miércoles, 30 de noviembre de 2011

Capítulo 04

Jason permaneció un buen rato tumbado antes de levantarse, dejó que el despertador 
sonara sin molestarse en apagarlo.
Pensó en lo sucedido las dos últimas noches y llegó a la conclusión de que tenía que 
quitarse a Hannah de la cabeza.
Se obligó a si mismo a levantarse y meterse en la ducha pero aquello tampoco le ayudó. 
Quería estar con ella. Estaba seguro de que era la mujer de su vida.
Recordó lo que había dicho en la cena cuando le explicó como podía saber que había 
encontrado a la persona adecuada.
Él había echo algo por ella sin pensarlo, la había ayudado a engañar a Jeremy.
También se sentía solo antes de que se separaran para ir a sus respectivas casas.
Sentía que estaban hechos él uno para él otro pero no sabía como demostrárselo.
Se prometió que haría lo que fuese necesario para que Hannah abriese los ojos.
Se afeitó y vistió con uno de sus mejores trajes. Aquel día tenía una reunión con el 
presidente de una compañía informática con la que tenía pensado fusionarse.
Llegó a la oficina relajado. Tenía el presentimiento de que todo saldría bien.


Cuando Silvia llegó a la oficina, Héctor la esperaba en su mesa con una gran sonrisa en los labios.
-¿Qué has hecho ahora?
-¿Por qué supones que he hecho algo? Acabo de llegar.
-Entonces ¿a que viene esa sonrisa?
-Ayer hable con Carlos- Aïda le había contado lo que pasó la noche de la fiesta con el chico, pero sentía curiosidad por conocer la otra versión.
-¿Vas a contarme que te ha dicho o voy a tener que sacártelo a la fuerza?-preguntó al ver que él no decía nada.
-Te lo diré si comes conmigo.
-Los chantajes no me van y no pensaba que tú fueses capaz de utilizarlos. Si te soy sincera no pensé que necesitarás una excusa para que comiésemos juntos- ahí estaba otra vez. Volvía a mostrarse fría con él- Si me lo hubieses pedido podía haber contestado que sí.
-En ese caso, ¿Te gustaría que comiésemos juntos?
-Lo pensaré.
-Hace apenas cuatro meses que trabajamos juntos, y siempre me haces lo mismo. Al principio eres un encanto y cuando intento acercarme un poco más, construyes un muro de hielo a tu alrededor- ella le miró con tristeza y al mirarla se arrepintió de lo que había dicho- Lo siento Silvia, de verdad.
-No importa, al fin y al cabo tienes mucha razón. Supongo que no cuenta que pueda tener mis motivos.
-Debes tenerlos si hay en ti esa tristeza tan grande en tus ojos- se acercó a ella para secarle las lágrimas pero Silvia no quería que nadie de la oficina percibiera nada, así que se disculpó y se encerró en el cuarto de baño.
Volvió al poco rato, se dirigió a su mesa e intentó concentrarse en su trabajo. No volvió a mirar a Héctor ni él insistió en lo de comer juntos.
A media mañana no aguantó más y le escribió un correo.
<<¿Interrumpo? Sólo quiero asegurarme de que estas bien y que no piensas que soy un 
pesado porque quiero comer contigo y conocerte>>.
Al leerlo sonrió. Héctor le gustaba mucho, pero no estaba preparada para confesarlo.
Decidió responder finalmente <<Comeré contigo si prometes contármelo todo>>.
Héctor casi no podía creerlo. De pronto se sentía muy feliz. Nunca se había sentido así con
nadie.
En lugar de contestarle, se levantó de su mesa y se acercó a la de la chica para hablarle 
dulcemente.
-Vengo a decirte que estoy encantado de que aceptes comer conmigo.
-Lamento lo de antes, no soy demasiado buena intimando.
-Ni yo tampoco. Podemos aprender juntos. Será una actividad interesante.
-Lo tendré en cuenta.
Hannah olvidó todos sus problemas en cuanto llegó a la oficina, pues Annette, su secretaria y mejor amiga la esperaba con una carpeta llena de historiales de pacientes.
Mientras entró en su despacho escuchó pacientemente todos los recados que tenía y aparte 
las lamentaciones de la chica porque no encontraba al hombre ideal.
-Eso nos pasa a todas, y de nada sirve pasarlo mal.
-Quizá no, pero tampoco hacemos nada para evitarlo. Nos duele y lo demostramos.
-Es una teoría interesante.
-Si que lo es, pero no pensemos en eso ahora. Tienes un día bastante movidito. Por cierto, 
ha llamado un amigo tuyo- miró su libreta y añadió- Carl. Ha dicho que volvería a llamar.
-Que raro, ¿no te ha dicho que quería?
-¿Carl es tu ex novio no? ¿Al que dejaste por Jeremy?- Hannah asintió- Aún no le conozco 
en persona, pero por lo que me has contado, parece el típico chico del que podría
enamorarme.
-Bueno si vuelve a llamar dile que se pase por aquí y te lo presento. La verdad es que es 
muy atractivo.
-Ten por seguro que si lo hace se lo diré.
-En fin, allá voy- dijo sentándose.
-¿Comemos juntas?
-Hoy no puedo, Sean vendrá a casa. Pero quedamos para tomar un café. ¿Echo?
-Por supuesto. Hasta luego. No te canses- la dejó para que se pusiera al día con todo el 
papeleo. No hacia mucho que le había cedido un despacho más grande así que se acercó a 
la radio, puso música y volvió a sentarse.
Carl se presentó a media mañana. Había algo que quería hacer desde que se enteró de que Hannah y Jeremy lo habían dejado.
Se acercó a Annette y ella se quedó mirándole embobada.
-Vengo a ver a Hannah ¿está muy ocupada?- estaba muy serio y la chica se preguntó si siempre se mostraba así.
-Esta un poco liada con algunos papeles pero creo que podrás entrar. Dime tu nombre.
-Soy Carl, he llamado antes.
-Vaya, es cierto. No te había reconocido la voz- esta vez él sonrió y creyó deshacerse mientras le miraba. A Carl le gustaba el acento de aquella chica. Siempre le había gustado el acento francés- Enseguida le diré que estas aquí.
-Gracias- Annette descolgó el teléfono y marcó la extensión de Hannah. Tardó un poco en responder.
-Dime.
-Carl está aquí y quiere verte ¿le digo que espere?- y en voz baja añadió-¿Cómo pudiste dejarle? No había visto nunca a un tío como este.
-Entonces debería decirle que venga de vez en cuando.
-Si, eso ayudaría bastante.
-Hazle pasar por favor- colgaron e inmediatamente se lo comunicó a Carl.
Éste entró en le despacho de la chica. Era obvio que ella misma lo había decorado pues toda su presencia permanecía en aquel lugar.
-¿Cómo es posible que puedas aclararte detrás de tantos historiales?
-Supongo que es cuestión de acostumbrarse.
-Si, como todo- Hannah notó que intentaba decirle algo pero que no sabía como.
-Carl, ¿qué ocurre?- se le acercó y le obligó a mirarla. Entonces él la atrajo hacía si mismo para besarla. Cuando se separaron, Hannah le miró con tristeza.
-No me mires así por favor- empezó a pasearse por el despacho como un león enjaulado- Tenía que hacerlo. Necesitaba saber si seguía enamorado de ti o ya lo había superado.
-¿Y lo estas?- esperaba que no. Ella no podía corresponderle.
-Puede que si, que siempre lo esté. Una parte de mí siempre te seguirá amando y seguro que a Jeremy le ocurrirá lo mismo. El hecho de que haya otra en su vida no cambia nada.
-Yo no quiero que te estanques en mí. Quiero que encuentres a otra y que seas feliz con ella.
-Y lo haré, pero ¿comprendes que haya tenido que hacerlo?
-Si era el único modo de estar seguro de lo que sentías, me parece bien.
-Ahora que estoy convencido de que mis sentimientos no se interpondrán, me quedo más tranquilo- miró la hora y después a ella de nuevo- Tengo que irme. Hasta la próxima.
-Adiós- cuando Carl hubo cerrado la puerta tras de si, la chica no pudo evitar reírse.
La vida daba tantas vueltas que a veces era difícil saber cuando parar.
Carl había superado finalmente lo que sentía por ella. Jeremy estaba rehaciendo su vida, ¿pero y ella? ¿Qué hacia ella? Estaba harta de encerrarse a llorar. Quería aprovechar todo lo que estuviera a su alcance. Quería estar con Jason- de pronto reaccionó, descolgó apresuradamente el auricular y marcó el número de Silvia.
-¿Diga?
-Hola, ¿que tal?- no esperó a que contestara- ¿Tienes a Héctor ahí?-Si, claro. Ahora mismo íbamos a salir a comer. Te lo paso- le pasó el auricular a su compañero que la miró extrañado de que Hannah quisiera hablar con él.
-Dime, ¿qué ocurre?
-Tengo que hablar con Jason y me preguntaba si podías darme su número. Es muy importante.
-Claro. ¿Tienes donde apuntarlo?- se lo dio y tras darle las gracias se despidió.
Héctor se volvió hacia Silvia, que tampoco parecía saber que ocurría. Llegaron a la conclusión de que si ocurriera algo malo, Hannah se lo habría contado.- Imagino que al final descubriremos el misterio.
-Yo también lo creo.- consultó su reloj e insistió en irse a comer.
Tras haber colgado, Hannah marcó una docena de veces el número de su vecino pero sin esperar a que sonara. Colgaba antes de que diese alguna señal.
Cuando Annette entró en su despacho para decirle que se marchaba, decidió hacer lo mismo y probar suerte por la tarde.
Había quedado con Sean y no quería hacerle esperar. Llegó a casa, y el chico aún no había llegado.
Puso una olla con agua en el fuego y preparó la pasta para echarla en cuanto hirviera.
Mientras esperaba preparó una ensalada, y puso la mesa.
Cuando ya lo tenía todo preparado, llamaron al timbre.
Sean se disculpó por el retraso, pero Hannah estaba muy feliz y no le importó.
-Yo que creí que iba a encontrarte enfadada por lo de tu coche. Algo ha cambiado, ¿no es así?
-Imagino que si, pero no tiene importancia ahora. Vamos a comer antes de que se enfríe.- Sean cogió una cerveza y el agua de la nevera y la siguió hasta el comedor.
-¿Qué tal el día?
-He estado poniendo en orden unos historiales y esta tarde tengo unas cuantas visitas, así que hasta la noche no volveré.
-¿Y fuera del trabajo? Carl me llamó para preguntarme si era buena idea ir a verte para que solucionara una duda que tenía.
-Si, vino.- de haber estado informada, quizá no se habría sorprendido tanto por lo ocurrido. Sin embargo se alegraba de que Carl ya no tuviese más dudas.- y me besó.
-¿Cómo dices?- se esperaba cualquier cosa del chico, pero no eso.-¿Qué significa que te besó?
-Pues exactamente eso. Me dijo que necesitaba hacerlo para estar seguro de que ya no me amaba.
-Vaya, pues estoy flipando. No debiste sentirte muy a gusto cuando ocurrió.
-Al principio pensé que quizá todavía sentía algo por mí y debo decir que me tranquilizó saber que no era así.
-Está loco de atar. Te aseguro que cada día me sorprende más. Ben y yo todavía no podemos creernos que se atreviera a pedirte salir.
-Lo sé. En una ocasión me dijo que tardó seis años en decidirse a hacerlo.
Cierto, la verdad es que estaba loco por ti. En realidad pienso que tenía miedo a que le rechazaras.
-Bueno, eso ya pasó. Ahora estamos bien así.- Sean sospechaba que desde que la había visto por última vez, algo había cambiado, pero no se atrevió a preguntar.


