jueves, 8 de diciembre de 2011

Capítulo 12

A la mañana siguiente, Jeremy llamó al aeropuerto para reservar tres billetes de avión y después a Rachel para avisar de la hora en la que más o menos llegarían.
-¿Cómo esta Hannah?
-Solo necesita recuperar su vida de antes. Está decidida a volver así que cogeremos el próximo vuelo. Sale dentro de dos días.
-De acuerdo. Dale un beso de mi parte y dile que la echamos de menos.
-Lo haré. Te llamo luego. Te quiero.
-Y yo a ti.


Mientras, la vida en la ciudad no era igual. Desde el accidente de Hannah que nadie era el mismo.
Sean estaba destrozado. Hannah era como su conciencia. Era la única que siempre le hacía razonar. Sin ella se sentía desnudo. No sabía explicar hasta que punto era importante, pero la quería como a la hermana que nunca tuvo y para él era intocable. Lo que le había echo Juan no se lo perdonaría en la vida. Cuando la encontraron había deseado matarle, pero cuando se les dijo que había perdido al bebé, se lamentó por no haberlo echo.
-Arrepintiéndote por no haber podido evitarlo no cambiará las cosas. Hannah estará bien. Solo hay que echarle una mano.- Ben era la otra parte de la conciencia. Siempre estaba ahí, como Hannah, apoyándole o riñéndole si se pasaba demasiado. Deseaba poder escuchar su voz y saber por ella misma que realmente estaba bien y entonces sonó el teléfono.
-¿Diga?
-Espero por tu bien que estés en el taller trabajando y no pensando en si estoy bien o no.
-¿Hannah, eres tú?- Ben lo miró sorprendido aunque Hannah tendía a hacer esas cosas. Bastaba para que hablasen de ella, para que llamara.
-La misma. ¿Por qué no dejas de preocuparte y de echarte la culpa? Sabes que no tuviste nada que ver.- No podía explicarse a si misma porque había decidido llamarle, solo sintió la necesidad.
También había llamado a sus padres para decirles que estaba bien y que no tardaría en volver.
-Pero si no hubiésemos dejado de lado ese tema, tú estarías aquí y no en Italia.
-No te atormentes más. Ya ha pasado. Ahora solo debo volver y recuperar lo que tenía antes de que ocurriese todo esto y voy a necesitar que seas tú mi apoyo ahora.
-Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea.
-Genial. ¿Qué tal una barbacoa un día de estos?
-¿Hablas en serio?- Hannah tenía puesto el manos libres. Jason y Jeremy estaban con ella.
-Créetelo- dijo el segundo.- Come más que antes.
-¡Que va!- protestó ella- Lo que pasa es que he estado casi una semana sin comer y ahora como por cincuenta.- Sean se alegró de escucharla feliz. Supo que todo estaba bien, pero no descansaría tranquilo hasta que Juan se pudriera en la cárcel.
-¿Cuándo vuelves?
-Pasado mañana.
-Ven a verme nada más llegar. No importa la hora.
-De acuerdo, pero si te pillo en la cama con alguna chica recuerda que tengo tu permiso.
-Entonces anularé mis citas inexistentes hasta próximo aviso.
-Está bien, como quieras. Nos veremos cuando vuelva.
-Nos vemos.
-Dales a todos un beso de mi parte. Os quiero.
