miércoles, 7 de diciembre de 2011

Capítulo 11

A pesar de que había acompañado a Hannah en alguna de sus visitas al ginecólogo para ver como iba todo, a medida que se acercaba la hora de la verdad, más aterrado estaba.
Se había sincerado con Héctor y Carlos, e incluso con Jeremy y todos le decían que se tranquilizara. <<Ojala fuese tan simple>>
Sabía que Hannah deseaba que estuviese con ella en el momento del parto. De hecho, esperaba que tanto él como el padre del bebé asistieran y sin embargo, él no se veía capaz.
La sola idea de verla sufrir o de que algo no saliese bien le superaba. Además, la sangre le mareaba. No podía verla. ¿Cómo iba a decírselo a Hannah sin que se mosqueara?
-Cariño, ya he llegado.- Hannah le devolvió a la realidad. Había salido para hacer unos encargos pero como siempre, se había entretenido por ahí.
Hacía más de dos horas que se había marchado.
-¿Dónde has estado?
-Por ahí.- se asomó y le sonrió.
Jason estaba tumbado sobre la cama revisando unos papeles.
-¿Y cuantas tiendas has vaciado?
-No sé de que me estás hablando…- pero el caso es que en un momento dejó la cama llena de bolsas.- Estoy agotada.
Se quitó los zapatos e intentó desentumecerse los pies. Los tenía hinchadísimos.
-Deberías ser consciente de que ya no puedes pegarte esos palizones
comprando.
-No te enfades conmigo. Había unas cosas monísimas en la tienda.
-Y tú no has podido resistirte, ¿cierto?
- Estoy embarazada. No puedo pasar por delante de una juguetería y no entrar.
Apartó las bolsas y las dejó a un lado para obligarla a tumbarse. Una vez conseguido puso las piernas de la chica sobre las suyas para masajearle los pies.
-Me encanta…
-Lo sé. Cierra los ojos.- y eso hizo. Y prácticamente se quedó dormida al poco tiempo.
Jason la tapó con una manta y la besó en la frente. Después de tumbó a su lado y siguió con lo que había estado haciendo antes de que ella llegase.
Se prometió a si mismo que nunca les faltaría de nada a Hannah y a su bebé.


Los días pasaban y él seguía sin poder afrontar la situación.
No podía asistir al parto y cuanto antes se lo dijese a la chica mejor. Solo había un problema. No sabía como hacerlo.
¿Por qué era tan importante que entrase con ella?
-Es normal.- le dijo Jeremy en una ocasión.- Vas a formar parte de la vida del bebé. Una parte importante así que tiene su lógica.
-Entonces Rachel también debería de entrar.
-Le encantaría.
-Entonces dile que puede estar en mi lugar.
-Mira Jason, estoy seguro de que en el momento en el que ocurra, sacarás el valor de donde sea y superarás esa parto fobia que tienes.
-¿Cómo estás tan seguro?
-Yo también estoy asustado y te acabo de decir textualmente las palabras que usó Hannah conmigo.
-¿Le dijiste que te daba miedo?
-Si, y si te soy sincero ella también está asustada pero pensarlo no va a ayudarla y él que tu le cuentes lo que te ocurre tampoco. Ya verás como no es más que cuestión de tiempo.
-Espero que tengas razón.
-Yo también.


Los días pasaron volando. Las relaciones entre ellos cada día eran más fuertes. Todo iba bien tal y como estaba, pero los hermanos de Juan seguían preocupados. Hacia tiempo que no sabían nada de él, y ese simple hecho les atemorizaba.
¿En que momento volvería para hacerles daño?
Habían puesto al corriente a la pandilla, más que nada para evitar algún susto, y también para más tranquilidad.
Ninguno le dijo nada a Hannah para no asustarla, sobretodo porque ya estaba muy avanzada en su embarazo y después del susto con el accidente de coche, había que ir con mucho cuidado.
Jason apenas la dejaba hacer nada, ni siquiera conducir. La llevaba y la traía del trabajo todos los días. Si tenía que ir a comprar, se negaba a que cogiese alguna bolsa para evitar que cogiese peso.
Hannah se quejaba constantemente. No la dejaba hacer nada en absoluto.
-Me va a dar algo si no hago nada.
Una noche, sin embargo, Jason tuvo que viajar a las afueras para solucionar unos problemas, y como se le hizo tarde, pasó allí la noche.
-Mañana estaré ahí a primera hora. Llama a tu hermana para que venga a casa o que te lleve a casa de tus padres. No quiero que estés sola.
-No soy una niña pequeña. Me las arreglaré- pese a las negativas, al final consiguió convencerle de que estaría bien y que no le pasaría nada.
-Vale. Volveré mañana.
-Ya me lo has dicho. Buenas noches cariño.
-Buenas noches.- pese a todo no pudo pegar ojo. Se sentó en el sofá y se puso a ver películas.
A medianoche, sintió deseos de comer algo dulce, así que se levantó del sofá para vestirse e ir a la tienda, lo que no esperaba, era que Juan la seguiría hasta allí.
Se quedó un rato hablando con Maica y tras darle las gracias, se marchó.
Al girar la esquina, una sombra se abalanzó sobre ella, le cubrió la boca con una mano y le tapó la nariz con un pañuelo impregnado de cloroformo, hasta que perdió el conocimiento, solo entonces la cogió en brazos, y la subió al coche, sin darse cuenta de que el pañuelo le había caído del bolsillo al querer guardárselo.


