces sentía que estaba regañando a un crío de cinco
años.
-¿Cómo es posible? Quedaba más de la mitad.
-Lo siento. No podía dormir, me entró hambre y estaba tan bueno que no podía parar.
-Tienes suerte de que tenga que irme. Ya hablaremos cuando nos veamos
luego para desayunar.


A las nueve en punto, Rick apareció en la oficina. Era un consuelo que por lo menos fuese puntual. Hannah le hizo pasar ante la mirada llena de curiosidad de Annette y Richard que en ese momento salían del ascensor. Le hizo pasar y sentarse frente a ella.
-No sé muy bien porque he venido. No sé si hice bien en llamarte, pero lo hice y aquí estoy.
-Querías hablar conmigo, ¿no?- Rick asintió.- ¿Sobre que?
-Sobre mi supongo. Sobre lo que me pasa.
-¿Y que te pasa?
-Tú hermana vino a verme ayer por la tarde.- Hannah no quiso decir nada hasta que él terminase.- Me dijo que vendría conmigo de acampada mientras yo sea consciente de que al volver ella se quedaría con Sean.- hizo una pausa y continuó.- Solo quiere que seamos amigos, y yo no estoy conforme.
-¿Qué es lo que quieres tú?
-Estar con ella.
-No puedes forzar a nadie a estar contigo solo porque tú quieras. Ponte en su
lugar. Tú tampoco querrías que alguien te forzara a estar con él si tú no quisieras.
-Supongo que no.- Rick ocultó la cara entre sus manos y Hannah se le acercó y se sentó junto a él.
-No voy a decirte esto porque ella sea mi hermana y él uno de mis mejores
amigos. No te estoy hablando profesional sino como amiga. Depende de si es así como quieres verme.
-¿Qué me aconsejas que haga?
-Esa es una decisión que solo tú puedes tomar, pero yo en tu lugar, aceptaría lo que hay.
-¿Tú seguirías en pie con lo de la acampada?
-No, pero sí que iría a verles bailar esta tarde en el pabellón para mostrarles tu apoyo.
-Sabía que esto terminaría ocurriendo. Supongo que en el fondo ya tenía las de perder.
Hannah se quedó un buen rato a su lado para asegurarse de que estaba bien y de que era consciente de lo que iba a pasar, y finalmente aceptó ir a verles bailar. La chica le dijo a la hora en que empezaba y que esperaba verle allí.
-Gracias Hannah.
-No me las des. Lo he echo porque quería.- cuando Rick desapareció dentro del ascensor, Hannah recogió sus cosas para ir a desayunar. Había quedado con Jason para tomar un café. De camino al lugar donde habían quedado, sintió una patada del bebé. Sentirlo la emocionó. No comprendía porque después de las veces que había ocurrido. A veces le parecía que estaba más sensible que al principio. Cuando se sentó frente a Jason este la miró preocupado.
-¿Cariño que te pasa?
-No es nada. Cuando venía hacia aquí, sentí una patadita y me emocioné.
-¿Solo es eso?
-Supongo que recordé al bebé que perdí, pero no me siento triste, es más bien al contrario. Me siento feliz por todo lo que tengo.
-No vuelvas a darme estos sustos por favor.- respiró aliviado. Esperaba que no recordara el incidente con la tarta.
-Perdona- Jason le secó las lágrimas y la besó.
-Cuéntame, ¿que tal tú primera visita?
-Bien. Quería hablar con alguien y me escogió a mí.
-¿Y de que habéis hablado?
-No seas listillo. Eso es confidencial. Si te lo contase, no sería justa con él.
-Tú si que eres lista.- la abrazó y miró el reloj.- ¿Tienes hambre?
-Bastante.
-Genial porque te he pedido un buen desayuno.
-Eres un cielo.
-Eso lo dices solo porque hago estas cosas.
-No es verdad...- esperó a que les sirvieran para seguir hablando, pero no pudo. Jason le había pedido una ensalada de fruta y un zumo natural para desayunar y estaba deseando comérselo.- He estado pensando en algo.
-Que miedo me das...
-Para nada. He pensado en tu fobia al parto.
-¿Y?- ya temía lo que vendría a continuación.
-Quizá deberíamos pensar en hacer algún simulacro para que te vayas
acostumbrando.- solo pensarlo ya le mareaba.- Además del curso, claro.
-Es pronto para eso. Seguro que con el tiempo se me pasa.
-Eso espero- Jason la observaba mientras comía. A veces se la veía tan
indefensa. Sentía ganas de protegerlas a ambas, y al mismo tiempo la encontraba terriblemente sexy. Muchas noches, mientras la miraba en la oscuridad, sentía la necesidad de tocarla, de comprobar que realmente estaba ahí y que no estaba soñando. Se acercó a ella y le acarició el vientre esperando sentir al bebé, pero no le sintió.
Después de ir a ver a Hannah, regresó a su despacho y se puso a trabajar. Jennifer llegó una hora más tarde y no le vio hasta que entró en su despacho para dejarle unos papeles sobre la mesa.
-¿Qué haces aquí tan temprano?- normalmente no acostumbraba a llegar hasta el mediodía. Llevaba la camisa por fuera, sin corbata y con los dos primeros botones de la camisa desabrochados. Estaba tan atractivo. Deseó poder controlarse y no abalanzarse sobre él.
-He estado trabajando toda la noche. Salí a despejarme y volví.- no quería
decirle que había ido a ver a Hannah.
-¿Y eso por que?
-Necesitaba entretenerme, que se yo…
-¿Quieres una taza de café?- Rick la miró de arriba abajo. Era atractiva. Quizá si se esforzaba llegaría a quererla, pero lo que pensaba le parecía egoísta. Jennifer se merecía a alguien que la amase por encima de todo, y él sabía que podía ser ese alguien, pero ¿Cómo?
-Es pronto aun. Te invito a un café de verdad.- aquella mañana Rick descubrió a la verdadera Jennifer, la que escondía sus sentimientos hacía él, descubrió una chica que le amaba y que quería estar con él. Tomó entonces su decisión.- Quisiera pedirte algo, pero sin que pienses mal.
-¿Qué es?- dejó la taza sobre la mesa para evitar que pudiese caérsele.
-Hay un sitio adonde debo ir esta tarde. Es una competición de baile en la que
participan Brittany y Sean. No quiero que pienses que quiero que vengas conmigo para darle celos. Si voy es únicamente para desearles suerte como pareja y para anular lo de este fin de semana.- La chica abrió los ojos como platos.
-¿Por qué de repente importa lo que yo opino?
-Que no lo haya demostrado no significa que no escuche o me importe lo que
tienes que decir.- al ver que ella seguía sin creerle demasiado, apostó algo aun más importante, su corazón.- ¿Vendrías conmigo este fin de semana de acampada?
-¿Me invitas porque Brittany no irá?
-No. Te invito porque eres exactamente con quien debo ir. Soy consciente de
que me he portado mal contigo, sabiendo lo que sientes, pero me gustaría que las cosas entre nosotros fuesen bien porque sé que puede funcionar.- la chica sintió que sino dejaba de decir esas cosas, rompería a llorar.- ¿Me permites empezar desde cero?
No sé vio con fuerzas para responder, simplemente asintió.


