sábado, 17 de diciembre de 2011

Capítulo 20

Rick estaba en su despacho pensando en Brittany. Sabía que por mucho que ella se lo pensara, al final no irían de acampada.
Entró en ese momento su secretaría interrumpiendo sus pensamientos. Jenny siempre había estado enamorada de él y no se molestaba en ocultarlo. El único problema era que él no se daba ni cuenta. Siempre tenía mil cosas en la cabeza.
Habían salido algunas veces y se divertían... pero en cuanto Brittany reapareció todo cambió.
Andaba siempre distraído y ya ni siquiera conseguía hacerle sonreír.
-¿Se puede saber que te ocurre?
-Nada, pensaba en el caso de esta mañana.
-¿Te refieres al que ya has ganado?- Rick sonrió. Hacia más de dos años que
se conocían. Jenny era estupenda con él, solo que no podía verla como a algo más.
-Parece que me conoces bien.
-Eso demuestra mi falta de vida privada.- tomó asiento y esperó a que él le
contase toda la historia. Incluso antes de sentarse ya sabía que lo que iba a decirle no le iba a gustar.
-Estoy enamorado.- le contó absolutamente todo. Que Brittany había estado
enamorada de él en el pasado; Que a él solo le gustaban las chicas mayores; la fiesta, que había otro... todo.- Está confundida y no sabe a quien elegir.
-¿Y cuál crees que será su decisión?
-No lo sé. Ojalá tuviese la certeza de que voy a ser yo. Nunca había sentido
nada igual.
-Quizá debas dejar que las cosas ocurran por si solas. Si las fuerzas, no
conseguirás nada.- Todo aquello solo conseguía torturarla, pero no quería que él se diese cuenta. Si solo podía conservarle como amigo tendría que conformarse y hacerse a la idea.
-En fin, volvamos al trabajo.
-Si, claro- aunque cuando salió del despacho lo hizo con la cabeza baja. Ahora ya no tenía ninguna oportunidad.
El chico tampoco quedó contento al marcharse ella. Jenny le gustaba, pero no era de ella de quien estaba enamorado.


Jason buscó aparcamiento tranquilamente. Tenía tiempo de sobra para llegar a casa de Brittany.
Cuando llamó al timbre, ella estaba terminando de poner la mesa.
-Hola guapísima. ¿Qué tal?
-He estado mejor. ¿Quieres tomar algo?
-Una cerveza- cogió una lata para cada uno y se sentaron en el sofá a esperar que terminara de hacerse la comida.- ¿Qué ocurre?
-Ya no se que hacer. Sean me gusta más de lo que quiero ver e incluso he
compartido con él algo que solo haría con alguien a quien correspondiese y en cuanto a Rick, me ha invitado a ir con él de acampada. La idea de atrae, pero...
-Él no. ¿Sabes que pienso? Creo que si Sean te lo hubiese pedido, habrías
aceptado sin pensarlo.
-De todos modos le debo eso a Rick. Ahora que por fin sabe que existo quiero
darle al menos eso.
-¿Qué es lo que te hacia dudar si tan claro lo tienes?
-Temía perder a alguno de los dos.
-Sé que esto debes afrontarlo sola pero si Sean es tan importante como para
compartir con él algo tan especial, también lo es para estar junto a ti mucho tiempo.
Apoyó la cabeza sobre el hombro de su cuñado y se quedó allí un rato.
Para variar, Jason tenía razón. Ya iba siendo hora de afrontar lo que estaba ocurriendo.
Cuando la comida estuvo lista, se sentaron y hablaron de otras muchas cosas.
Brittany le miraba e intentaba imaginarse la cara de sorpresa que pondría cuando se enterase de que iba a ser padre. Lo que daría por poder verlo.
Jason le contó cual iba a ser su regalo y tuvo que admitir que ella deseaba lo mismo. Un príncipe azul que estuviese con ella en lo bueno y en lo malo.
-¿Crees que a tus padres les hará la misma ilusión que a ti?
-Mis padres te tienen en un pedestal y te aprecian tanto como yo así que no te preocupes. Hannah no podría estar en mejores manos.
-Significa mucho para mí que me digas eso.