Jason se levantó temprano aquella mañana con un extraño presentimiento. Quería llamar a Hannah, pero pensó que era muy pronto y que quizá estaría durmiendo.
Cuando llegó a casa y vio las cosas en el comedor sin recoger, se extrañó, pero se asustó aun más cuando entró en la habitación y vio que no estaba y la cama sin hacer.
La llamó un par de veces al móvil, pero no respondía. A la media hora estaba desesperado. Pensó en llamar a Jeremy, pero ¿y si no era nada grave?
Intentó llamarla una tercera vez, y en esta ocasión si hubo respuesta, solo que no la que él esperaba.
-Me preguntaba cuanto tiempo tardarías en volver a llamar.
-¿Dónde está Hannah?
-¿Te has creído que soy idiota? Más te vale que te olvides de ella.
-Si le haces daño, si les pasa algo a ella o al bebé, no descansaré hasta que te pudras en la cárcel. ¿Me has oído?
-No te tengo miedo. Le diré a mi chica que has llamado. Adiós Jason- Antes de que pudiese decirle algo más, Juan colgó y apagó el teléfono justo en el momento en el que Hannah empezó a despertarse.
Intentó ponerse en pie, pero los brazos y las piernas atadas se lo impedían. Tampoco podía gritar, pues tenía la boca cubierta con cinta adhesiva.
Miró a su alrededor, buscando algo que le indicara donde podía estar. Fijó la mirada en un punto en concreto, desde el que apareció Juan.
Tenía los ojos enrojecidos y se asustó. Aquello demostraba que ella tenía razón con respecto a él. Sabía que había cambiado, y que ya no era bueno.
-Por fin has despertado. Siento mucho lo de las cuerdas, pero no puedo arriesgarme a que nos encuentren. Hace tiempo que planeaba nuestra fuga. Te he traído algo para comer. Espero que tengas hambre- Hannah negó con la cabeza y rezó para que Jason se diese cuenta de todo.
-Voy a quitarte la cinta de la boca. Si gritas volveré a ponértela.- Hannah asintió y respiró hondo cuando pudo volver a abrir la boca.
-¿Por qué me haces esto?
-Era el único modo de estar contigo.
-No puedes forzar a la gente a hacer lo que tú quieras.
-Estás aquí, ¿no es cierto?- asintió.- Entonces parece que si que puedo.


Jason no perdió ni un solo segundo. Marcó el número de Jeremy y esperó a que respondiera. Creyó que enloquecía al comprobar que tardaba tanto.
-Perdona tío. No encontraba el teléfono.
-Escúchame. Juan tiene a Hannah.
-No puede ser... ¿Cómo ha sido?
-No hay tiempo. Llamemos a la policía, a quien sea, pero moveré cielo y tierra hasta encontrarles.
Entre los dos juntaron a toda la pandilla para ponerles al corriente y después fueron a comisaría para hacer la denuncia y entregarles una fotografía de Juan que les habían facilitado los hermanos y una de la chica.
Debían moverse deprisa. No había tiempo que perder.


Cuando Jason llamó a Annette para ponerla al corriente y de paso a Carl, pues sospechaba que estaban juntos, éste, al enterarse de lo ocurrido golpeó con el puño tan fuerte la pared que la chica no tuvo más remedio que llevarle al hospital. Tal como era de esperar, estaba rota.
-No debí confiarme. Sabía que tramaba algo.
-No te fiabas de él.
-No. Nunca me gusto el modo en como la miraba y menos últimamente. Desde que volvió.
-Lo siento.- no sabía que otra cosa podía decirle salvo aquello.