-Te queremos-dijeron a la vez Ben, que hasta el momento no había dicho nada, y Sean, que ya tenía ganas de que la chica volviese. Al colgar, se sentía más tranquilo y Ben le observaba con una sonrisa. Siempre que hablaba con Hannah, al colgar, parecía de nuevo un adolescente. Deseó poder volver a aquellos tiempos, cuando todavía iban a clase, cuando se conocieron, cuando las cosas eran más sencillas, pero no podían mirar atrás. Ahora las cosas eran distintas, se habían echo mayores y debían afrontar todo lo que aquello suponía. Recordó con Sean una noche especial, una noche de seis chicos y Hannah. Carl y Hannah habían quedado para pasar a buscar a Ben y Sean se reuniría más tarde con ellos en casa de Moi. Cuando llegaron se enteraron de que Pau y Juan también iban a estar. Mientras esperaban a Sean, Moi y Ben salieron al balcón a fumarse el primer porro. Cuando este llegó, salió con ellos a fumarse el segundo y Juan salió con ellos, así que Hannah, Carl y Pau se quedaron dentro de casa hablando. Antes de salir a fumarse el tercero, Ben estaba más que colocado y empezó a insinuarse a Hannah, hasta que ella terminó abofeteándole para que reaccionara. Pau y Juan la defendían y se enfadaban con Ben por decirle aquellas cosas. Carl tampoco estaba demasiado contento con aquella situación. Los dos hermanos pequeños de Moi abrazaban a la chica sin soltarla. Siempre estaban pegados a ella, sobretodo Juan, así que se enfadó y les gritó << Dejad a mi novia>>. Todos se quedaron sin habla, e incluso Ben salió de su mundo de fantasía. Todo aquello venía porque Hannah y Carl siempre quedaban a solas y después iban a buscar a los demás. Como pasaban tanto tiempo juntos, la pandilla se burlaba diciéndoles que parecían una pareja. Para aquel entonces, Carl amaba a Hannah por encima de todo pero tardó lo suyo en declararse. Cuando se marcharon de casa de Moi, Ben fue tras Hannah para que esta le perdonara por las cosas que le había dicho, y ella jugó un poco con él para darle tiempo a arrepentirse de verdad.
Aquellos años fueron los mejores de sus vidas, sobretodo a lo que se refería a la relación de Hannah y Carl, porque él no hacía más que dar pequeñas pistas de lo mucho que la quería o de lo celoso que se ponía a veces y ella no se daba ni cuenta. Hannah no era demasiado perspicaz para eso. Si era respecto a los demás si, pero nunca para ella misma.
-¿Y recuerdas el día que Carl decidió declararse?
-¿Hablando de mí? Ya decía yo que me pitaban los oídos.- Carl acababa de llegar en aquel momento. Sabía que les encontraría allí. Cuando Sean estaba preocupado por algo, siempre acudía a Hannah, y cuando ella no estaba, se encerraba en el taller, y Ben era como su sombra, así que no le costó encontrarles. Ambos chicos miraron la mano del otro. Iba a hacer una semana desde que se la rompió al enterarse de lo ocurrido con Hannah.
-Estábamos recordando viejos tiempos, como el día <<Dejad a mi novia>>
-No os burléis. No pude evitarlo. Me salieron las palabras solas.
-Si, y ni eso hizo sospechar a Hannah tus sentimientos hacía ella.
-Pues claro. Ella pensaba que lo había dicho porque ya todos nos llamaban pareja por vuestra culpa.
-Ojala hubiésemos podido parar el tiempo entonces.
-Ojala, pero ahora ya no tiene sentido pensar en eso. ¿Sabéis algo de ella?
-Vendrá dentro de un par de días. Dice que necesita volver y nos manda a todos un beso de su parte.
-Todavía no puedo creerme que le haya pasado esto a ella. Es como una pesadilla que no termina.
-¿Sabéis algo de los hermanos? No les he visto desde el día en que detuvieron a Juan.
-Estarán destrozados. Habría que ira visitarles y sacarles de casa.
-Estoy de acuerdo. Vamos.
Fueron a su casa pero el padre les dijo que habían salido. Ninguno de los dos contestaba al teléfono y no sabían donde empezar a buscar. Sin embargo cuando ya estaban a punto de desistir, a Ben se le ocurrió un sitio donde buscarles. El edificio en donde Juan llevó a Hannah. No sabía muy bien porque pero sabía que estarían allí, así que fueron en esa dirección. Recorrer de nuevo aquello era macabro y lo sabían, pero comprendían que ambos quisieran ir hasta allí.
Les encontraron a dos pasos de la puerta, con los ojos llorosos y los puños apretados mirando aquel escenario. Todavía estaba la silla en el centro de la habitación, la bandeja con la comida sobre una mesa, la cuerda que había atado el cuerpo de la chica en el suelo junto a una mancha enorme y oscura de la sangre de Hannah.
-Chicos, vayámonos de aquí.- Sean intentaba alejarse de aquel lugar antes incluso de salir de él. Le horrorizaba estar allí y no quería que se imaginaran el horror que debió de sentir Hannah. Cada golpe, cada grito de dolor, cada lágrima permanecía en aquella habitación.
-¿Cómo fue capaz de hacerle algo así?- preguntó Pau sin mirar a nadie y apretando más los puños.- Si de verdad estaba enamorado de ella, ¿Por qué le hizo daño?
