domingo, 18 de diciembre de 2011

Capítulo 21

A las dos en punto del mediodía se reunieron todos en casa de Lisa y Richard para celebrar el cumpleaños del niño.
Josh quedó encantado con la idea de Hannah como regalo. Le gustaba pasar tiempo con los amigos de sus padres. Uno nunca se aburría con ellos. Siempre les pasaba algo.
Brittany y Sean llegaron justo cuando empezaban a servir la comida.
-¿Qué tal el ensayo?
-Entretenido. La verdad es que si llegásemos a participar en una competición, se lo pondríamos difícil a los demás- para ninguno había pasado desapercibido el anillo de compromiso de Hannah o él echo de que Jason estuviese más pendiente de cada uno de sus movimientos que de costumbre.
Era una lástima que ni Jeremy ni Rachel estuviesen allí con ellos, aunque habían llamado para felicitar al niño.
Después de comer, la pareja finalmente comunicó las dos noticias por lo que todo fueron brindis y aplausos.
Todos se alegraron mucho al enterarse y Josh que también lo había escuchado, se acercó a Hannah, le acarició el vientre y le habló al bebé.
-Jason y Hannah son buenos. Se quieren mucho y a ti también van a quererte.
Luego se volvió hacia Jason y le habló seriamente.
-Cuídales mucho, sino me enfadaré.
-Lo haré Josh. Te lo prometo.
-Así me gusta.- la pandilla rió ante el comportamiento del niño. Hannah se agachó frente a él y le abrazó. Siempre intentaba hablarle como si fuese un niño grande.
-Tú también me cuidarás, ¿verdad principito? Vas a ser como su hermano mayor.
-Pues claro- volvió a abrazarle y se levantó de nuevo.
Estuvieron largo rato hablando de los ensayos de Brittany y Sean cuando el móvil de esta sonó.
-Perdonad...- se alejó del grupo y descolgó.
-Hola preciosa. ¿Cómo estás?- ella levantó la mirada encontrándose con la de Sean. Era Rick.
-Muy bien. Me alegra que hayas llamado porque tenía que hablar contigo. ¿Quedamos mañana para comer?
-Comeré en casa y estás invitada.
-Vale.
-Pasaré a buscarte a mediodía.
-Hasta mañana.
Cuando volvió a reunirse con los demás se vio sometida a la interrogativa mirada de Sean.
No se atrevía a mirarle a los ojos y eso no hizo más que mosquear al chico.
Cuando ella tuvo que marcharse, Sean la acompañó hasta el coche sin decir ni una palabra.
Decidió que esperaría a que ella decidiese contárselo. La besó en la mejilla, lo que solo consiguió decepcionarla y se despidió de ella.
-Buenas noches.
-Buenas noches Sean.
Las cosas en el restaurante iban bien. No había mucho trabajo teniendo en cuenta que era domingo.
Al llegar a casa, llenó la bañera e intentó relajarse hasta que a las dos de la madrugada le sonó el teléfono.
-Son las dos de la mañana Sean. ¿Qué ocurre?
-No puedo dormir. No dejo de pensar en que hay algo que no me has contado. Desde que te llamó Rick esta tarde que has estado distante conmigo.
-He quedado mañana con él para hablar en su casa. Comeremos allí.- aunque ya sabía que no iba a gustarle nada.
-¿Y si quiere que pase algo entre vosotros? Estarás en su casa...
-Él sabe que me perdería si se pasara aunque solo fuese un poquito. Además, yo no quiero que pase nada entre él y yo.
-Quiero estar contigo.
-Lo sé. Ahora tengo que colgar.
-Vale. Buenas noches pequeña.
-Buenas noches cariño- vació la bañera, se puso el pijama y acostó en la cama.
Por más vueltas que dio, no conseguía conciliar el sueño y entonces empezó a llover.
Cada vez llovía con más fuerza y ni siquiera eso conseguía relajarla lo suficiente.
Se levantó y vistió con un pantalón de deporte, una camiseta de tirantes y unas zapatillas de deporte. Cogió una chaqueta, el teléfono, las llaves del coche y las de casa y se marchó.
No planeó llegar hasta allí, pero tampoco se sorprendió al ver donde estaba.
Llamó varias veces a la puerta hasta que escuchó la voz somnolienta del chico al otro lado.
-Ya voy... ya voy- abrió la puerta y se desperezó de golpe cuando vio quien era.- Brittany, ¿qué haces aquí? Estás empapada. Vas a coger un resfriado. Entra.- la chica obedeció y le siguió hasta la habitación. Él le tendió una toalla y uno de sus pijamas para que pudiera cambiarse.
Cogió su ropa y la tendió por todas las sillas. Preparó café y con una taza cada uno en las manos se sentaron en el sofá.
-Siento haber venido sin avisar.
-No te preocupes. Me encanta que estés aquí.
-No podía dormir y pensé que quizá si tú estabas conmigo...
-Puedes dormir aquí si quieres.
-Gracias Sean- se levantó seguida por él y dejaron caer sus cuerpos bajo las sábanas. Le pidió que la rodeara con el brazo y así se durmieron.
Despertaron poco después de que saliese el sol. La ropa de Brittany seguía mojada y Sean tenía que irse a trabajar, así que la dejó para que se quedara allí hasta que pudiera irse.
-¿Necesitas algo?
-No gracias. Te llevaré las llaves al taller de camino a casa.
-Está bien. ¿Rick irá a buscarte a casa?
-Si.
-Ten mucho cuidado. Si me necesitas solo tienes que llamarme.
-Lo haré. ¿Cenamos juntos esta noche?
-Claro. Pasaré a buscarte y te preparo algo.
-Perfecto. Márchate ya o llegarás tarde.
-Hasta la noche.- la besó y se marchó con cierta tristeza. Detestaba irse y dejarla allí.