Moi y Pau decidieron investigar por su cuenta. Entraron en la habitación de Juan y buscaron entre sus cosas. Encontraron los viejos diarios de su hermano.
En ellos hablaba de sus sentimientos hacia Hannah, que cada día eran más intensos y su odio hacia Jeremy, más grande.


-Estás loco. No puedo creer que hayas llegado a este punto.
-Todo esto lo estoy haciendo porque te quiero, y sé que tú también me quieres.
-Lo que yo haya podido sentir por ti no se asoma ni un poco a tu obsesión.-Juan la golpeó en la cara dejándole la mano marcada.
-No deberías haber dicho eso. No es verdad.
-Si que lo es, y lo sabes. Por eso me has pegado.- volvió a abofetearla de nuevo, esta vez partiéndole el labio.- Pégame todo lo que quieras. No cambiará las cosas.
-Quizá deba pasar a otro método. He sido amable y no funciona, te he pegado y tampoco- le arrancó los botones de la camisa y la besó en el cuello y el pecho. Justo en el momento en el que intentó gritar, Juan le cubrió la boca con la mano y terminó de desnudarla con la otra.
Había terminado por desatarla y tumbarla en el frío suelo de madera y la violó del modo más ruin y terrible que pudo.
Hannah intentó resistirse, pero Juan era mucho más fuerte y terminó saliéndose con la suya.


-Puede que esta sea la respuesta. Mira.
-¿Qué es?- Moi le enseñó una parte de uno de los diarios. En ella hablaba de unos edificios de los que Hannah estaba enamorada. Le encantaban y solía decir que desearía vivir allí.
Juan escribió que él conseguiría cumplir su deseo y que algún día la llevaría allí.
¿Y si era donde se escondían? Podían estar equivocados, pero no dejaba de ser una pista y un lugar más que comprobar.
Llamó a Jason y le dijo lo que sospechaban. También le dijo que era solo una opción, pero que más valía tener algo por donde empezar.
-No importa. Gracias por lo que estáis haciendo.
Junto con la policía acudieron al edificio. Preguntaron a los vecinos si habían visto a alguno de los dos. Un par de ellos reconocieron a Juan y les dijeron que estaba viviendo desde hacia poco en el ático.
Subieron corriendo las escaleras, y apretaron más el paso al oír el grito de una mujer y después un golpe seco.
Juan había vuelto a golpearla. Esta vez con mucha más rabia. No soportaba que ella le mirase con tanto desprecio, o que se negara a ser suya o peor aun, que se resistiera. Empezó golpeándola, incluso llegó a empujarla contra la pared. Ese fue su último golpe, justo el que hizo que empezara a sangrar, a sufrir dolor en su vientre y el que le hizo perder el conocimiento.