-Porque el amor que sentía Juan por Hannah se convirtió en obsesión a medida que sabía que jamás estarían juntos.- Carl quería ser sincero con él. Ambos se merecían una explicación y aunque jamás la comprendieran, al menos conocerían la respuesta.
-Vayámonos de este lugar. Ya no podemos hacer nada.
-Supongo que no.- Moi cerró la puerta tras si mismo. Ahora solo debían esperar a que Hannah regresara para seguir con sus vidas.
Los dos días siguientes pasaron volando. Hannah temía no ser capaz de subir al avión, pues sentía más miedo que las otras tres veces anteriores, porque no temía por tener vértigo, sino por miedo a no recuperar su vida de antes.
Cuando se sentaron, Hannah pidió sentarse entre ambos, porque aseguraba que le daba pánico mirar por la ventana y se sentaba al lado del pasillo saldría corriendo con tal de no despegar.
Los chicos rieron ante el comentario, pero decidieron hacerle caso por si no bromeaba. El viaje fue tranquilo. Hannah durmió durante todo el vuelo y ellos aprovecharon también para echar una cabezadita. Despertaron cuando la azafata fue a preguntarles si querían comer algo pero se negaron. El ama de llaves de casa del abuelo de Richard se había encargado de hacerles comer el doble de lo normal por si la comida del avión no era buena.
-¿Irás a ver a Sean cuando lleguemos?- preguntó Jeremy.
-Antes hay otra cosa que quiero hacer y me gustaría ir sola.- ninguno de los dos preguntó. Hannah sabía lo que debía o no hacer, ya era adulta para eso y estaban seguros de que no debían preocuparse.
-Muy bien, entonces yo iré a casa a darme una ducha, a guardar la ropa y esas cosas.
-Y yo a buscar a Rachel.
-¿Quedamos mañana para comer los cuatro?- le hacía ilusión la idea de cocinar otra vez.
-Se lo comentaré a ella y después te digo algo.- la azafata anunció que aterrizarían en unos minutos y pedía a todos que se abrocharan el cinturón de seguridad. Hannah mantuvo los ojos cerrados desde que se abrochó el cinturón hasta que Jason la avisó de que el avión se había detenido.
-Bajemos antes de que vuelva a despegar- cogieron el equipaje y se dirigieron a la salida para coger un taxi. Los chicos compartieron uno y Hannah cogió otro. Jason se ofreció a llevar el equipaje de ella y dejarlo todo listo para cuando llegara a casa.
-¿Necesitas algo más?
-No, Volveré tarde así que no te preocupes. Le pediré a Sean que me acerque a casa luego.
-De acuerdo. Hasta luego.- besó a los dos y se subió al taxi. Le dio la dirección al taxista y esperó pacientemente hasta que llegó. Todo había cambiado desde el día en que había despertado en el hospital.


Suspiró antes de llamar a la puerta y cogió aire antes de que alguien abriera. Pau abrió sin mirar, y la sorpresa fue mayor al verla.
-¡Moi, ven! ¡Es Hannah!- y la abrazó con lágrimas en los ojos. Hannah sabía que ambos necesitaban ver que realmente estaba bien. Cuando Moisés apareció, también la abrazó con fuerza.
-Lo sentimos mucho.
-No ha sido por vuestra culpa. De no haber sido por vosotros, no me habrían encontrado. Os debo mucho, así que no os preocupéis. Ya he vuelto y estoy bien.
-¿Lo prometes?- Pau volvía a ser el niño de antes, como cuando le conoció y Hannah le estrechó contra su pecho, para protegerle, como había echo siempre. Se quedó un poco más con ellos, hasta que Pau se durmió, al fin y al cabo, aunque solo tenía dieciocho años, para ella seguía siendo el niño que conoció tiempo atrás.
-Gracias por volver.
-Gracias a vosotros por no haberos rendido y encontrarme- se fundieron en un abrazo y después ella se marchó.
Media hora después se encontraba frente a otra puerta, con una sonrisa y con nuevas fuerzas. Llamó a la puerta y escuchó de pronto a alguien correr dentro, dirigiéndose hacia ella y de pronto se abrió y apareció Sean, su príncipe.
-¡Por fin!- la levantó en brazos y la abrazó.