-¿A dónde vas tan pronto señorita?- preguntó Sean mientras se estiraba.
Acababa de despertarse y vio como Brittany intentaba escabullirse de la cama sin hacer ruido.
-Voy a buscar algo que ponerme para el concurso. Alguna cosa mona.
-¿Te importa si voy contigo? Quiero asegurarme de que te miren por como
bailas y no por como te vistes.
-No todos son como ese mecánico de tres al cuarto que trabaja para ti.
-Creo que desde que le plantaste cara, se le pasó toda la tontería.
-Mejor.
-¿Me esperas y vamos juntos?
-Si paramos a tomar un zumo y unas crepes, de acuerdo.
-Pues vamos.- Salieron de casa, y fueron directamente a una crepería que
había en el centro del parque de la ciudad. Sean disfrutó solo viendo como ella devoraba el crepe de fresa y kiwi con nata que había pedido.
-¿Tú no quieres?
-No desayuno mucho por las mañanas. Tengo bastante con un café.
-Es que me siento mal al ver que solo tomas eso y yo devoro la crepe como si
hiciese años que no como.
-No tienes porque. A mi me gusta verte así, porque me acuerdo de que cuando eras pequeña Hannah te traía aquí muchas veces y siempre pedías lo mismo, y lo sigues haciendo.
-No sabía que recordarás esas cosas.
-Yo tampoco, pero ayer, cuando te dormiste me puse a pensar, a recordar
cosas que había vivido contigo, y me di cuenta de que no las había olvidado, sino que las aparté de mi mente y las guardé como recuerdos especiales.
-Eso es muy bonito.
-Tu si que lo eres. Vamos.- la ayudó a levantarse del banco y se acercaron
hasta una tienda de ropa de baile. Brittany tardó más de una hora en decidir lo que iba a comprarse, pero valió la pena porque estaba impresionante. Sean se compró únicamente una camisa negra con unas rayas de los mismos colores del traje de la chica.
-Tengo ganas de verles las caras a todos cuando vean lo que hemos
preparado.
-Apuesto lo que quieras a que se caen de espaldas.
El teléfono móvil de Sean les interrumpió. Era su madre de nuevo.
-Te llamo para que sepas que ya hemos llegado. Queremos que mañana
comas con nosotros. Así conocemos a la chica.
-De acuerdo. ¿A que hora?
-A las tres.
-¿Dónde?
-En casa. No llegues tarde.
-Tranquila, no lo haré.
Hannah aprovechó el tiempo que tenía hasta la hora de ir a ver a su hermana y Sean para planchar un poco de ropa. Cada vez la montaña era más grande y no podía soportarlo.
Jason la ayudaba guardándola, pero parecía no acabarse nunca.
Cuando se marcharon, Hannah estaba convencida de que ya no quedaba nada más por guardar.


La pandilla se reunió frente al pabellón esperando a que abrieran las puertas. Allí había más gente de la que esperaban encontrar. Posiblemente la mayoría serían familiares y amigos de la gente que participaba. Los padres de Hannah y Brittany aparecieron justo cuando abrieron las puertas y entraron todos juntos esperando encontrar un buen sitio desde donde se viese bien. Consiguieron finalmente un sitio en la tercera fila desde donde todo se veía estupendamente, y donde pudieron sentarse juntos.
El hombre que presentó todo el espectáculo, anunció que en las primeras eliminatorias participarían todas las parejas que se habían presentado, hasta que solo quedaran cinco finalistas. La final se celebraría a la semana siguiente y entonces, un jurado eliminaría hasta que solo quedase una pareja.
Hannah miró por todos lados a ver si veía a Rick. Llegó a pensar que no aparecería, pero se equivocó. Éste la buscó con la mirada, hasta que se encontraron, y le sonrió, dándole a entender que estaba bien.
A la hora en punto, los participantes empezaron a salir, todos con la cabeza alta, dispuestos a enseñar todo lo que sabían. Los padres de Brittany se emocionaron al ver su niña entre todas aquellas personas. Se la veía feliz, dispuesta a ganar.
Sean obligó a la chica a mirarle antes de que sonase la música.

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