-Deberíamos ir a pedir hora para la boda cariño. Se nos vendrá todo encima.
-¿Estás segura de que eso es lo que quieres?- algo le decía que la boda de sus sueños no la encontraría entre las paredes de una iglesia o las de un juzgado.
-No lo sé. La verdad es que siempre he imaginado algo especial, rodeada de la gente a la que quiero y que fuese un sitio precioso.
-Podemos buscar algo distinto. Ya verás como tendrás una boda perfecta.
-Gracias por decirlo. Esta tarde tengo visita con el ginecólogo. Por fin sabremos si es niño o niña.
-¿Paso a buscarte y vamos a comer por ahí? Prometo acompañarte después.
-Acepto. Tú invitas.


Cuando la ropa se secó, la chica se vistió, cogió sus cosas y las llaves de Sean y se dirigió al taller.
Al llegar, le dijeron que Sean estaba con un cliente y que no sabían lo que iba a tardar, así que dejó las llaves a uno de los mecánicos y se marchó a su casa para prepararse.
Aprovechó para hacer un poco de limpieza y para llamar a su hermana. Quedaron a las seis en casa de Hannah y Jason. Su hermana la avisó de que las demás chicas de la pandilla también irían y Brittany se alegró. Aprovecharía que estuviesen todas para que la aconsejaran.
Hannah había notado cierto temblor en la voz de su hermana pero no se preocupó. Algo le decía que todo iba bien.
Al mediodía, mientras Rick pasaba a buscar a Brittany, Jason también pasó a buscar a su chica. Iban a ir a su restaurante favorito y estaba encantada.
-¿Qué tal el día?
-Ahora va mejorando- la besó y miró de arriba abajo.- Te he echado de menos gordita.
-¿Tan grave es?
-No es más que un mote cariñoso.
-Lo sé... pero aun así...
-¿No te gusta?
-Si, la verdad es que suena lindo.- Jason acarició la barriga de la chica y suspiró.- ¿A ti que te gustaría que fuese?
-No lo sé- aunque muy en el fondo deseaba que fuese una niña.
-Yo pienso igual. Vamos a quererle de todos modos.- le besó y añadió.- ¿Nos vamos?
Se despidieron de Annette y Carl que también se marchaban a comer por ahí y se cruzaron con Steven quien les miró con un dolor en la mirada que nadie hubiese podido soportar.
Jason estaba deseando decirle cuatro cosas, pero no quería poner a Hannah en una mala situación. Se conformaba al saber que no volverían a trabajar juntos.
La chica ya sabía de antemano lo que iba a pedir y tuvieron mucha suerte de que apenas hubiese alguien en el restaurante.
Tomaron asiento y esperaron a que les sirvieran. Jason se apresuró a pedir agua pues sabia que era lo que más bebía su chica. Había terminado por llevarse un botellín dentro del bolso porque a menudo se le secaba la boca.
Él pidió una pizza de cuatro estaciones y no había quien oliese aquello. Era asqueroso. Y ella pidió unos tallarines al nero.
-No sé como puedes comerte eso- al olerlo le venían todas las arcadas que no había tenido los primeros meses de embarazo.
-Del mismo modo que tú engulles eso largo de color negro.
-Si lo probases lo entenderías- enrolló unos cuantos y se los dio a probar.