Jason llegó satisfecho a su casa después de la reunión. Todo había salido como tenia previsto. Al ir hacia su portal, vio a Hannah y al ex novio de Aïda. Estaban intentando arrancar el coche de ella y cuando finalmente lo consiguió, Hannah abrazó a su amigo.
-Me has salvado la vida. Gracias Sean.
-La próxima vez, acuérdate de cerrar las luces.
-Pero si es una excusa para que vengas a casa a comer.
-¡Que tonterías dices! Me encanta comer contigo. Debería mudarme contigo, así al menos comería sano.
-Interesante. Deberíamos hablarlo un día de estos.
Desde donde estaba, Jason comprobó aliviado que Hannah volvía a estar bien.
Su sonrisa parecía sincera y había recuperado el brillo en sus ojos.
Deseaba acercarse y decirle que quería estar con ella. Protegerla y cuidarla, pero no se atrevía.
Temía que saliera huyendo. Pensó en llamar a su despacho y quedar con ella, aunque tuviese que ir como paciente.
Se preguntó que había cambiado. Fuera lo que fuese era bueno y se alegraba por ella.
Al final decidió no decirle nada por el momento. Ya se le ocurriría un modo de acercársele.
Al llegar a su piso, cogió una cerveza de la nevera, sacó una lasaña del congelador y la puso en el microondas.
Cuando se sentó a comer, se rió al ver su comida. Era tan diferente a lo que había cenado en casa de Hannah.
Recordó su sonrisa, cuando la vio con su amigo hacía apenas un par de horas.
Se había alegrado por ella, pero de pronto sintió miedo. ¿Y si estaba feliz porque había vuelto con Jeremy? No había pensado en esa posibilidad. Se incorporó de golpe y marcó el número de Héctor.
Quería hablar con Silvia y preguntarle si sabía algo.
-¿Diga?
-Tío, es muy importante. ¿Esta Silvia contigo?
-¿Se puede saber que pasa hoy? Primero llama Hannah preguntando por mí, para pedirme tu número y ahora llamas tú y preguntas por Silvia. Hannah también dijo que era importante. ¿Ha pasado algo?
-¿Dices que pidió mi número? Pues no me ha llamado. Pásame a Silvia.- y lo hizo.
-¿Qué pasa?
-¿Sabes si Hannah y Jeremy han vuelto?
-No lo sé. No me dijo nada cuando me llamó antes- aunque tampoco le había dado tiempo. Miró a Héctor y frunció el ceño. No entendía nada.- Aunque es muy poco probable así que quédate tranquilo.
-Gracias. Hasta pronto.- se alegró al saber que había llamado a Héctor para pedirle su teléfono. Se preguntó que querría decirle. Posiblemente se disculparía por haber salido huyendo de su casa.
Aún así se sentía feliz y quería verla. Pensó de nuevo en la posibilidad de ir a verla a su oficina y tras darle muchas vueltas decidió que lo haría.
Ya tenía ganas de ver la cara que se le quedaría a Hannah cuando le viera allí.
Aquella tarde se la pasó trabajando y cuando terminó, buscó en Internet información sobre la oficina de Hannah. Encontró un video de una entrevista que una famosa revista de psicología le había echo a principios de empezar a trabajar allí. La vio completamente absorto en ella. A pesar de que el tema principal era acerca de que era la primera chica que había conseguido un trabajo en una oficina tan importante como lo era para la que trabajaba, el entrevistador se centró también en ella como mujer y no solo como psicóloga.
-¿Qué es lo que buscas en un hombre?
-Creo que alguien que se parezca a mi y que al mismo tiempo no sea como mirarme en un espejo. Quisiera que esa persona supiera como y cuando quiere cada cosa, sin dudar y sobretodo que haga tonterías con tal de estar conmigo y hacerme reír.
-¿Te has enamorado alguna vez?
-Si, en el instituto. Pero no salió bien y a veces todavía es doloroso recordarlo.
-¿Algo importante que siempre digas a las personas que vienen a verte?
-Bueno es más bien un consejo y para todo aquel que quiera oírlo. Les digo que no importa lo que la gente opine de ellos, porque son ellos quienes a la larga importan y que no debe haber nada que los detenga cuando desean conseguir algo. Si lo quieren, deben luchar por ello.
-Me tienes fascinado- aquello hizo reír a la chica- y tienes una sonrisa muy bonita.
-¿Esta intentando ligar conmigo?
-Si lo hiciera, seguramente mi jefe me mataría por no centrarme en la entrevista. Dime, ¿por qué elegiste la psicología?
-Siempre me ha gustado escuchar a los demás y ayudarles.
-¿Y cuando eres tú la que tiene un problema? ¿A quien acudes?-Tengo la suerte de que siempre he podido hablar con mis padres y mi hermana de todo y además tengo unos amigos estupendos que siempre están ahí.
-Bueno pues creo que esto es todo. Ha sido un placer hablar contigo. Espero que volvamos a vernos.
-Me alegra haberle ayudado. Gracias por venir.
-Gracias por recibirme- y así acabó la entrevista.
En aquel video, Hannah estaba muy diferente, pero seguía siendo preciosa y cada vez se enamoraba más y más de ella.
Miró de nuevo el video, y le parecía que no era la misma persona. En aquella entrevista no era tan obvio que estaba dolida, aunque si se veía algo de tristeza en sus ojos. ¿Quién debía ser el chico del que se enamoró en el instituto? ¿Y que le hizo para que fuese tan doloroso?