-Sean bájame que no soy un cría.
-Temía no volver a verte.
-¿Creías que iba a dejar que pervirtieras la ciudad sin mí?
-Eso nunca.- levantó la mano derecha como juramento.- Te he echado de menos princesa.
-Lo se. Te oía llorar desde Italia.- dijo en tono burlón.
-Mentirosilla.
-¿Cómo está Carl?
-¿Por qué? ¿También le oías llorar?
-Carl no llora. Grita y se enfada.
-Y pega. Cuando nos enteramos de la noticia le pegó un puñetazo a la pared y se ha roto la mano.
-Que desastre... ¿Crees que debería hablar con él?
-Creo que si vas a verle será suficiente.
-Lo haré, pero mañana. Ahora estoy cansada.
-¿Hace mucho que habéis aterrizado?
-Como cinco horas.
-No se tardan cinco horas del aeropuerto a mi casa. ¿Dónde has ido?
-Fui a ver a Moi y a Pau.
-Debí imaginarlo. Les habrá echo bien verte. Todo esto ha sido como una montaña rusa sin fin. Todo les da vueltas.
-Yo también necesitaba verles. No quería que por culpa de Juan, mis sentimientos hacia ellos cambiasen y me alegra comprobar que no ha sido así.
-Estoy seguro de que agradecen el hecho de que hayas ido a verles. ¿Tú estás bien?
-Supongo que sí. Haber vuelto ya es un gran paso y quiero avanzar de nuevo.
-Es genial que pienses así. ¿Sigue en pie lo del a barbacoa?
-Por supuesto. Solo pensarlo se me hace la boca agua.- se sentaron en el sofá, cada uno con una cerveza en la mano y hablaron de todo, como solían hacer cuando iban a clase. Cerca de media noche, decidió que ya era hora de irse.
-Vamos, te acompaño a casa.- cogió las llaves de la moto y un par de cascos y se fueron.- Cógete fuerte.
-Conduces como un loco. Nadie iría contigo sin agarrarse fuerte.
-Eres una bruja...
-Lo se. Por eso me quieres tanto.- Sean condujo hasta casa de la chica y la acompañó hasta el portal.- Buenas noches Sean.
-Buenas noches princesa. Que descanses.
-Tu también- Cuando Hannah entró por la puerta enseguida se dio cuenta de que faltaba algo. Jason había vaciado la habitación del bebé. Lo encontró dormido en el sofá y le vio tan dulce que daba lástima despertarle, pero no quería que se levantase con dolor de espalda y de cuello.- Cariño despierta. Ya he llegado.- Jason se incorporó frotándose los ojos.- Vamos a la cama.
-Te sigo- consiguió decir mientras bostezaba.- Jeremy llamó para decirme que vendrán al mediodía.- Hannah asintió. Pensaba levantarse temprano para ir a comprar para todo el mes y esperaba que Jason la acompañara, aunque sabía que detestaba ir de compras. Finalmente decidió que se lo diría al día siguiente. Cuando llegaron al dormitorio, se desnudaron y acostaron. Durmieron abrazados toda la noche.


-¿Hay alguien en casa?- Jeremy dejó las bolsas en la entrada y miró en el salón y la cocina.
-Estoy en baño. ¿Qué tal el vuelo?
-Tranquilo supongo. Me he pasado todo el viaje durmiendo.- Rachel estaba dentro de la bañera dándose un baño tranquilamente. Jeremy se agachó para besarla. La había echado tanto de menos.- ¿Qué tal tú?
-Pues trabajando y he estado un poco preocupada.
-Hannah está bien. Nos ha invitado a comer mañana.
-Eso es genial, pero no me refería a ella. ¿Cómo estás tú?
-No se muy bien como debo sentirme. Ha sido un golpe muy duro, pero ella lo está pasando peor que yo, al fin y al cabo, estaba dentro de su cuerpo.
-¿Crees que lo superará?
-Hannah es fuerte, ya lo sabes. Yo creo que solo necesita recuperar su vida y todo irá bien.
-Esperemos que eso sea suficiente.


-Buenos días dormilón- Hannah se sentó a su lado en la cama con una taza de café recién echo en la mano.- ¿Te apetece un café?
-Si. ¿Qué hora es?
-Las diez y media.
-¿Y que haces despierta a esta hora? Hoy es sábado.
