martes, 29 de noviembre de 2011

Capítulo 03

-Gracias por acompañarme hasta casa. Lo he pasado muy 
bien.
-Ha sido un placer. Lastima que haya terminado.
-¿Quieres subir a tomar la última copa?
-Me parece bien, así tendremos la oportunidad de 
conocernos un poco más- subieron hasta el apartamento y 
ella aprovechó para enseñarle el piso.- Tu hermana ha 
conseguido enloquecer a Carlos. Quien sabe a donde llegara lo 
suyo.
-Conociendo a mi hermana nunca se sabe. Creo que no 
quiere nada serio.- le sirvió su copa y fueron a sentarse en el 
sofá.
-¿Y que me dices de Hannah y Jason? Parece que se gustan. 
Jason ha perdido la cabeza por ella.
-Hannah acaba de dejarlo con su novio. Apenas hace una 
semana. Puede que se sienta atraída por él pero dudo que 
ocurra algo por el momento. Jason no puede encapricharse 
de ella porque esta dolida y eso solo conseguiría hacerle daño. 
Lo mejor es que no la presione, que intente ser amigo suyo 
pero nada más.
-¿Fue él quien rompió?- sentía curiosidad por todo lo 
relacionado con ella. Nunca había sentido nada parecido por nadie. Jamás había querido a ninguna mujer aparte de su madre. Le aterraba lo que sentía pero sabía que ya era tarde para echarse atrás.
-Creo que si y en el fondo pienso que Hannah era consciente pero no quiso afrontarlo por eso lo está pasando tan mal. Lo mejor que podrías hacer es hablar con él e intentar que lo entienda. Si de verdad Hannah le gusta tendrá que tener paciencia.
-¿Crees que lo superará?
-Hannah es una de las personas más fuertes que conozco y estoy segura de que volverá a ser la de antes y espero que pronto porque estamos todos muy preocupados.- se refería también a los chicos de la pandilla. Aunque Hannah intentaba aparentar que lo estaba llevando bien, era evidente que aun era doloroso.
Estuvieron hablando un rato más y al final Héctor se marchó aunque sin ganas. Hubiera querido quedarse con ella toda la noche.
Silvia se puso el pijama y se acostó en la cama. Pensó en Héctor, en lo a gusto que se sentía a su lado, pero tenia que frenarse, no quería sentir nada más que amistad hacia él. Se quedó dormida pensando en aquella noche y después de mucho tiempo se durmió con una sonrisa en los labios.


-Ha sido lo más alucinante que me ha ocurrido nunca.- Aïda sonrió y se incorporó para vestirse.
-Yo también he disfrutado. Hacia mucho tiempo que nadie me hacia sentir tan viva - miró a Carlos y se le acercó para besarle por última vez.- Ahora tengo que irme.
-¿Cuando volveré a verte?- no sabia que hacer para evitar que se marchara.
-No lo sé. Puede que la próxima vez que mi hermana y Héctor decidan quedar de nuevo.
-¿Por que no te quedas al menos hasta que se haga de día?- en realidad no quería marcharse.
-Me quedare con la condición de que al despertar tenga a mano un café recién hecho.
-De acuerdo. Quítate la ropa de nuevo. Dormirás mucho mejor.- Aïda obedeció aunque creía que volverían a hacerlo, pero Carlos se contuvo y ella lo agradeció. Se quedaron dormidos abrazados y no despertaron hasta el mediodía.


Hannah se levantó echa polvo aquella mañana. Se miró en el espejo y se rió de su aspecto. <<Dios mío, estoy espantosa>> se dijo a si misma.
Pensó en lo que podía hacer. No tenia ganas de salir, de modo
que se puso a hacer limpieza. Eso siempre la relajaba.
Fue de nuevo a su habitación para cambiarse de ropa, pues 
aun llevaba la de la noche pasada. Mientras se desvestía, fijó 
su mirada en el calendario. Estaban a mitades de mes y aun 
no le había bajado la regla. No le dio ninguna importancia 
pues seguramente el retraso se debía a los nervios por la 
ruptura.
No tardó mucho en terminar, pues su casa siempre estaba
impecable. Comió algo y después decidió ir a comprar un 
poco de fruta y algunas cosas más que necesitaba.
Se miró de nuevo en el espejo para decidir si debía o no 
cambiarse de ropa pero tampoco iba muy lejos y llevaba unos
tejanos, unas zapatillas deportivas, un jersey y el pelo 
recogido con una cola.
Cogió el bolso y las llaves y se dirigió hacia la tienda de Maica 
que abría las veinticuatro horas todos los días de la semana.