Hannah llegó a su despacho llena de energía. Saludó a su primera visita y le invitó a entrar.
Avisó a Annette que no le pasara ninguna llamada y seguidamente entró y se acomodó en su silla.
Abrió el historial de aquella paciente y observó algunos cambios realizados desde la primera vez que se vieron.
-Estamos llegando a donde queríamos, lo cual significa que estas mejorando un montón.
-Han sido unos meses muy duros. Pensaba que me hundiría.
-No es bueno echarse la culpa de todo ni tampoco sentirse insignificante. Cuanto antes se comprenda esto, mejor para uno mismo. Y dime, ¿solucionaste el problema con tus padres?- desde que era pequeña que la habían culpado de todas las cosas terribles que ocurrían a su alrededor. Ya le había confesado que quiso suicidarse pero un amigo suyo le habló de ella y quiso probar suerte.
Cuando la conoció, supo enseguida que le gustaría, así que se buscó un trabajo y pagaba las sesiones con lo que ganaba.
-Si, les dije que los únicos culpables de lo que ocurría eran las personas que lo hacían. Decidí irme de casa. Estoy viviendo con Ryan, el amigo que me habló de ti. Trabajo de día y me estoy sacando la carrera por la noche.
-Pero eso es mejor de lo que esperaba. Se ve que estás genial. Ya no me necesitas ¿Por qué has venido entonces?
-Bueno, Ryan y yo vamos a casarnos y seremos padres a mitades de mayo- Hannah se levantó para felicitarla y abrazarla.- Al principio me asustaba parecerme a mi madre, pero ahora que por fin he hablado con ellos, ya no tengo miedo- buscó en su bolso y sacó una invitación de boda. Ryan y ella siempre se habían gustado, pero al parecer no lo sacaron a la luz hasta que se fueron a vivir juntos.- Queremos que vengas. Puedes venir con Jeremy.
-Hemos roto, pero iré encantada. Me alegro mucho Ally, se verdad.
-Bueno si quieres puedes venir con un amigo, o con quien quieras, no lo dudes.
-Gracias. Lo haré.- se despidieron con un abrazo y la acompañó hasta la salida.
Annette la observó mientras se despedía de Allison. Hannah estaba radiante. Había cambiado de humor desde aquella mañana. Cuando Allison se fue, se acercó a preguntárselo.
-Te veo diferente ¿Ha ocurrido algo esta mañana?
-En realidad si, y ahora hablando con Allison me he dado cuenta de que hay gente que tiene más problemas que yo pero que rehace su vida y es feliz.
-Si, y luchan para conseguirlo ¿No es ese tu consejo favorito? Quizá deberías empezar a hacerte caso a ti misma.
-Yo también lo creo- suspiró y volvió a hablar.- Que pase el siguiente por favor.


Héctor y Silvia habían ido a una cafetería cercana a la oficina para comer algo. Ambos pidieron bocadillos y una ensalada para compartir.
-Bueno, desvélame el misterio. Aïda me dijo que nunca la habían echo sentirse tan querida y menos cuando solo era sexo.
-Pues para Carlos creo que fue algo más. Me parece que le gusta mucho tu hermana.
-Párale los pies porque Aïda no quiere ninguna relación seria. Si Carlos quiere estar cerca de ella, tendrá que aceptar eso.
-¿Y si decide arriesgarse?
-Hay dos posibilidades. Que Aïda finalmente se rinda y lo acepte o que le aparte definitivamente de su lado.
-¿Y tú que crees que ocurrirá?
-No tengo ni idea, pero te aseguro que sea lo que sea, me sorprenderá.