-Se pueden comer. ¿Quieres tú un poco de pizza?
-Creo que paso. Prefiero seguir viviendo.
-En fin. Brindemos.- alzaron las copas y continuó.- Por nosotros y por ese hermoso bebé.
-Algo me dice que las cosas nos irán bien.
-Por fin, ¿no crees?
-Si, por supuesto. He quedado esta tarde con las chicas en casa. Brittany también vendrá.
-¿Le ha pasado algo?
-Dijo que quería preguntarnos algo.
-Que hermana tan misteriosa que tienes gordita.
-Así es más divertido.
-Por supuesto. Casi me entero de que estás embarazada en la luna de miel, aunque sé que todo fue por darme una sorpresa.
-Tú también te lo guardaste bajo llave. Por poco me lo pides en la sala de partos.
-Exagerada. No es para tanto. Por cierto- miró su agenda y luego a ella.- Tengo una reunión importante esta tarde. No creo que se alargue mucho pero por si acaso no me esperes despierta.
-Quédate tranquilo.
-No lo puedo evitar. Me preocupo.
-Lo sé, pero estaré bien, de verdad.
-Muy bien, ¿entonces qué? ¿Vamos a comprar un helado antes de ir a ver al médico?
-Si.- pagaron la cuenta y se marcharon cogidos de la mano.

Silvia y Héctor salieron de la oficina para ir a comer. Habían quedado con Aïda y Carlos, pero como siempre, se retrasaron.
Aparecieron quince minutos más tarde de la hora acordada.
-Ya era hora.
-Lo siento. A tu hermana se le han pegado las sábanas.
-¿Solo a mi?- sonrieron complacidamente.
Mientras comían, llamaron a Silvia al móvil. Nunca se hubiese imaginado quien era.
-Hola guapísimo, ¿qué tal?
-¿Estás ocupada? Tengo algo que enseñarte.
-¿Ha pasado algo?- los demás la miraron interrogándola con la mirada.
-No es nada de lo que debas preocuparte, pero me encantaría que lo vieras. - ¿Qué haces esta tarde?
-Voy a casa de Hannah a las seis. Podemos quedar esta noche si quieres.
-Tengo una cita así que mejor quedamos mañana.
-¿En serio? ¿Y que estabas esperando para decírmelo?
-Mejor te quedas con las ganas hasta que nos veamos.
-¿Vas a dejarme con la intriga toda la noche?
-Así te cuento también como ha ido todo.
-Esperaré si es así.
-¿Quedamos mañana a las cinco donde ya sabes?- donde se conocieron
personalmente.
-Allí estaré. Buena suerte esta noche.
-Gracias bonita.
Cuando colgó estaba ya muerta de curiosidad. Tenía ganas de saber lo que tenía que enseñarle.
-¿Y bien? ¿Qué ocurre?- al ver que su hermana no decía nada, insistió.-
¿Silvia?
-Era Patrick. Dice que tiene que enseñarme algo. Hemos quedado mañana por la tarde. Al parecer, tiene una cita esta noche.
-¿Qué crees que puede ser?
-No tengo la menor idea y no sabes la rabia que eso me da.
Dejaron el tema de lado por el momento y esperar al día siguiente para conocer la respuesta.


Sean seguía en su despacho en cuanto uno de los mecánicos fue a llevarle las llaves.
-Ten. Hace rato que las ha traído pero no he podido subir hasta ahora.
-¿Entonces ya se ha ido?
-Si.
-¿Te ha dicho algo?
-No. Solo dejó las llaves y se marchó.
-Vale. Voy a ver si como algo. Hasta la tarde.
-Adiós tío.

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