De camino a la tienda llamó a Sean. Quería contarle lo de su coche y pedirle que la ayudara a cargarle la batería, pero no contestaba al teléfono. Colgó antes de que saltara el contestador.
Entró en la tienda saludó a Maica con una sonrisa. Cogió una 
cesta y la llenó de fruta, y dulces.
-¿Podrás llevarlo todo?- la chica se volvió hacia él. Le miró 
con ternura y deseó que las cosas fueran distintas. Fijó su 
mirada en el cesto y se puso a reír.
-La verdad es que creo que me he pasado.
-¿Quieres que te ayude?
-Pues te lo agradecería.- hizo una pausa para mirar a su 
alrededor y luego volvió a mirarle.- Lamento mucho lo que 
ocurrió anoche. No debí marcharme de ese modo.
-Tenías tus motivos. Yo me precipité al besarte. No tenia que
haber ocurrido.
-Tú no tienes la culpa. Te dejaste llevar y eso no es malo.
-Pero te aparté de mi lado, te asusté y no puedo quitármelo 
de la cabeza. No he dejado de pensar en ti desde que te fuiste 
y me vuelve loco lo que estoy sintiendo ahora mismo.- 
Hannah apartó la mirada. No podía permitir que Jason 
sintiese algo por ella, no quería hacerle daño. Les 
interrumpió Sean que la llamaba en aquel momento.
-Perdona - descolgó el teléfono y habló con voz dulce - Hola 
guapo, ¿que tal?
-Estoy bien ¿que ocurre?
-Tengo un problema y necesito un favor.
-¿Que has echo ahora?
-Mi coche se ha quedado sin batería Sean... ¿Que posibilidades 
tengo de tenerlo para mañana? He de ir a trabajar.
-Lo siento princesa pero no podré ir hasta el mediodía. 
¿Tienes a alguien que pueda acompañarte?
-Puedo pedirle el coche a mi madre.
-Perfecto. ¿Prepararás uno de tus platos y me invitarás a 
comer?
-Eso esta echo. Nos vemos mañana en mi casa. Hasta 
mañana Sean.
-Hasta mañana princesa.
Cuando colgó se sentía como una adolescente y a Jason le gustó que no dejara de sonreír.
-Voy a pagar esto. ¿Has terminado con tu compra?- en realidad solo había ido para comprar cervezas.
-Yo estoy listo. Paguemos y te acompaño a casa.
De camino, volvió a sonarle el teléfono móvil. Esta vez era Carl.
-No me has llamado. ¿Ha pasado algo?
-Para nada, lo que pasa es que me he puesto a hacer limpieza y lo olvidé.
-Eres un desastre- aunque en realidad se alegraba de que no le hubiera llamado, pues detestaba hablar de lo mal que lo pasó cuando rompieron, sobretodo porque declararse no fue nada fácil, pero tenia que reconocer que ayudaba a sentirse mejor y que parte del dolor desaparecía a medida que lo iba soltando. Se alegraba también porque llevaba algunos días dándole vueltas a un asunto y aun no se había decidido a hacerlo.- ¿Quieres que vaya a tu casa?
-No es necesario, además tampoco hay nada que decir.
-Está bien ¿Me llamarás si necesitas cualquier cosa?
-Puedes estar seguro de que serás la primera persona en saberlo.
Hablaron durante un rato más y colgaron antes de que llegaran al portal.
Subieron hasta el piso y Hannah le invitó a entrar.
-¿Tienes algo para el dolor de cabeza?
-Claro. Cógelo tú mismo del armario del cuarto de baño- al ser como la suya, supo enseguida adonde debía ir. La diferencia era que Hannah había echo de los dos cuartos de baño, uno sólo y además, había instalado un jacuzzi. Él, en cambio usaba el pequeño como trastero.
Abrió el armario y se quedó sorprendido por lo que vio. Aún
quedaban cosas de Jeremy allí como su maquinilla y loción de
afeitar.
Salió de allí sin coger lo que había ido a buscar.
Hannah ya había guardado todo lo que había comprado, al 
ver que Jason estaba de vuelta, le ofreció algo para beber.
-He puesto tus cervezas en la nevera. Esperaba que te 
quedaras un rato más y no quería que se te calentaran.
-Gracias, me encantará quedarme- se sentaron en el sofá y
estuvieron hablando durante horas. Al ver la hora que era, 
Jason pensó que lo mejor era marcharse pero en cuanto se lo 
comentó a ella, lo único que deseaba era quedarse.
-Quédate a cenar. No vives tan lejos como para que se te 
haga tarde.
-¿Estás segura de querer que me quede?