Jason se armó de valor y se decidió a ir a verla. Pensó mucho en lo que le diría y se decepcionó mucho cuando al llegar, la secretaria le dijo que Hannah iba a estar muy ocupada aquella tarde.
Cuando se marchaba hacia el ascensor cabizbajo, se abrió una puerta tras él y se volvió al oír la voz de la chica.
-Espero verle la semana que viene. Cuídese mucho.- antes de que pudiera volver a entrar con el siguiente paciente, Annette la llamó para decirle que habían ido a verla. Señaló dirección al ascensor y vio que Jason la miraba con cariño.- ¿Qué haces aquí?
-Necesitaba hablar contigo, pero me han dicho que estabas ocupada así que mejor lo dejamos para más adelante.
-Podemos cenar juntos si quieres. Yo supongo que a las diez estaré fuera como muy tarde. Además también hay algo que quiero decirte.
-Cocinaré yo. Ven a casa. Te espero sobre las diez y media.
-Allí estaré. Hasta luego.- cuando Jason se marchó, Annette vio como la chica entraba en su despacho con una sonrisa en los labios.
Lo que quedaba de tarde pasó volando para los dos, Jason ordenó su piso, fue de compras y a las diez en punto ya lo tenía todo preparado, solo le faltaba la cena, y la chica.
Se preguntó que querría decirle Hannah, parecía importante. Fuera lo que fuese estaba tranquilo y seguro de que todo iría bien.
También a esa hora, Hannah recogía sus cosas para ir directamente a casa de Jason.
Bajó en el ascensor con Annette que había esperado toda la tarde para preguntarle por el chico que había ido a verla.
-¿Así que vas a cenar a casa de un chico?
-Es mi vecino y le gusto. Da la casualidad de que uno de sus amigos es compañero de trabajo de Silvia. Salimos el otro día y ayer cenó en casa. Nos besamos y debo añadir que aunque casi me muero de la impresión, sentí miedo y huí. Sin embargo esta mañana decidí que quería estar con él y durante la cena se lo diré.
-Es un gran paso. Parece un gran chico.
-Lo es. Siento que nos puede ir bien y quiero arriesgarme.- le contó a la chica de camino al coche, como se habían conocido y todo lo ocurrido hasta entonces. Al final no habían podido tomarse el café pero desayunarían juntas por la mañana y de paso Hannah le contaría todo de la cena.- Hasta mañana.
-Diviértete y no hagas nada que yo no haría.
Llegó a casa de Jason poco antes de la hora acordada. El chico estaba terminando de cocinar.
-Espero que te guste el pescado- había echo una lubina al horno con patatas para cada uno.
-Me encanta- él le ofreció una copa de vino y se sirvió una para si mismo.
Ambos pasaron al salón para sentarse a charlar, mientras terminaba de cocinarse el pescado.
Hablaron de cómo les había ido el día. Ella se alegró de que todo hubiese salido como él quería.
Cuando sonó el timbre del horno, pusieron el pescado en un plato y se sentaron a cenar.
-Todo esta delicioso Jason. Estoy impresionada.
-Gracias, significa mucho para mi que te guste.- la miró durante un rato, mientras ella le contaba anécdotas divertidas.
Deseaba besarla pero se contuvo al menos hasta que volviesen a sentarse en el sofá.
Al terminar de cenar, recogieron todo y ella le ayudó a lavar los platos.
De nuevo en el sofá, esta vez más juntos y relajados.
-¿Qué querías decirme?- al mirarle, comprendió que era el momento para decirle que quería intentarlo con él.
-Si he huido de ti es porque me asusta lo que me haces sentir. Cuando estoy contigo, no importa nada más. Quiero intentarlo, Jason. Sé que es precipitado pero algo me dice que puede funcionar.
-Dios mío, y yo que temía que pudieras pedirme que me alejara de ti... – y ya no lo resistió más. Dejó su copa en la mesita e hizo lo mismo con la de ella para besarla. Separó sus labios lentamente con la lengua, dejándose llevar por lo que sentía.- Voy a hacerte muy feliz, en serio- ella se rió y se sentó sobre sus rodillas de cara a él para besarle nuevamente.
Se acostaron poco después abrazados en el sofá. Ninguno de los dos había querido precipitarse. Ya habría tiempo para eso.
Hannah se durmió en sus brazos mientras veían una película.
Jason no quiso despertarla y se pasó un buen rato acariciándole el pelo y mirándola.
-Te quiero.- dijo susurrándole al oído.
Aún no podía creer que hubiese ocurrido. Finalmente Jason también se durmió.
A la mañana siguiente, el teléfono móvil de Hannah les medio despertó.
La chica se levantó para cogerlo, intentando no despertar al chico.
-¿Diga?- respondió con un bostezo.
-¿Se puede saber donde estas? Son las nueve y media de la mañana.- Hannah se desperezó de golpe. Hacía media hora que debía estar en la oficina.
-Estaré allí en diez minutos- por suerte tenia ropa limpia en el despacho por si algún día surgía una emergencia. Al colgar, fue hasta Jason y le sacudió- ¡Jason, despierta! ¡Nos hemos dormido!
El chico se incorporó de golpe. Fue a la cocina y le preparó una taza de café mientras ella se lavaba la cara y se arreglaba un poco.
-Toma- dijo entregándole la taza.
-Gracias- la tomó en sus manos y se la acercó a la boca. Al mojarse los labios se los quemó.- ¡Dios!
-Perdona- la siguió hasta la puerta y esperó a que subiera el ascensor.
-No te preocupes. ¿Nos vemos esta noche y alquilamos una peli para verla mientras cenamos? Ya me traeré ropa para cambiarme por si acaso.
-Iré esta tarde a alquilarla. ¿Qué te apetece cenar?
-Comida china. Tallarines fritos con gambas.
-Echo. Hasta la noche- se acercó a besarla y antes de que cerrasen las puertas del ascensor, se asomó para decirle una última cosa.
-Yo también te quiero- y se cerró la puerta ¿Entonces lo oyó cuando se lo había dicho mientras él creía que estaba dormida? Sonrió y entró para ducharse. A pesar de que no la conocía, era consciente de que nadie le había echo nunca tan feliz.
Cuando llegó a la oficina, se preguntó que podría hacer para sorprenderla.
Decidió que le compraría flores. Ya podía imaginarse su sonrisa, y sólo por eso ya merecía la pena.
Intentó centrarse en su trabajo, pero le resultaba difícil no pensar en ella. A mediodía no pudo aguantar más y la llamó.
-Hola cariño, ¿qué tal?- Jason sintió que le faltaba el aire al oírla decir aquello.
-Aburrido. Tengo ganas de irme y tendré que comer aquí.
-Creí que te gustaba tu trabajo. Yo tampoco iré a casa. Como llegué tarde para el desayuno, le prometí a Annette que comeríamos juntas- ya le había hablado de ella y de Richard y de que a este le había visto en la fiesta a la que fueron cuando se conocieron. Jason dedujo que era el chico con el que la había visto en el jardín.
-Y me gusta, pero te echo de menos. Me está pasando el tiempo muy despacio.
-Lo se, pero no puedes descuidar tus obligaciones. Tienes una empresa y si quieres verme esta noche tendrás que ponerte las pilas.
-Eso es chantaje, pero tienes razón y te quiero.
-Yo también. Tengo que colgar. Hasta luego.
-Hasta la noche.- ambos se sentían como en una nube en cuanto colgaron y desearon poder sentirlo durante mucho tiempo.
Terminaron con sus obligaciones y después se fueron a comer cada uno por su lado.