-Lo se. Había pensado en ir a comprar. ¿Quieres acompañarme
-¿Vas a comprar mucho?
-Para todo el mes. He entrado en la cocina y no hay apenas nada en los armarios. Además, la nevera me pide auxilio cada vez que la abro.
-Bueno, me levanto y nos vamos.
-¿No te importa venir conmigo?
-No, además yo también tengo que hacer algunas compras.
-Vale. Voy a buscar el periódico. Saca el coche y nos vemos enfrente el quiosco.
-Entendido- Hannah cogió su bolso y se fue. Jason mientras tanto, se terminó el café y se vistió. Pensó en hacer la cama, pero estaba seguro de que Hannah querría cambiar las sábanas, así que dejó recogida la cocina y cogió las llaves del coche para irse. Llegaron al supermercado del centro comercial una hora después y tal y como temía Jason, estaba lleno de gente. Todo el mundo iba a comprar los sábados por la mañana.- Menos mal que aquí dentro hay aire acondicionado. Esto parece una lata de sardinas.
-Deja de quejarte y coge un carro. Yo cogeré otro.
-¿Para que dos carros?
-Uno para las botellas de agua, la leche y esas cosas y el otro para lo demás.
-¿Y como lo hacías cuando ibas sola?
-Nunca he ido sola si tenía que comprar tanto.
-Pues vaya. No entiendo este cambio. Antes comprabas por semanas.
-Lo se, pero no sé cuando podré volver a venir. Quiero empezar el lunes mismo a trabajar y aprovecharé para hacer horas. Steven me dijo que la misma revista que me entrevistó la última vez, quiere volver a hacerlo.
-¿Y el entrevistador también será el mismo?
-No lo sé, aunque creo que quería repetir.
-Yo también lo pienso- dijo con sarcasmo.
-No te pongas así, solo es una entrevista.
-No se trata de eso. Vi tu entrevista, la primera, por Internet el día que fui a verte por primera vez al trabajo y ese tío no dejó de ligar contigo.
-¡Que va! Aquello no tuvo la menor importancia.
-Si tú lo dices… en fin, ¿Qué necesitas?
-Mmmm… vayamos pasillo a pasillo. Olvidé hacer una lista y ahora voy un poco perdida.
-Está bien.- a mediodía ya lo tenían todo. Hannah pensó en pedir que le llevasen la compra a casa y así poder ponerse a hacer la comida sin nada de por medio. Se llevaría lo imprescindible y lo demás que se lo llevasen más tarde.
-Estoy muerto. Es la última vez que te acompaño a comprar.- Habían pasado por delante de la floristería de los padres de ella, pero estaba cerrada, lo que sorprendió a ambos.
-Sino ha sido nada. Deberías venirte con nosotras alguna vez a comprar ropa durante un día entero y sabrías lo que es estar muerto.
-¿Un día entero?- estaba asombrado.- ¿Quién podría soportar algo así?
-Si, así que no puedes quejarte.- Llegaron a casa un poco después, guardaron lo que habían traído con ellos y mientras Hannah preparaba la comida, Jason puso la mesa y cambió las sábanas.
Jeremy y Rachel llegaron sobre las tres de la tarde. Rachel abrazó a Hannah para demostrarle lo mucho que lo lamentaba, pero sobretodo que también la había echado de menos.
Mientras las chicas estaban en la cocina tomándose algo mientras la comida terminaba de hacerse, ellos salieron al balcón para hablar.
-¿Cómo ha despertado hoy?
-Cuando me despertó a mi, estaba bien. Tiene la mirada triste, pero creo que no quiere dejarlo salir. Anoche cuando llegué vacié toda la habitación del bebé y lo guardé en el trastero. Hannah me lo pidió la noche que estuvimos en el jardín y también que la cerrara. Había pensado poner un pestillo o algo pero pensé que no era necesario. En algún momento necesitará abrir esa habitación, así que con que esté cerrada ya está bien.
-Es justo. ¿Te ha contado lo que hizo ayer?
-Se fue a ver a los hermanos de Juan y después a Sean.
-Deben de estar hechos polvo. No puedo ni imaginar como debieron sentirse.
-¡Chicos esto ya está. Venid a sentaros!- gritó Rachel desde la cocina. Se volvió hacia Hannah y le preguntó.- ¿Crees que me habrán oído?