La policía abrió la puerta de una patada y encontraron a Juan arrodillado junto al cuerpo inmóvil y ensangrentado de la chica.
Jason y Jeremy corrieron hacia ella mientras los agentes detenían al chico.
Uno de los agentes llamó a una ambulancia y trasladaron a Hannah al hospital. Quizá aun estaban a tiempo de salvar al bebé.
Camino al hospital, la angustia de ambos chicos aumentaba a medida que se acercaban a su destino.
El estado de Hannah no mejoraba. Estaba inconsciente y había perdido mucha sangre.
La conectaron a un monitor fetal para asegurarse de que el bebé estaba bien, pero el pulso de ambos era muy débil. Debían darse prisa.
-Por favor, que no les pase nada.
-Todo saldrá bien. Ya lo verás. Ambos son fuertes- sin embargo los enfermeros no daban muchas esperanzas, y los chicos no hacían más que mirar hacia el monitor y después a la chica. Esta vez, dirigiéndose a uno de los paramédicos, Jason preguntó por el estado de ambos.
-Ha perdido mucha sangre. Es posible que pierda al bebé. Ha recibido una fuerte paliza y además ha sido violada- Jason apretó fuertemente los puños y maldijo a Juan. Se juró a si mismo que se las pagaría.
-Asqueroso hijo de puta. Le voy a matar- ambos lloraban en silencio. Si Hannah o el bebé no sobrevivían, Juan no volvería a ver la luz del día.
Llegaron al hospital y entraron a la chica a quirófano. En la sala de espera se estaban volviendo locos. Ya todos estaban al corriente, incluso los padres y la hermana de Hannah. Nadie se atrevió a decir nada hasta que el médico salió a hablar con ellos.
Este fue directamente a hablar con Jason. Los demás escucharon aguantando la respiración.
-Lo siento mucho. Hannah ha perdido al bebé.- el silencio se rompió entre lágrimas.
Jeremy fue el único que no dijo absolutamente nada. Era incapaz de llorar por el hijo que acababa de perder. En lugar de eso, se dejó caer en una silla y escondió la cara entre las manos.
Rachel le miró con lágrimas en los ojos. No sabía como consolarle.
Nadie sabía como se lo tomaría Hannah. Todos sabían lo mucho que deseaba a ese bebé.
-Sé que no es el mejor momento, pero alguien debe decírselo a Hannah. Mi consejo es que me dejéis hacerlo a mí. Es algo a lo que lamentablemente estoy acostumbrado.
-Preferiría hacerlo yo- miró a la familia de Hannah y también a Jeremy. Todos estaban de acuerdo.
-Me parece bien. Van a trasladarla a una habitación. Podrás subir en un momento.
-Gracias.
Volvió a hacerse el silencio.
Poco tiempo después les avisaron de que ya podían entrar a ver a la chica. Lo mejor era darle la noticia de golpe.
Mientras los demás bajaban a la cafetería a esperarle, Jason entró en la habitación.
La miró y parecía que dormía. Se acercó a ella lentamente y la cogió de la mano.
No sabía como decírselo.
-Hola...
-¿Estás despierta?- hubiese preferido que no lo estuviese.
-Si. ¿Qué ha pasado?
-¿No recuerdas nada?- negó con la cabeza.- Juan te secuestró. Te
encontramos gracias a sus hermanos.- conforme se lo explicaba, empezó a recordarlo todo.
-Me violó.
-Si. Hannah tengo que decirte algo.
¿Dónde está mi bebé?- se acarició el vientre, ahora plano, y miró a Jason.
-De eso quería hablarte. Juan te pegó muy fuerte y perdiste mucha sangre- no pudo continuar. Al ver las lágrimas en sus ojos, Hannah comprendió lo ocurrido. Había perdido a su hijo.
-No puede ser...- se apretó con mas fuerza el vientre. No podía ser que ya no estuviese dentro de ella.
-Lo siento cariño- es todo cuanto podía decir. No sabía como consolarla. Lo único que si sabía era que no quería perderla a ella también.
-Déjame sola.
-Cariño yo...
-Por favor.
-Como quieras. Iré a la cafetería con los demás. Llámame si quieres que suba.- pero no dijo nada. No tenía fuerzas ni ganas de hablar con nadie.

Tardó poco en reaccionar. No podía quedarse allí y recordar lo ocurrido. Debía marcharse cuanto antes. Ponerse en pie y vestirse con la ropa aun manchada de sangre que tenía sobre la silla fue lo más difícil. Evitar a los médicos y enfermeras no supuso un problema y aparentar que estaba bien al salir del hospital, tampoco.


-¿Cómo está?
-Mal. Ha querido quedarse a solas. Imagino que es normal después de saber la noticia.
-Todos sabíamos que deseaba a ese bebé más que nada. Saber que ya no existirá es duro.- Jeremy no le habló a nadie en particular. Pensaba en voz alta.
Rachel le cogió la mano para darle su apoyo, pero no era suficiente. Aquello no les devolvería al hijo que acababan de perder.
El doctor Stanson interrumpió en la cafetería buscándoles con la mirada. Parecía alterado.
-¿Qué ocurre?- preguntaron los padres de la chica a la vez.
-Hannah no está en su habitación y la ropa tampoco. Se ha ido.-¡Joder!- Jeremy se levantó de la silla en la que estaba y salió corriendo hacia la habitación.
Los demás les siguieron de cerca, pisándole los talones. Las cosas se ponían aun peor. No sabían que hacer. Hannah tenía que aparecer por alguna parte.
Buscaron por los alrededores. Llamaron a la policía y a todos los hospitales por si acaso.
Al anochecer aun no sabían nada. Jason regresó a casa sintiendo que debía ir allí. Jeremy fue con él. Encontraron la nota sobre la cama, junto con su teléfono móvil.
<<Por favor, te pido que no me busquéis. Estaré bien. Solo necesito desaparecer un tiempo. Lo siento. Hannah>>
Evidentemente ninguno hizo caso y siguieron buscándola.
Dos días después de su desaparición, Richard llamó a Jeremy.
-¿Qué ocurre Richard?
-Está en casa de mi abuelo. William acaba de llamarme para decírmelo. Dice que se presentó allí de improvisto y que perdió el conocimiento nada más llegar. Han llamado a un médico para que la atienda y ahora mismo está en la cama. Quedaos tranquilos porque van a cuidarla.
-Gracias por llamar.- cogieron el coche y fueron al aeropuerto.
Una vez allí, le pidió a la chica de información que le reservara un billete de avión con destino a Italia.
-El próximo vuelo sale en unas horas.
-Déme uno.
-Que sean dos.- cuando Jason se volvió para mirarle, este le dijo lo que pensaba.- Sé que quizá deberías viajar solo, pero no quiero que lo hagas. También era mi hijo y ella es demasiado importante para mí. No quiero dejarla así y a ti tampoco porque sé lo que significas para ella.
-Gracias tío. Vamos- añadió en cuanto les entregaron los billetes.
El vuelo despegaría en seis horas. Con ese tiempo, los chicos juntaron equipaje y pusieron al corriente a todos.
Cuando Jason se presentó en casa de los padres de Hannah para avisarles, estos le desearon suerte y le pidieron que regresara con ella.
-No regresaré sin estar seguro de que volverá.
-Estoy segura de que lo hará.- Brittany también estaba allí.- Volverá por ti.- abrazó a su cuñado y también le deseó suerte.