-¿Te ocurre algo? Ya hace unos días que siento que me escondes algo.
-No es nada. Lo que pasa es que he estado pensando mucho en Hannah.
Jeremy y Richard habían quedado para comer. Hacia tiempo que no se veían, desde que la pareja se separó.
-Debió de ser duro. Sabes que quiero a Hannah como si fuese mi hermana. Ella me hizo reaccionar y nunca le estaré lo suficientemente agradecido, pero lo cierto es que le hiciste mucho daño tío.
-Tampoco fue sencillo para mí, pero hubiese ocurrido tarde o temprano y posiblemente habría sido más duro. Rompimos antes de perdernos del todo.
-¿Y que has pensado?
-En todo lo que vivimos juntos, en lo estúpido que fui al alejarla de mí cuando estábamos en el instituto. No sé, hay demasiado en lo que pensar. Aun tengo cosas mías en su casa y me da pánico ir.
-Hay algo más, ¿a que si?
-El otro día la vi abrazada aun chico, y le besó. Al principio pensé que estaba celoso, pero en el fondo me alegré de que estuviese con otro.
-Aun la quieres, ¿no es eso?
-Siempre voy a quererla, y eso es algo que no va a cambiar. Me pasé diez años deseando volver a estar con ella, tener la oportunidad de demostrarle lo mucho que la quería. Al pensar tanto tiempo en ella durante ese tiempo, me convencí de que la amaba tanto que superaríamos cualquier cosa que nos ocurriese, pero en realidad, cuando rompimos, descubrí que vivíamos una mentira, supongo que por eso, en parte se terminó. Nos queríamos mucho, pero dejamos de amarnos hace ya tiempo.
-¿Rachel no tuvo nada que ver?
-No, aunque empezamos a salir nada más terminar lo de Hannah.
-En mi opinión vais a tener que afrontarlo tarde o temprano.
-Me da miedo que no quiera volver a hablar conmigo. Ahora ya no tenemos nada que salvar.
-Os queda lo que tuvisteis y podéis luchar por una amistad. No tenéis excusa.
Jeremy sabía que Richard tenía razón, aunque deseaba que las cosas fuesen distintas.


Cuando Annette salió de su despacho, Hannah intentó poner en orden sus pensamientos. Pensó en Jason y en la cena de aquella noche. Al pensar en la comida se le revolvió el estómago y sintió ganas de devolver.
Fue corriendo al cuarto de baño y bebió un poco de agua. Al sentir que se le pasaba, se quedó más tranquila, pero sabía que había algo que no estaba bien.
Se acercó al teléfono y marcó el número de su ginecólogo para llamarle.
-¿Diga?
-Soy Hannah Roberts.
-Hola preciosa, ¿Qué tal?- conocía a Hannah desde que era una niña, de cuando acompañaba a su madre a las visitas y ahora no sólo era el médico de su madre, sino también de las dos hijas.
-Un poco preocupada. ¿Cuándo podría hacerle una visita?- al ver que su voz reflejaba preocupación, el médico se puso serio.
-Ven el próximo miércoles a primera hora.
-De acuerdo, gracias.
-De nada. ¿Algo más?
-Por el momento no, pero si me ocurre algo más le llamaré.
-Hasta el miércoles.
-Adiós.

Antes de pasar por casa de Jason, decidió ir a su casa para coger algo de ropa por si volvía a dormir allí. Mientras buscaba las llaves en el bolso, chocó con un chico.
-Lo siento, estaba distraída- no había visto quien era.- ¿Estás bien?
-Eso te pasa por comprar bolsos tan grandes. Nunca encuentras nada- y entonces le vio. Era Jeremy.
-¿Qué estás haciendo aquí?
-No sabía si venir o no. He venido a por mis cosas.
-Ya… sube y cógelas.
-¿Cómo te va todo?
-Trabajo mucho Jeremy, ya lo sabes.
-¿Y que hay del chico ese con el que estabas el otro día?
-No puedo quejarme. Voy a ir a cenar a su casa. Solo vine a por ropa.
-Entonces te va más que bien.
Si- llegaron al piso y mientras ella cogía sus cosas, él fue al cuarto de baño y cogió del armario lo que allí tenía. Al cerrarlo, se miró en el espejo y vio en él todo lo que habían pasado juntos mientras eran pareja. Era más duro de lo que creía recordar, pero formaba parte de otra etapa de su vida y ya no podía mirar atrás.
Salió de allí y fue a la habitación. No pensó en que ella pudiese estar cambiándose, solo entró.
Hannah le miró extrañada pero siguió haciendo. Después de todo no era la primera vez que la veía sin ropa. Le sorprendió poder encontrarse cómoda ante aquella situación. Al darse cuenta de lo que ocurría, se disculpó y salió de la habitación.
Cuando la chica salió poco después ambos se rieron ante lo que acababa de ocurrir.
Se quedaron un rato hablando en el portal antes de irse cada uno por su lado. No pensaron que les resultaría tan fácil poder hablarse como si nada.
-No quiero perderte Hannah. Sé que te he hecho daño y soy más que consciente de ello, pero no quiero volver a perderte- iba a decirle que ella tampoco, pero de pronto sintió que todo daba vueltas y se agarró con fuerza al brazo de Jeremy.- Hannah, ¿estás bien? ¿Qué te pasa?
-No se, ya hace unos días que estoy rara. Seguro que es porque trabajo demasiado.
-Entonces trabaja menos. No quiero que te pase nada.
-Estoy bien. Quédate tranquilo.
-Lo estaré en cuanto vayas a ver a un médico y te diga que te pasa.
-Ya le he llamado. Iré a verle el miércoles.
-Así me gusta. ¿Quieres que te lleve a casa de ese chico?- no quería que cogiese el coche por si acaso.
-No hace falta. Solo tengo que cruzar el patio. Es mi vecino.
-Si que te lo has buscado cerca- la chica no pudo evitar reírse.
-La verdad es que me encontró él.- no estaba segura de si debía o no contarle la historia, así que finalmente decidió que lo haría más adelante.
-Cuídate. Te quiero.
-Lo se. Márchate ya- se despidieron con un beso en la mejilla, y ella esperó a que él subiese a la furgoneta de la empresa para ir a casa de Jason. Llegó más tarde de lo que esperaba, pero no contaba con la visita de Jeremy.
-Empezaba a pensar que cenaría solo.- dijo poniendo cara triste al abrirle la puerta.
-Ya ves que no. He pasado primero por casa.
-¿Significa eso que te quedas?
-Lo pensaré…-añadió con una sonrisa acercándose a besarle.
-Vamos a cenar. Espero que te guste la película que he elegido.
Mientras no sea de lucha, ni subtitulada ni nada así, me encantará.
-Menos mal entonces que no me he dejado convencer por el chico del videoclub.- cenaron sentados en el sofá mientras veían la película. Una comedía romántica que les encantó a los dos.
-Esto es genial. Me encanta.
-A mí también. ¿Qué tal el día?
-Bueno, en el trabajo bien, y cuando fui a casa me encontré a Jeremy que venía a buscar sus cosas.- no mencionó las ganas de devolver en el trabajo ni el mareo junto a su ex.
-¿Y ha ido todo bien?- le preocupaba que el echo de que Jeremy hubiese aparecido, cambiase algo entre ellos.
-Pues sí. Hemos hecho las paces. Somos oficialmente amigos, aunque es un poco extraño.
-Es mejor así. Es evidente que por poco o del modo que sea os necesitáis mutuamente- por como lo dijo Hannah preguntó.
-¿Estás celoso?
-Ponte en mi lugar Hannah…
-Ya lo hago, y me sentiría orgullosa de ti si fueras valiente al afrontar tu dolor de ese modo, como lo haré yo. Si te soy sincera, prefiero que Jeremy y yo seamos amigos a perderle del todo.
-¿Aun le quieres?
-Si. No del mismo modo, pero si.
-¿Volverías con él?
-Ahora estoy contigo, ¿no?
-Si, pero…
-Dudo mucho que vaya a ocurrir eso. Él es feliz ahora y jamás me perdonaría arrebatarle esa felicidad, como tampoco soportaría hacerte daño a ti.
Cuando la película terminó, Jason propuso que se fueran a dormir, pero cuando llegaron a la habitación Hannah recordó que había olvidado el pijama.
En cuanto le comentó a Jason la posibilidad de ir a buscarlo a su casa, éste se negó.
-Ponte uno mío. Toma- dijo alcanzándole la parte de arriba del que él iba a ponerse.
-Gracias- en cuanto se lo puso, se estremeció. Toda la parte de arriba de aquella pieza de ropa olía a él. Mientras se cambiaba, Jason fue a recoger las cosas de la cena. Cuando acabó, fue a ayudarle. En cuanto él la vio allí de pie, solo con la camisa abotonada, sin nada más que cubriese su cuerpo, se volvió loco.
-Te queda mejor a ti- se acercó lentamente a ella y la atrajo contra su cuerpo para estrecharla entre sus brazos.- Me tienes loco.
-Entonces quizá sería mejor que no me quedara.
-No se te ocurra pensar eso. Quiero que duermas aquí todos los días.
-Entonces será cuestión de que me mude.- dijo sonriendo. Jason la cogió en brazos y la tendió en la cama. Empezó a besarla en los labios. Hannah intentó controlarse hasta que empezó a desabrocharle el pijama mientras le besaba el cuello.