-Eso espero. No me atrae demasiado la idea de que tenga que usar un sonajero…- cuando se escuchó a si misma decirlo se tapó la boca con ambas manos.- No quería decir eso. Quise decir…
-Un sonotone- Hannah asintió. Sintió que las lágrimas que deseaba reprimir volvían de nuevo a sus ojos, que todo el dolor seguía allí, atormentándola y Rachel también sentía que iba a llorar, pero antes de que eso ocurriera, la abrazó y lloraron juntas. Los chicos se asomaron al ver si ya estaba todo listo y las vieron. Jason quiso ir al lado de su chica y abrazarla, pero Jeremy le pidió que no lo hiciese, que la dejara llorar. Hannah lo necesitaba, no siempre podía hacerse la fuerte. Cuando se separaron y vieron que las estaban mirando Hannah se disculpó, aunque no era necesario. Después de haber llorado junto a Rachel, se juró a si misma que no derramaría ni una sola lágrima más por el bebé.
-¿Estás bien?- le preguntó Rachel.
-Ahora sí, gracias. Vamos a comer, ¿de acuerdo?- los demás asintieron y aunque trataron de disimularlo, se quedaron muy preocupados por ella. Jeremy pensó que lo mejor que podían hacer era entretenerla recordándole cosas de su etapa de instituto y de la universidad. Hannah les contó lo mismo que habían recordado Sean y Ben unos días antes.- Sean siempre decía que cuando se trataba de mi misma, nunca acertaba. Al parecer soy más perspicaz en lo que concierne a los sentimientos de los demás que a los que se tienen hacia mí.
-¿Y recuerdas el día que te traje el vestido a la oficina?- preguntó Jeremy recordando lo mal que lo pasó.
-Como olvidarlo…- Rachel y Jason se relajaron escuchando la historia. Les gustaba que tuviesen un modo de amortiguar el dolor.
-Bueno contad, ¿Qué pasó ese día?- les incitó Jason.
-Fue hace cuestión de un año y medio más o menos. Yo entré un día en las oficinas en donde trabaja para entregar un paquete, y mientras esperaba a que me atendieran, la vi. Fue como una visión porque hacía mucho tiempo que no la veía, y volví a sentirme como si volviésemos a estar en el instituto. Seguí llevando paquetes y esperaba que algún día pudiese entregarle uno a ella.
-Y llegó ese día, solo que no imaginaba lo que contenía…-añadió Hannah con cierto aire misterioso.
-Si. Cuando me vio entrar por la puerta se quedó blanca… pero supo reaccionar y actuó como si nada.
-Y dentro había el vestido más increíble que había visto en la vida.
-¿Y quien te lo mandó?
-Carl- respondieron los dos a la vez.
-¿Y tú que hiciste tío?
-Creí que me moría, pero aguanté. El caso es que ella entró en el cuarto de baño para probárselo antes de firmarme el comprobante, y cuando salió tuve que sentarme para no caerme al suelo.
-¿Qué pasó después?
-Que llamé a Carl para darle las gracias. Mientras hablaba con él, le firmé el papel a Jeremy y aun no se porque pero cuando me di cuenta ya había desaparecido.
-¿No pensarías que iba a quedarme escuchando lo mucho que le querías?
-¿Lo escuchaste?
-Si. Cuando salí, me cruce con Richard. Nos habíamos conocido al verme tanto por allí y nos hicimos amigos. Él fue quien me aconsejó que me decidiese a declararme de nuevo pues conocía toda la historia.
-Creo que tengo el vestido en el armario- dijo levantándose.- Voy a ponérmelo y entenderéis porque tuve la necesidad de ponérmelo al momento.- Desapareció un momento y regresó al cabo de poco.- ¿Qué tal?
-¡Estás increíble!- Rachel estaba impresionada y Jason se quedó sin palabras.
Jeremy se acercó y le preguntó si le entendía. Jason simplemente asintió.
-¿Te gusta?- dijo acercándose a Jason, que volvió a asentir tragando saliva. Se le acercó más hasta sentarse sobre sus rodillas para besarle. Jeremy sabía lo que significaba aquello y al fin y al cabo tampoco era malo, así que se despidieron antes de que ocurriese algo.- Hasta pronto- les acompañó hasta la puerta y cuando se subieron al ascensor se volvió hacia Jason que seguía mirándola embobado- Necesito que me ayudes un momento- susurró mientras se le acercaba.