Rachel no estaba demasiado contenta con todo aquello.
-¿Qué te ocurre?
-Todo esto es por mi culpa. Habéis perdido al hijo que esperabais porque en un principio ayudé a Juan a separaros.
Había conocido a Juan la misma noche que conoció a Jeremy. En cuanto él se fue dejándola allí, Juan se acercó a ella para proponerle un trato. Ella debía conquistar a Jeremy y él se encargaría del resto.
Sus maldades empezaron cuando les escribía anónimos a Jeremy y Hannah haciéndoles dudar de su relación. Aquello duró cerca de dos meses.
Al final rompieron, como era de esperar.
Le había costado la misma vida contárselo a Jeremy, pero este seguía con ella y siempre le estaría agradecida por eso.
-Sabes de sobra que fue lo mejor. Podría haber ocurrido de todos modos. Hannah y yo habríamos terminado rompiendo igual. Además, tú lo has dicho. Fue en un principio. Todo lo demás lo ha hecho él solo.
-Te voy a echar de menos.
-Yo también a ti.- se abrazaron aun siendo conscientes de que sería más difícil despedirse.
-Llámame para ponerme al corriente.
-Lo haré. Tengo que irme.- Rachel temía ponerse a llorar, pero no pudo evitarlo.- Por favor cariño, no llores. No podré irme si tú estás triste y tengo que hacerlo. No quiero dejarle solo.
-Lo sé. Márchate tranquilo.
Cuando iban a coger un taxi, Carl llamó a Jeremy.
-Sé que no hemos tenido una buena relación, pero confiamos en vosotros para que la hagáis volver.
-Tranquilo. Volverá. Sé lo importante que es para vosotros y lo que significáis para ella.
-Digamos que sin Hannah, la magia se rompe- concluyó Sean.
-Hannah jamás os dejaría este donde este y eso es algo que debemos tener en cuenta. Aun así volveremos con ella.- Jason se había acercado a tranquilizarles a todos, y quizá también a sentirse con fuerzas al escuchar lo que ya todos deberían saber.
-Vámonos. El taxi espera.
-Estoy seguro de que tú la traerás de vuelta- susurró Héctor cuando el taxi se alejaba. Abrazaba a Silvia con fuerza para darle su apoyo.- Ánimo Jason.