-Por supuesto. Es mi agradecimiento por soportar mi
comportamiento de anoche.
-Bien, entonces deberíamos quedar más a menudo.
-Mmm... eres un chico inteligente, pero no demasiado- se 
levantó seguida por él para ir a preparar la cena.
-¿Que quieres decir?
-Porque no siempre que nos veamos seré tan vulnerable, lo 
que implica que mientras intente superarlo y lo vaya 
consiguiendo las cenas de agradecimiento serán cada vez 
menos.
-En ese caso tendré que buscar otra excusa- Hannah había 
sacado unos bistecs, ensalada y unas cuantas verduras del 
frigorífico- Deja que te eche una mano.
-¿Que tal se te dan las ensaladas?
-Me defiendo bastante bien.
-Toda tuya. Hay aceitunas y atún en el armario de la 
derecha.- abrió un armario y sacó una fuente de cristal- 
Aquí tienes.
Mientras, Hannah cortaba las verduras a tiras para saltearlas y luego triturarlas para la salsa que acompañaría la carne. No dejaron de hablar e iba todo bien hasta que Hannah sintió que se iba a caer.
Jason la miró preocupado y la sujetó antes de que se 
desvaneciera.
Le acercó una silla y se arrodilló frente a ella en cuanto se 
sentó
-¿Estás bien?- ella sonrió para tranquilizarle, pero en 
realidad estaba muy mareada. El chico le alcanzó un vaso de 
agua.
-Gracias. Solo ha sido un pequeño mareo, no tienes porque
preocuparte.
-¿Te había ocurrido antes?
-No, pero desde lo de Jeremy que me cuido menos y trabajo 
más.
-Quizá haber cambiado tan de repente ha afectado a tu 
organismo.
-Es posible- se levantó y volvió a lo que estaba haciendo.- Me
sentiré mejor después de cenar.
Siguieron cocinando y mientras terminaba de hacerse la salsa, ya triturada, a fuego lento, pusieron juntos la mesa.
Se sentaron a cenar sobre las diez y media. Disfrutaron de 
una deliciosa cena y de la película que ponían en aquel 
momento.
-Esta deliciosa- añadió refiriéndose a la carne.
-La ensalada tampoco está mal- se alegraba de que le 
gustase.
Aprovecharon los anuncios para recoger y poner las cosas en 
el lavaplatos.
Cuando terminó la película, ni él quería marcharse ni ella 
quería que lo hiciera. En el tiempo que habían pasado juntos 
se conocían más de lo que esperaban y ambos sentían que estaban unidos por un vínculo inexplicable. Él la había ayudado y ella había conseguido que volviese a creer que podía enamorarse.
-Supongo que ya nos veremos por aquí.
-Estoy segura de que si. Buenas noches Jason.
-Buenas noches.- Hannah cerró la puerta sintiendo que le faltaba el aire.
Suspiró y fue a buscar un poco de agua. Al abrir la nevera, las vio. Se las había olvidado, pero era una excusa para verle otra vez. Cogió las cervezas, las llaves y fue a casa de su vecino.
Encontró el portal abierto, cogió el ascensor y no pudo evitar
sonreír mientras iba subiendo.
Llamó al timbre y apareció él, con tejanos y sin camiseta. 
Ella le miró como si por primera vez desde lo de Jeremy 
pudiera sentirse atraída por alguien.
-¿Pasa algo?
-No, bueno si. Olvidaste las cervezas en casa- se sentía 
estúpida por ponerse tan nerviosa.
-Vaya, gracias. ¿Quieres entrar?- se apartó a un lado para 
dejarla pasar. Puso las cervezas en la nevera y se reunió con 
ella en el salón. Al ver como ella miraba con interés las 
fotografías y la decoración en general, comentó.- Es muy 
diferente a tu casa, este se parece más a un piso de soltero, 
que al fin y al cabo es lo que es. En cambio tú casa, es más 
acogedora y me sentía muy a gusto. No quería marcharme.
-Pero debías hacerlo. Creo que si te hubieses quedado un rato mas, te habría besado- él se sorprendió pero no dijo nada- Antes de conocerte ya pensaba que eras dulce y cariñoso pero ahora que por fin ha pasado sé que no estaba equivocada.
-Y tú, aunque apenas sé nada de ti y hay un muro a tu alrededor, sospecho que eres especial, que eres la persona más increíble que he conocido en mi vida- se acercó lentamente a ella, se moría de ganas de besarla.
Al ver lo que pretendía, intentó alejarse aunque en el fondo lo deseaba tanto como él.
-No quiero hacerte daño, nunca me lo perdonaría.