martes, 29 de noviembre de 2011

Capítulo 03

-Gracias por acompañarme hasta casa. Lo he pasado muy 
bien.
-Ha sido un placer. Lastima que haya terminado.
-¿Quieres subir a tomar la última copa?
-Me parece bien, así tendremos la oportunidad de 
conocernos un poco más- subieron hasta el apartamento y 
ella aprovechó para enseñarle el piso.- Tu hermana ha 
conseguido enloquecer a Carlos. Quien sabe a donde llegara lo 
suyo.
-Conociendo a mi hermana nunca se sabe. Creo que no 
quiere nada serio.- le sirvió su copa y fueron a sentarse en el 
sofá.
-¿Y que me dices de Hannah y Jason? Parece que se gustan. 
Jason ha perdido la cabeza por ella.
-Hannah acaba de dejarlo con su novio. Apenas hace una 
semana. Puede que se sienta atraída por él pero dudo que 
ocurra algo por el momento. Jason no puede encapricharse 
de ella porque esta dolida y eso solo conseguiría hacerle daño. 
Lo mejor es que no la presione, que intente ser amigo suyo 
pero nada más.
-¿Fue él quien rompió?- sentía curiosidad por todo lo 
relacionado con ella. Nunca había sentido nada parecido por nadie. Jamás había querido a ninguna mujer aparte de su madre. Le aterraba lo que sentía pero sabía que ya era tarde para echarse atrás.
-Creo que si y en el fondo pienso que Hannah era consciente pero no quiso afrontarlo por eso lo está pasando tan mal. Lo mejor que podrías hacer es hablar con él e intentar que lo entienda. Si de verdad Hannah le gusta tendrá que tener paciencia.
-¿Crees que lo superará?
-Hannah es una de las personas más fuertes que conozco y estoy segura de que volverá a ser la de antes y espero que pronto porque estamos todos muy preocupados.- se refería también a los chicos de la pandilla. Aunque Hannah intentaba aparentar que lo estaba llevando bien, era evidente que aun era doloroso.
Estuvieron hablando un rato más y al final Héctor se marchó aunque sin ganas. Hubiera querido quedarse con ella toda la noche.
Silvia se puso el pijama y se acostó en la cama. Pensó en Héctor, en lo a gusto que se sentía a su lado, pero tenia que frenarse, no quería sentir nada más que amistad hacia él. Se quedó dormida pensando en aquella noche y después de mucho tiempo se durmió con una sonrisa en los labios.


-Ha sido lo más alucinante que me ha ocurrido nunca.- Aïda sonrió y se incorporó para vestirse.
-Yo también he disfrutado. Hacia mucho tiempo que nadie me hacia sentir tan viva - miró a Carlos y se le acercó para besarle por última vez.- Ahora tengo que irme.
-¿Cuando volveré a verte?- no sabia que hacer para evitar que se marchara.
-No lo sé. Puede que la próxima vez que mi hermana y Héctor decidan quedar de nuevo.
-¿Por que no te quedas al menos hasta que se haga de día?- en realidad no quería marcharse.
-Me quedare con la condición de que al despertar tenga a mano un café recién hecho.
-De acuerdo. Quítate la ropa de nuevo. Dormirás mucho mejor.- Aïda obedeció aunque creía que volverían a hacerlo, pero Carlos se contuvo y ella lo agradeció. Se quedaron dormidos abrazados y no despertaron hasta el mediodía.