El camino hacia el aeropuerto fue eterno, y para colmo había empezado a llover. Jason recorría con un dedo las gotas de agua que resbalaban por la ventanilla.
Agradecía que Jeremy viajase con él.
-Gracias por acompañarme a buscarla. No se si yo solo sería capaz de hacerla volver.
-A mi me parece que si vuelve será por ti.
-Si, pero después de lo que ha ocurrido…
-También era hijo mío. Yo también estoy destrozado y comprendo como debe sentirse, pero no apruebo que huyese de ese modo.
-Ella debe de ser importante para ti. Siempre la has querido.
-Es difícil no hacerlo. Recuerdo que cuando íbamos juntos a clase me encantaba hacerla rabiar. La provocaba para que se enfadase conmigo y me hablase.
-¿Por qué no hablabas simplemente con ella?
-Me daba miedo que me rechazara de algún modo. La primera vez que me habló sin levantarme la voz fue un día que nos encontramos en la calle. Ella venía de comprar e iba cargada de bolsas y yo venía de la piscina. Hacía poco que habíamos empezado las vacaciones de verano y la verdad es que yo lo estaba pasando fatal. Había suspendido casi todo y me habían pedido que me examinara en septiembre. Solo si aprobaba me permitirían pasar de curso.
-¿Y estudiaste?
-No. Bueno, hasta que encontré a una bonita profesora particular.
-¿Hannah te dio clases? Creí que no te soportaba por hacerla enfadar.
-Yo pensaba igual, hasta ese día. La ayudé con las bolsas y la acompañé hasta casa. Por el camino nos sorprendió poder hablarnos como si nada. Le conté mi problema y se ofreció a ayudarme si estaba interesado.
-Te advierto que soy un poco dura en ese aspecto, pero no soy mala y podría ser divertido- me dijo.
-Se puede probar.
-Genial. ¿Te parece si quedamos mañana a las seis en la biblioteca?
-Claro- llegamos a su casa y me invitó a entrar. Guardamos la compra, me invitó a tomar algo y a darme un baño en la piscina con ella.
-Doy por supuesto que aceptaste.
-Si. Esperé a que se pusiera en bañador y cogiese la toalla para ir a la piscina.
Cuando llegamos, dejé mi toalla en el suelo y me tiré de cabeza al agua y desde allí vi como se quitaba el vestido. El bikini le quedaba perfecto. Estaba preciosa.
-¿Pasó algo entre vosotros?
-Al principio no. Yo estaba loco por ella, pero pensaba que ella solo me veía como a un idiota que suspendía siempre. De la biblioteca, pasamos a estudiar en su casa o a la mía. La verdad es que mejoré y mis padres estaban encantados con ella, hasta que un día que fui hasta su casa, la encontré hablando con un chico de nuestra clase. Siempre sospeché que él sentía algo, pero hasta aquel día no había tenido ninguna prueba. Se estaban despidiendo y sin más, él le dio un beso en los labios y se marchó corriendo. Hannah le siguió con la mirada un rato pero cuando se volvió para entrar en el portal y me vio, vi algo en sus ojos que me hizo reaccionar. Desde ese día, mi rendimiento bajó de nuevo y se dio cuenta. No quería admitir que verles me había puesto celoso, pero ella insistía en que se lo contase y entonces no pude más y la besé. Para mi no era un amor adolescente. La quería más que nada en el mundo, conseguía que fuese mejor como persona. Necesitaba estar con ella. Al separarnos me miró como nunca nadie lo había echo. Me sentí la persona más querida y feliz del mundo y volví a besarla.
Lo que quedaba del verano lo pasamos en grande. Íbamos juntos a todas partes y éramos dos críos de instituto felices. Aprobé el examen y ella estuvo allí hasta que salí para decirle que lo había conseguido.
Cuando empezamos de nuevo el instituto, mis amigos creyeron que salir con ella no me convenía, me convencieron de que por su culpa, había estado todo el verano sin quedar con ellos y que les había dejado de lado. Me sentí fatal por haberles hecho aquello y rompí con ella.
A los pocos meses, a causa de algunos problemas en casa tuve que dejar las clases y ponerme a trabajar. Sin embargo, me escapaba siempre que podía para ir a verla con la excusa de ver a mis amigos. La observaba desde lejos deseando volver a besarla. Comprendí que ninguno de los dos volvería a ser el mismo. Que una parte de nosotros había muerto y desee más que nunca no haberles escuchado.
-¿Así que tú fuiste el chico que le rompió el corazón en el instituto?
-El mismo, pero te aseguro que no volví a enamorarme hasta que conocí a Rachel, y eso fue dos meses antes de romper con Hannah.
-¿Crees que seremos capaces de hacerla volver?
-Estoy seguro de que sí.
-No puedo esperar. No soporto esta maldita espera.
-Esperemos entonces a que el avión salga a su hora- llegaron al aeropuerto un poco justos de tiempo, cogieron el equipaje y miraron en los monitores la puerta por la que debían embarcar y corrieron hacía ella. La azafata les miró con una sonrisa pero ninguno de los dos le prestó atención. Se limitaron a darle sus billetes y a entrar en el avión. Les permitieron subir con el pequeño equipaje con el que viajaban y guardarlo en los compartimentos que había sobre los asientos.
El viaje se les hizo eterno. Jeremy intentaba sin éxito entretener a Jason y terminó poniéndose nervioso.
Cuando la azafata les anunció que iban a aterrizar y que se abrocharan los cinturones, Jeremy respiró aliviado. Salieron de allí buscando un taxi para que les llevase a casa del abuelo de Richard. El trayecto volvió a hacérseles interminable.
-La primera vez que vine no me pareció tan eterno.
-La primera vez sabías que lo que te esperaba era bueno. Ahora, no sabemos con que nos vamos a encontrar.
-Tus ánimos me matan tío.
-Pensaba que querías que fuese sincero.
-Si, pero no tanto.
-Menos mal que ya hemos llegado.- Jeremy pagó al taxista mientras Jason sacaba el equipaje del maletero. Juntos esperaron a que les abrieran la puerta tras llamar al timbre. William abrió la puerta. Sabía que vendrían. Richard se lo había dicho cuando le llamó para decirle que Hannah estaba allí.
-¿Dónde está?
-En la habitación en donde se instalaron la vez anterior.
-Gracias- subió precipitadamente las escaleras con Jeremy pegado a sus talones. Entraron en la habitación y allí estaba, dormida, como si nada hubiese ocurrido. Jason sintió ganas de llorar al pensar en todo lo ocurrido y Jeremy pensó que lo mejor era dejarles solos. Bajó hacia la entrada y el ama de llaves le pidió que le acompañara hasta el salón donde poder tomarse una taza de te tranquilamente.
Mientras sujetaba la taza pensó en el bebé, en porque había tenido que perderlo. Porque no siguieron más el rastro de Juan, porque se tranquilizaron al no saber nada de él, y entonces no aguantó más y lloró.