-No te preocupes por mí. Soy un chico grande enamorado como un crío de su vecina y no quiero parar lo que siento.
-Jason tú no me conoces. No puedes enamorarte de mí. No puedo darte nada.
-Hannah....- le acaricio el cuello y la atrajo hacia él para besarla y esta vez ella no se alejó. Cuando por fin separaron sus labios, ambos estaban sin respiración.- Me siento como si fuese un adolescente otra vez.
-Tengo que irme- antes de que atravesara la puerta Jason la detuvo.
-No quiero que te vayas. Quédate conmigo esta noche.
-No puedo. Perdóname- no espero ni siquiera el ascensor. Bajo corriendo las escaleras.
-¡Hannah, espera!- pero no se esperó, siguió bajando con lágrimas en los ojos- ¡Mierda!- gritó pegándole un puñetazo al marco de la puerta y cerrándola tras él.
Cuando llegó a su casa, descolgó el teléfono y llamó a casa de sus padres. Sabia que estarían despiertos.
-¿Diga?- Hannah se secó las lágrimas antes de hablar y respiró hondo para tranquilizarse.
-Soy Hannah. ¿Está mamá ahí?
-Espera que la llamo- al poco rato su madre cogió el auricular.
-Hola cielo ¿cómo estás?
-Estoy bien. Cuesta acostumbrarse pero lo intento.
-Es bueno saberlo ¿ocurre algo?¿Puedes dejarme tu coche?- le explicó lo que le había ocurrido al suyo y que Sean vendría al mediodía a arreglarlo.
-Pues claro. Iré a buscarte por la mañana, me dejas en el centro comercial y te lo llevas.- sus padres tenían una floristería allí y les iba muy bien.
-Gracias mamá. Me voy a dormir que estoy cansada. Buenas noches. Te quiero.
-Que descanses cariño.-pero no lo hizo, no pudo descansar. No dejaba de pensar en Jason, en lo que había sentido cuando se besaron, lo que sentía cuando estaban juntos. Cuando, a la mañana siguiente sonó el despertador, ya hacia un buen rato que se había levantado.
La noche anterior le había dicho a Jason que no quería 
hacerle daño, y era consciente de que se lo estaba haciendo. 
Tenía que decirle que solo podían ser amigos, aunque 
tampoco era lo que ella deseaba.
Cuando su madre llamó al portero automático, decidió no 
pensar más en ello. Cogió la chaqueta y el bolso y se fue.
Intentó parecer feliz pero no pudo engañar a su madre, a fin 
y al cabo, la conocía de toda la vida.
-No te pido que me lo cuentes todo, pero es evidente que 
necesitas hablar con alguien y yo estoy aquí.
-¿Alguna vez te ha pasado que después de haber roto con 
alguien, cuando se supone que deberías estar destrozada, 
pierdes la cabeza por una persona a quien acabas de conocer?
-No, pero si a ti te ha ocurrido eso deberías aprovecharlo. 
Sino me equivoco el problema es que piensas que traicionas el 
recuerdo de Jeremy porque aún es reciente. Si te soy sincera 
no creo que estuvieras enamorada de él, creías estarlo y por 
eso dejaste a Carl. No cometas el error de perder a alguien 
que pueda hacerte feliz- era duro pero cierto y si se paraba 
a pensarlo tenia razón. Había dejado de amar a Jeremy ya 
en el instituto cuando empezó a superar el echo de que él le 
dijese que no podían estar juntos, y sin embargo, cuando le 
pidió que lo intentaran, al pensar en lo que años antes había 
sentido, confundió sus sentimientos y rompió con Carl.
No sé arrepentía, porque ella quería a Jeremy más de lo que nunca querría a Carl, y él a ella. Pero nada más.
-Me da miedo que esta vez no funcione. Creo que me uniré al plan de Brittany.- Brittany era su hermana pequeña y estaba tan harta de que sus relaciones fracasaran que había dejado de buscar y de creer en su príncipe azul.
-No creo que tú pudieras hacer eso y menos cuando acabas de decirme que has perdido la cabeza por un chico.
-No me estas ayudando- cuando llegaron al centro comercial y paró el coche, la Sra. Roberts se volvió para mirar a su hija.
-Si esperas que te diga que te olvides de ese chico lo llevas claro. Quiero que vuelvas a ser la misma de antes y reprimir lo que sea que estás sintiendo no te ayudará.
-¿Y si no funciona?
-¿No eres tu la que siempre dice que merece la pena arriesgarse aunque después salga mal?
-Supongo que si- pero primero quería estar un tiempo sola.
-Me voy a trabajar. Iré a recoger el coche cuando pueda.
-De acuerdo.

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