Hannah se levantó echa polvo aquella mañana. Se miró en el espejo y se rió de su aspecto. <<Dios mío, estoy espantosa>> se dijo a si misma.
Pensó en lo que podía hacer. No tenia ganas de salir, de modo
que se puso a hacer limpieza. Eso siempre la relajaba.
Fue de nuevo a su habitación para cambiarse de ropa, pues 
aun llevaba la de la noche pasada. Mientras se desvestía, fijó 
su mirada en el calendario. Estaban a mitades de mes y aun 
no le había bajado la regla. No le dio ninguna importancia 
pues seguramente el retraso se debía a los nervios por la 
ruptura.
No tardó mucho en terminar, pues su casa siempre estaba
impecable. Comió algo y después decidió ir a comprar un 
poco de fruta y algunas cosas más que necesitaba.
Se miró de nuevo en el espejo para decidir si debía o no 
cambiarse de ropa pero tampoco iba muy lejos y llevaba unos
tejanos, unas zapatillas deportivas, un jersey y el pelo 
recogido con una cola.
Cogió el bolso y las llaves y se dirigió hacia la tienda de Maica 
que abría las veinticuatro horas todos los días de la semana.
De camino a la tienda llamó a Sean. Quería contarle lo de su coche y pedirle que la ayudara a cargarle la batería, pero no contestaba al teléfono. Colgó antes de que saltara el contestador.
Entró en la tienda saludó a Maica con una sonrisa. Cogió una 
cesta y la llenó de fruta, y dulces.
-¿Podrás llevarlo todo?- la chica se volvió hacia él. Le miró 
con ternura y deseó que las cosas fueran distintas. Fijó su 
mirada en el cesto y se puso a reír.
-La verdad es que creo que me he pasado.
-¿Quieres que te ayude?
-Pues te lo agradecería.- hizo una pausa para mirar a su 
alrededor y luego volvió a mirarle.- Lamento mucho lo que 
ocurrió anoche. No debí marcharme de ese modo.
-Tenías tus motivos. Yo me precipité al besarte. No tenia que
haber ocurrido.
-Tú no tienes la culpa. Te dejaste llevar y eso no es malo.
-Pero te aparté de mi lado, te asusté y no puedo quitármelo 
de la cabeza. No he dejado de pensar en ti desde que te fuiste 
y me vuelve loco lo que estoy sintiendo ahora mismo.- 
Hannah apartó la mirada. No podía permitir que Jason 
sintiese algo por ella, no quería hacerle daño. Les 
interrumpió Sean que la llamaba en aquel momento.
-Perdona - descolgó el teléfono y habló con voz dulce - Hola 
guapo, ¿que tal?
-Estoy bien ¿que ocurre?
-Tengo un problema y necesito un favor.
-¿Que has echo ahora?
-Mi coche se ha quedado sin batería Sean... ¿Que posibilidades 
tengo de tenerlo para mañana? He de ir a trabajar.
-Lo siento princesa pero no podré ir hasta el mediodía. 
¿Tienes a alguien que pueda acompañarte?
-Puedo pedirle el coche a mi madre.
-Perfecto. ¿Prepararás uno de tus platos y me invitarás a 
comer?
-Eso esta echo. Nos vemos mañana en mi casa. Hasta 
mañana Sean.
-Hasta mañana princesa.
Cuando colgó se sentía como una adolescente y a Jason le gustó que no dejara de sonreír.
-Voy a pagar esto. ¿Has terminado con tu compra?- en realidad solo había ido para comprar cervezas.
-Yo estoy listo. Paguemos y te acompaño a casa.
De camino, volvió a sonarle el teléfono móvil. Esta vez era Carl.
-No me has llamado. ¿Ha pasado algo?
-Para nada, lo que pasa es que me he puesto a hacer limpieza y lo olvidé.
-Eres un desastre- aunque en realidad se alegraba de que no le hubiera llamado, pues detestaba hablar de lo mal que lo pasó cuando rompieron, sobretodo porque declararse no fue nada fácil, pero tenia que reconocer que ayudaba a sentirse mejor y que parte del dolor desaparecía a medida que lo iba soltando. Se alegraba también porque llevaba algunos días dándole vueltas a un asunto y aun no se había decidido a hacerlo.- ¿Quieres que vaya a tu casa?
-No es necesario, además tampoco hay nada que decir.
-Está bien ¿Me llamarás si necesitas cualquier cosa?
-Puedes estar seguro de que serás la primera persona en saberlo.
Hablaron durante un rato más y colgaron antes de que llegaran al portal.
Subieron hasta el piso y Hannah le invitó a entrar.
-¿Tienes algo para el dolor de cabeza?
-Claro. Cógelo tú mismo del armario del cuarto de baño- al ser como la suya, supo enseguida adonde debía ir. La diferencia era que Hannah había echo de los dos cuartos de baño, uno sólo y además, había instalado un jacuzzi. Él, en cambio usaba el pequeño como trastero.
Abrió el armario y se quedó sorprendido por lo que vio. Aún
quedaban cosas de Jeremy allí como su maquinilla y loción de
afeitar.
Salió de allí sin coger lo que había ido a buscar.
Hannah ya había guardado todo lo que había comprado, al 
ver que Jason estaba de vuelta, le ofreció algo para beber.
-He puesto tus cervezas en la nevera. Esperaba que te 
quedaras un rato más y no quería que se te calentaran.
-Gracias, me encantará quedarme- se sentaron en el sofá y
estuvieron hablando durante horas. Al ver la hora que era, 
Jason pensó que lo mejor era marcharse pero en cuanto se lo 
comentó a ella, lo único que deseaba era quedarse.
-Quédate a cenar. No vives tan lejos como para que se te 
haga tarde.
-¿Estás segura de querer que me quede?
-Por supuesto. Es mi agradecimiento por soportar mi
comportamiento de anoche.
-Bien, entonces deberíamos quedar más a menudo.
-Mmm... eres un chico inteligente, pero no demasiado- se 
levantó seguida por él para ir a preparar la cena.
-¿Que quieres decir?
-Porque no siempre que nos veamos seré tan vulnerable, lo 
que implica que mientras intente superarlo y lo vaya 
consiguiendo las cenas de agradecimiento serán cada vez 
menos.
-En ese caso tendré que buscar otra excusa- Hannah había 
sacado unos bistecs, ensalada y unas cuantas verduras del 
frigorífico- Deja que te eche una mano.
-¿Que tal se te dan las ensaladas?
-Me defiendo bastante bien.
-Toda tuya. Hay aceitunas y atún en el armario de la 
derecha.- abrió un armario y sacó una fuente de cristal- 
Aquí tienes.
Mientras, Hannah cortaba las verduras a tiras para saltearlas y luego triturarlas para la salsa que acompañaría la carne. No dejaron de hablar e iba todo bien hasta que Hannah sintió que se iba a caer.
Jason la miró preocupado y la sujetó antes de que se 
desvaneciera.
Le acercó una silla y se arrodilló frente a ella en cuanto se 
sentó
-¿Estás bien?- ella sonrió para tranquilizarle, pero en 
realidad estaba muy mareada. El chico le alcanzó un vaso de 
agua.
-Gracias. Solo ha sido un pequeño mareo, no tienes porque
preocuparte.
-¿Te había ocurrido antes?
-No, pero desde lo de Jeremy que me cuido menos y trabajo 
más.
-Quizá haber cambiado tan de repente ha afectado a tu 
organismo.
-Es posible- se levantó y volvió a lo que estaba haciendo.- Me
sentiré mejor después de cenar.