-¿Cariño, me oyes?- le susurró al oído mientras la cogía de la mano.- Sé que puedes oírme. He venido a buscarte porque no puedo estar en casa sin ti, porque todos te echamos de menos. Jeremy se ha venido conmigo a buscarte. Él también está triste por lo del bebé. Sé que lo querías cariño pero no puedes refugiarte aquí siempre.- Hannah no abrió los ojos, pero Jeremy sabía que le escuchaba porque las lágrimas así lo demostraban. Consciente o no, Hannah le oía.
Jason se quedó allí hasta la hora de cenar. Jeremy fue a buscarlo y de paso ver como estaba Hannah. Les encontró a ambos dormidos y se los quedó mirando un buen rato hasta que el chico despertó por si solo.
-¿Ha despertado?
-No, pero he estado un buen rato hablando con ella y estoy seguro de que puede oírme.
-Eso es bueno. ¿Cómo estás tú?
-Estoy bien ahora que estoy con ella, pero me preocupa más cuando despierte. Estoy seguro de que no lo pasará muy bien. ¿Tú estás bien?
-No lo sé. Ha sido un golpe muy duro y la verdad es que no está siendo fácil, pero no quiero hundirme. La que peor lo está pasando es ella y creo que lo mejor que podemos hacer es apoyarla y estar a su lado.
-Me alegra que hayas venido. Yo no habría podido llegar hasta aquí.
-No te subestimes. Voy a llamar a Rachel para contarle que hemos llegado y no preocuparla. Te espero en el comedor.
-Bajo enseguida.- cuando Jeremy cerró la puerta tras él, Jason decidió quedarse un poco más hablando con la chica.- Ahora voy a ir a comer algo. Ojala abrieras los ojos y me vieras. Hemos llegado hasta aquí juntos y aunque no siempre ha sido fácil, no nos hemos rendido. No lo hagas tú ahora- acercó sus labios a los de ella y la besó.- Todo volverá a ser como antes, te lo prometo.