Hannah había decidido que no le importaba tener que estar toda la mañana en la peluquería si era necesario.
Quería impresionar a su chico, aunque él insistiese en que le gustaba tal y como estaba, sin embargo, aquella noche era especial.
Quería que su maquillaje y su peinado hiciesen juego con el precioso vestido de tirantes de color melocotón que se había comprado unas semanas antes.
Hizo varias pruebas con sombras de ojos, pintalabios y pintauñas hasta que encontró lo que buscaba.
Annette fue a buscarla y de no ser por la ropa no la hubiese reconocido.
-Estás guapísima.
-Me alegra que te guste. Espero que Jason opine igual.
-Algo me dice que si. ¿Vamos a comprarle algo a Carl?
-Claro. ¿Has pensado ya lo que le vas a regalar?
-Si. Y te aseguro que es el regalo perfecto.
-Dímelo, no me dejes así.
-Ahora lo verás. Vamos.- Subieron al coche y no pararon hasta detenerse en
una tienda de artículos de motorista.
Carl había visto hacia tiempo una chaqueta de cuero de la que se había enamorado, pero era demasiado cara y entonces no podía permitirse aquel lujo.
Annette entró en la tienda y fue directa hacia su objetivo. No necesitaba un motivo para regalársela. Le amaba y sabía hasta que punto deseaba aquello.
-Es el regalo perfecto. Carl se morirá de la emoción.
-Me alegra que me digas eso, después de todo, tú le conoces mejor que yo.
-¿A que viene eso?
-No lo puedo evitar. El otro día encontré un álbum con fotos vuestras. De los
dos solos. Un álbum entero Hannah. Eso es mucho teniendo en cuenta que solo tiene dos y en el otro también sales tú en la mayoría de fotografías.
-¿Estás celosa?- la miró con preocupación. No quería que se enfadaran por
algo que ocurrió en el pasado.
-No, pero no dejo de pensar en que me compara contigo todo el tiempo.
-No seas tonta. Fui un desastre con él. Fui la peor novia de la historia, así que
olvídalo. Es a ti a quien quiere.
-Lo intentaré.- una vez envuelta y pagada la chaqueta, recogieron el vestido y
los zapatos de Hannah y después hasta casa de Annette para que pudiera arreglarse.
-Me siento como en mi primer baile.- dijo emocionada.


Sean se paseaba de un lado al otro de su despacho. Sabía que tenía que hablar con Brittany. Descolgó el teléfono y marcó el número, pero cuando sonó por segunda vez, colgó. Lo mejor sería que fuese a verla.


Eran cerca de las siete cuando Jason y Brittany se despidieron. Ella se fue al restaurante para comprobar que todo estaba en orden y él a casa para ducharse y cambiarse de ropa.
Llamó a Hannah y quedaron en el restaurante a las nueve y media en punto.
Había alquilado el globo a medianoche por lo que tendrían tiempo de sobras para cenar y charlar un rato.
Escogió la ropa con cuidado. Se pondría un pantalón de vestir azul, y jersey blanco y una americana también azul oscuro. Guardó la cajita en el interior del bolsillo de la americana, cogió la cartera y las llaves y salió hacia el restaurante.
Hannah se puso su bonito vestido color melocotón, unos zapatos a juego y una chaqueta de color blanco que hacia juego con el bolso.
Se recogió el pelo con unas orquillas, dejando caer unos mechones sobre los hombros.
Carl quedó impresionado cuando la vio, pero la sorpresa fue mayor cuando abrió el regaló de Annette.
Esperó a que Hannah se marchara para hacerle el amor allí mismo, sobre la mesa del salón.


Jason fue el primero en llegar. Brittany le acompañó hasta su mesa, junto a la ventana, y le mostró el pequeño detalle que había tenido con su hermana. Una orquídea blanca sobre el plato de la chica.
-Eres genial.
-Os lo merecéis. Ya me contarás mañana...- estaba seguro de que Brittany
sabía cual iba a ser la sorpresa de Hannah.
Mientras miraba la carta de vinos, levantó momentáneamente la mirada y la vio llegar, sonriéndole dulcemente.
Creyó que le faltaba el aire mientras ella se acercaba lentamente hasta la mesa. Se levantó y la besó.
-Cariño estás preciosa.
-Gracias. Tú también estas muy guapo.
Se sentaron y eligieron que era lo que iban a comer.
Mientras esperaban a que les sirviesen, Jason insistió en lo preciosa que estaba y tras agradecérselo de nuevo le preguntó como había ido con su hermana, aprovechando que esta ya se había marchado poco después de que ella llegase.
-Parece que está más decidida de lo que pensaba. Lo tiene clarísimo.
-¿Ya se ha decidido? ¿Y a quien escogió?
-A quien tú querías inconscientemente, aunque aun tiene algo que resolver.
-Genial, ¿qué más?
-He pensado que ahora que vas a dejar de trabajar, puedo aprovechar para
llevarte a hacer una escapada.
Hannah estaba encantada con la idea, y después del postre y de pagar la cuenta, subieron al coche y entonces Jason le tapó los ojos con un pañuelo.
-Tengo una sorpresa para ti.- condujo hasta el descampado en donde les
esperaba el amigo de Jeremy.
No le destapó los ojos hasta que el globo no empezó a subir.
Cuando vio la luna, las estrellas tan cerca de ella, se volvió hacia su chico y le besó.
-Hay algo más.
-¿El que?- con aquello se conformaba. Era la noche más bonita de su vida.
¿Qué más podía ocurrir?
Jason sacó la cajita en forma de rana del bolsillo y cogió la mano de su chica al tiempo que se arrodillaba frente a ella.
-Hannah Roberts, eres lo mejor que me ha ocurrido en la vida y quiero estar el resto de ella a tu lado. ¿Te casarás conmigo?
Ella sabía cual era la respuesta, y él también, solo que no esperaba que había algo más.
-No me gustaría que nuestro bebé naciese sin que su madre luciese un bonito
anillo en el dedo.- él la miró atónito. No estaba seguro de haber escuchado bien, por eso ella continuó.- Vamos a ser padres Jason, dentro de siete meses.
Jason la abrazo y besó tras ponerle el anillo. Por fin tenía lo que tanto había soñado. Una mujer preciosa a la que amaba con locura y que le correspondía iba a casarse con él y un bebé de ambos en camino.
Volvieron a casa y se fueron directamente a la cama.
Desde que Hannah le había dado la gran noticia no hacia más que controlar cada minuto si ella necesitaba algo.
Permanecieron un largo rato tumbados y hablando.
-¿Entiendes por qué no quise hacerlo aquella noche? El día de la fiesta nos
dejamos llevar y me asusté. No sabía si hacerlo podía perjudicar al bebé o no y tenía que asegurarme. Por eso, cuando al día siguiente dejé a Josh en la guardería, me acerqué a ver al doctor y me dijo que siempre y cuando tuviésemos cuidado no tenía porque pasar nada.
-¿Y viniste directamente a meterte en la ducha conmigo?
-Exacto.- levantó la mano izquierda y observó el anillo en la oscuridad.- Ha sido la noche más bonita de mi vida.
-Para mi también lo ha sido. Feliz aniversario cariño.
-Feliz aniversario.