Siguieron cocinando y mientras terminaba de hacerse la salsa, ya triturada, a fuego lento, pusieron juntos la mesa.
Se sentaron a cenar sobre las diez y media. Disfrutaron de 
una deliciosa cena y de la película que ponían en aquel 
momento.
-Esta deliciosa- añadió refiriéndose a la carne.
-La ensalada tampoco está mal- se alegraba de que le 
gustase.
Aprovecharon los anuncios para recoger y poner las cosas en 
el lavaplatos.
Cuando terminó la película, ni él quería marcharse ni ella 
quería que lo hiciera. En el tiempo que habían pasado juntos 
se conocían más de lo que esperaban y ambos sentían que estaban unidos por un vínculo inexplicable. Él la había ayudado y ella había conseguido que volviese a creer que podía enamorarse.
-Supongo que ya nos veremos por aquí.
-Estoy segura de que si. Buenas noches Jason.
-Buenas noches.- Hannah cerró la puerta sintiendo que le faltaba el aire.
Suspiró y fue a buscar un poco de agua. Al abrir la nevera, las vio. Se las había olvidado, pero era una excusa para verle otra vez. Cogió las cervezas, las llaves y fue a casa de su vecino.
Encontró el portal abierto, cogió el ascensor y no pudo evitar
sonreír mientras iba subiendo.
Llamó al timbre y apareció él, con tejanos y sin camiseta. 
Ella le miró como si por primera vez desde lo de Jeremy 
pudiera sentirse atraída por alguien.
-¿Pasa algo?
-No, bueno si. Olvidaste las cervezas en casa- se sentía 
estúpida por ponerse tan nerviosa.
-Vaya, gracias. ¿Quieres entrar?- se apartó a un lado para 
dejarla pasar. Puso las cervezas en la nevera y se reunió con 
ella en el salón. Al ver como ella miraba con interés las 
fotografías y la decoración en general, comentó.- Es muy 
diferente a tu casa, este se parece más a un piso de soltero, 
que al fin y al cabo es lo que es. En cambio tú casa, es más 
acogedora y me sentía muy a gusto. No quería marcharme.
-Pero debías hacerlo. Creo que si te hubieses quedado un rato mas, te habría besado- él se sorprendió pero no dijo nada- Antes de conocerte ya pensaba que eras dulce y cariñoso pero ahora que por fin ha pasado sé que no estaba equivocada.
-Y tú, aunque apenas sé nada de ti y hay un muro a tu alrededor, sospecho que eres especial, que eres la persona más increíble que he conocido en mi vida- se acercó lentamente a ella, se moría de ganas de besarla.
Al ver lo que pretendía, intentó alejarse aunque en el fondo lo deseaba tanto como él.
-No quiero hacerte daño, nunca me lo perdonaría.
-No te preocupes por mí. Soy un chico grande enamorado como un crío de su vecina y no quiero parar lo que siento.
-Jason tú no me conoces. No puedes enamorarte de mí. No puedo darte nada.
-Hannah....- le acaricio el cuello y la atrajo hacia él para besarla y esta vez ella no se alejó. Cuando por fin separaron sus labios, ambos estaban sin respiración.- Me siento como si fuese un adolescente otra vez.
-Tengo que irme- antes de que atravesara la puerta Jason la detuvo.
-No quiero que te vayas. Quédate conmigo esta noche.
-No puedo. Perdóname- no espero ni siquiera el ascensor. Bajo corriendo las escaleras.
-¡Hannah, espera!- pero no se esperó, siguió bajando con lágrimas en los ojos- ¡Mierda!- gritó pegándole un puñetazo al marco de la puerta y cerrándola tras él.
Cuando llegó a su casa, descolgó el teléfono y llamó a casa de sus padres. Sabia que estarían despiertos.
-¿Diga?- Hannah se secó las lágrimas antes de hablar y respiró hondo para tranquilizarse.
-Soy Hannah. ¿Está mamá ahí?
-Espera que la llamo- al poco rato su madre cogió el auricular.
-Hola cielo ¿cómo estás?
-Estoy bien. Cuesta acostumbrarse pero lo intento.
-Es bueno saberlo ¿ocurre algo?¿Puedes dejarme tu coche?- le explicó lo que le había ocurrido al suyo y que Sean vendría al mediodía a arreglarlo.
-Pues claro. Iré a buscarte por la mañana, me dejas en el centro comercial y te lo llevas.- sus padres tenían una floristería allí y les iba muy bien.
-Gracias mamá. Me voy a dormir que estoy cansada. Buenas noches. Te quiero.
-Que descanses cariño.-pero no lo hizo, no pudo descansar. No dejaba de pensar en Jason, en lo que había sentido cuando se besaron, lo que sentía cuando estaban juntos. Cuando, a la mañana siguiente sonó el despertador, ya hacia un buen rato que se había levantado.
La noche anterior le había dicho a Jason que no quería 
hacerle daño, y era consciente de que se lo estaba haciendo. 
Tenía que decirle que solo podían ser amigos, aunque 
tampoco era lo que ella deseaba.
Cuando su madre llamó al portero automático, decidió no 
pensar más en ello. Cogió la chaqueta y el bolso y se fue.
Intentó parecer feliz pero no pudo engañar a su madre, a fin 
y al cabo, la conocía de toda la vida.
-No te pido que me lo cuentes todo, pero es evidente que 
necesitas hablar con alguien y yo estoy aquí.
-¿Alguna vez te ha pasado que después de haber roto con 
alguien, cuando se supone que deberías estar destrozada, 
pierdes la cabeza por una persona a quien acabas de conocer?
-No, pero si a ti te ha ocurrido eso deberías aprovecharlo. 
Sino me equivoco el problema es que piensas que traicionas el 
recuerdo de Jeremy porque aún es reciente. Si te soy sincera 
no creo que estuvieras enamorada de él, creías estarlo y por 
eso dejaste a Carl. No cometas el error de perder a alguien 
que pueda hacerte feliz- era duro pero cierto y si se paraba 
a pensarlo tenia razón. Había dejado de amar a Jeremy ya 
en el instituto cuando empezó a superar el echo de que él le 
dijese que no podían estar juntos, y sin embargo, cuando le 
pidió que lo intentaran, al pensar en lo que años antes había 
sentido, confundió sus sentimientos y rompió con Carl.
No sé arrepentía, porque ella quería a Jeremy más de lo que nunca querría a Carl, y él a ella. Pero nada más.
-Me da miedo que esta vez no funcione. Creo que me uniré al plan de Brittany.- Brittany era su hermana pequeña y estaba tan harta de que sus relaciones fracasaran que había dejado de buscar y de creer en su príncipe azul.
-No creo que tú pudieras hacer eso y menos cuando acabas de decirme que has perdido la cabeza por un chico.
-No me estas ayudando- cuando llegaron al centro comercial y paró el coche, la Sra. Roberts se volvió para mirar a su hija.
-Si esperas que te diga que te olvides de ese chico lo llevas claro. Quiero que vuelvas a ser la misma de antes y reprimir lo que sea que estás sintiendo no te ayudará.
-¿Y si no funciona?
-¿No eres tu la que siempre dice que merece la pena arriesgarse aunque después salga mal?
-Supongo que si- pero primero quería estar un tiempo sola.
-Me voy a trabajar. Iré a recoger el coche cuando pueda.
-De acuerdo.