Hannah despertó poco después de que Jason se fuese. Se levantó como pudo para acercarse al espejo. Miró a su alrededor y se preguntó cuantos días debía de hacer que estaba allí, pero no podía seguir lamentándose, no podía seguir huyendo. Tenía que ser fuerte, no solo por ella, sino también por aquellas personas que la querían. Tenía que serlo por el hijo que acababa de perder.
Abrió el armario y encontró su ropa perfectamente colocada. Tras darse una larga ducha, se vistió. Se encontraba bastante repuesta y le apetecía salir un poco al jardín.
Deseaba llamar a Jason pero no sabía muy bien que decirle.
Bajó lentamente las escaleras. Miró en el salón pero no había nadie, así que entró en el comedor. Ver allí a Jason y Jeremy le removió viejas heridas pero no quería darse la vuelta, sino mostrarles su mejor sonrisa. William que fue el que la vio primero, se le iluminaron los ojos al ver que se encontraba mejor.
-Buenas noches señorita. ¿Desea comer algo?- ambos chicos dejaron de comer al verla. Se levantaron de golpe para abrazarla.
-Uno a uno por favor que me vais a aplastar.
-¿Estás bien?- Jeremy estaba preocupado. Hannah siempre había sido fuerte y cuando la vio en la cama tan pálida o cuando la encontraron en el suelo rodeada de sangre, creyó que no se recuperaría.
-Me siento mejor, pero tengo un poco de hambre y me apetece salir al jardín.
-Si lo desea, le llevaré algo de fruta fuera.
-Es usted muy amable. Me gustaría- al ver como se miraba la pareja, Jeremy desapareció momentáneamente para avisar a todos de que Hannah había despertado.
-No puedo creer que hayas venido hasta aquí.
-¿Cómo iba a quedarme en casa sin ti? ¿Por qué te fuiste?
-Sentí pánico. El dolor era insoportable y no veía capaz de aguantarlo.
-Nunca en mi vida he tenido tanto miedo como cuando vi que no estabas en la habitación del hospital.
-Lo siento. No lo pensé. Supongo que debía haber hablado contigo.
-Hubiese sido lo mejor.
-No sé que me pasó. De pronto una parte de mi había desaparecido y yo quería hacer lo mismo. Debí pensar en alguien más que solo en mi misma.
-Tampoco hace falta que te eches la culpa.
-Pero es que lo siento. Deja que me disculpe.
-Me basta con que la próxima vez cuentes conmigo.
-Mejor será sino hay una próxima vez.
-¿Sabías que vendría a buscarte?
-Sabía que cuando me encontraras estaría lista para volver.
-¿Y lo estás?
Creo que sí. Cuando desperté, pensé en todas aquellas personas que se preocupaban por mi, todas las personas que esperan contarme sus problemas, sus mejorías… y comparado con eso, lo mío no es nada.
-Bueno, alguna vez tenías que pensar un poco más en ti. Es una lástima que haya tenido que ser por este motivo.
-Lamento haberme marchado.
-Lo importante es que estás bien y ahora estamos juntos- se abrazaron durante un buen rato y al separarse, Jason le besó la nariz.- Te quiero.
-Lo sé. Yo también te quiero.
-Vayamos a buscar a Jeremy y salgamos fuera.
-Perfecto.- Ambos miraron boquiabiertos como ella devoraba la ensalada de fruta que le había preparado la cocinera. Hacía casi una semana que no comía y apenas masticaba. Lo engullía todo.
-Jeremy me ha contado vuestra historia de instituto. ¿Por qué no me dijiste que había sido él?
-Porque es algo que forma parte del pasado y en su momento ya me dolió lo suyo.
-Yo siempre creí que lo habías superado, que no había sido tan importante como para mí.
-Ya ves que no. Nunca demostré hasta que punto estaba dolida para no darles esa satisfacción a tus amigos. Además, te fuiste.
-Si, y coincidió con tu etapa de rebeldía.
-¿A que te refieres?- Jason estaba desconcertado.
-Poco después de que Jeremy dejase el instituto, yo empecé a faltar a clase. Quedaba con mis amigas pero terminábamos yéndonos por ahí. Duró cerca de dos meses. Me pasé el verano estudiando para recuperar las clases.
-Creía que tú pasabas los ratos libres observándola.
-Pues si. Intentaba escaparme siempre que podía. Me sorprendió mucho que faltase a clase por voluntad propia.
-Las mujeres siempre esconden algo. No hay quien las entienda.
-¿Perdona, como dices?- Hannah les sacó la lengua antes de acercarse otro trozo de fruta a la boca.- El problema es que vosotros no lo comprendéis.- Los chicos la miraron con una sonrisa. Daba gusto verla de nuevo ser ella misma. Ahora solo debían llevarla de nuevo a casa.
-Chicos yo me voy a la cama. Hasta mañana.
-Buenas noches- dijeron a la vez.
-Gracias de nuevo.
-No tienes porque dármelas. Lo he echo porque es importante.- y se fue.
-Que suerte he tenido de que viniese conmigo.
-Es un gran chico.
-Si, y te quiere muchísimo.
-Yo también le quiero mucho. ¿Cuándo queréis volver a casa?
-Cuando estés preparada. Esperaremos hasta que quieras marcharte.
-¿Podemos irnos en el próximo vuelo?
-Si es eso lo que quieres.
-Quiero volver a casa y recuperar la normalidad, pero antes quiero pedirte algo.
-¿Qué es?
-Quiero vaciar su habitación y cerrarla.
-Me ocuparé de eso cuando volvamos, lo prometo.
Hannah levantó la vista hacia la luna y una a una dejó que las lágrimas resbalaran por sus mejillas. Mentalmente se despidió de su niño y abrazó a Jason hasta que el dolor fue desapareciendo.
-Saldremos de esta cariño. Vamos a estar juntos para superarlo. No voy a dejarte nunca.
Y por primera vez desde la triste noticia, Jason también se desahogó.

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