Sean había pasado una noche de perros pensando en Brittany y en que quizá estaba arrepentida por lo ocurrido entre ellos.
Cogió el teléfono de la mesita y marcó el número de casa de la chica.
-¿Diga?- el teléfono la había despertado. Miró el reloj que reposaba junto al
teléfono. Marcaba las siete y media de la mañana.
-Lo siento. ¿Te he despertado preciosa?
-¿Eres tú Sean? ¿Ocurre algo?
-Habíamos quedado para ir a ensayar.- se incorporó de golpe y miró de nuevo por si no había visto bien la hora.
-El pabellón no abre hasta las nueve. ¿Seguro que no pasa nada?
-Quiero saber si te pasa algo.
-¿A mi? Estoy perfectamente.
-Jason me dijo que les llamaste y que parecías preocupada. No me quedé
tranquilo, pensé que...
-Ya lo he solucionado.
-Entonces nos vemos a las nueve.
-Allí estaré.- colgó y escondió la cabeza bajo la almohada para dormir un rato
más, al contrario que el chico que siguió pensativo. No comprendía porque ella no le decía nada.
A las nueve en punto se encontraron en la entrada del pabellón. Brittany ya iba preparada con ropa cómoda, sin embargo Sean, decidió cambiarse allí.
Ella también se había encargado de traer música y un reproductor.
Tenían toda la pista para ellos solos, así nadie les molestaría.
Había todo tipo de música. Empezaron con algunas rápidas y entre ellas se coló una balada.
Se acercaron para cogerse, para sentir sus cuerpos unidos de nuevo.
-¿Hablaste con Jason de mí? ¿De lo que sientes?
-Si, pero como ya te dije antes por teléfono, ya está solucionado.
-¿Tiene que ver conmigo?
-Si, y antes de decirte nada más he de zanjar un tema.- se detuvieron y ella se acercó al radiocassette para parar la música, se sentó en un banco y le pidió al chico que hiciese lo mismo.- Necesito decirte algo Sean.
-¿Es sobre lo que pasó el otro día? ¿Te arrepientes?
-No es eso. Es sobre Rick.
-¿Qué le pasa a ese?
-Me ha invitado a pasar un fin de semana con él de acampada.- Sean sintió que se le destrozaba el alma.- He decidido aceptar.
-¿Esa es tu decisión? ¿Le eliges a él?
-Se lo debo Sean.
-No me has contestado. ¿Ya has tomado tu decisión?
-No me presiones. Lo que ocurrió entre nosotros fue muy importante para mí.
Más de lo que puedo confesar.
-Haz lo que quieras- se levantó, fue al vestuario, se desnudó y metió en la
ducha.
Brittany le siguió y se metió con él bajo el agua, solo habiéndose quitado las zapatillas.
Le abrazó con fuerza y le obligó a mirarla.
-Sean escúchame. No quiero que pienses que no me importas porque no es
verdad. Siento si te duele pero es algo que debo hacer.
-Soy yo quien lo siente. No soporto la idea de perderte. Sé que me he implicado sin estar seguro de lo que podía ocurrir, que debí esperar, pero no pude. Quería estar contigo todo el tiempo, y lo sigo queriendo.
Juntaron sus labios y se besaron bajo el agua.

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