-¿Para que?- titubeó sin poder apartar la mirada.
-Me cuesta quitarme el vestido- Jason se levantó para ayudarla, pero le temblaban las manos como si nunca antes la hubiese tocado. Hannah se estremecía con cada contacto de las manos de él con su cuerpo. Cuando consiguió bajarle la cremallera, ella se dio la vuelta para mirarle, le acarició el pecho, deslizando sus manos por el interior de su camiseta. Se desnudaron mutuamente camino a la habitación. Jason la tumbó en la cama despacio, tendiéndose sobre ella y le hizo el amor del modo más dulce que pudo.
Por la noche, después de que hiciesen una visita relámpago a casa de los padres y la hermana de ella para hacerles saber que había vuelto y que estaba bien, Jason citó a toda la pandilla en el bar que había bajo la casa de Aïda y Silvia. Pidió a los que ya habían visto a Hannah que no dijesen nada, y a los demás les citó con la excusa de hablarles acerca de cómo estaba y así darles una sorpresa.
El chico también le pidió a Jeremy que le avisase con una llamada perdida cuando estuviesen todos y que evitase hablar acerca del viaje. La pandilla comprendió que quizá lo mejor era que estuviesen los dos para contarles mejor todo. En cuanto se reunieron todos, Jeremy avisó a Jason y a Hannah sin que nadie le viese
-Hola- nadie se percató de que Hannah estaba detrás de él.
-¿Cómo está?- preguntó Carl con impaciencia.
-Creo que es ella quien debe decíroslo.- se hizo a un lado para que pudieran verla.
-Hola chicos.- las chicas corrieron a abrazarla y los demás la besaban y abrazaban y no dejaron de decirle lo mucho que la habían extrañado, e incluso Héctor y Carlos mostraron su alegría. El único que no dijo nada fue Carl. Se quedó mirándola como si no se creyese que estaba allí. Hannah le miró y avanzó hacia él.- Me han dicho que te peleaste con una pared y que ganó ella- se oyeron las risas de los demás de fondo, pero Carl no las escuchó, solo podía oírla a ella.- ¿Cómo está tu mano?
-Rota- dijo al fin.
-¿Y crees que eso impedirá que me abraces?- Carl negó con la cabeza.- ¿Entonces a que esperas?- se rodearon mutuamente con los brazos. Carl no quería soltarla. Temía que si lo hacia volvería a desaparecer, como si no estuviese allí, como si fuese un sueño. Hannah sintió el miedo del chico y no pudo evitar sentir ternura hacia él.- Te prometo que no volveré a marcharme nunca más de ese modo.
-¿De verdad?- Hannah asintió. Carl quería decirle algo, pero las palabras apenas le salían, y no fueron necesarias porque ella sabía exactamente lo que quería decirle.
-Yo también te quiero.
Durante el rato que estuvieron allí, ninguno habló de la tragedia, ni la miró con compasión y Hannah lo agradeció. Si quería recuperar lo que tenía, aquello era lo que necesitaba. Tener a los suyos y olvidar el dolor. No olvidaría lo ocurrido pero si la parte dolorosa. Recordaría todo lo bueno que había vivido con el bebé en su vientre. Estuviese donde estuviese su niño, se sentiría orgulloso de ella por salir adelante.


El tiempo transcurría lentamente en un principio, pero a medida que pasaban los días, las semanas o los meses, la unión de la pandilla era cada vez mayor. Eran como una gran familia.
Intentaban pasar todo el tiempo que podían juntos y algunas de las relaciones iban cada vez mejor.
Jason había terminado dejando su piso y lo puso en alquiler. Después de todo, prácticamente todas sus cosas estaban en casa de Hannah.
Héctor y Silvia tenían sus altibajos pero todo les iba genial.
Aïda y Carlos, seguían como acordaron, pero en el fondo, todos sabían que mejorarían.
Y en cuanto a Annette y Carl... en fin, todo se vería. Seguían quedando a solas y visitando la cabaña y la cascada a menudo, aunque ya no parecía ser lo mismo. Después del tiempo que hacia que se habían besado, Carl seguía manteniendo las distancias.
Y así, pasaron cinco meses...
-Te noto un poco ausente. ¿Dónde tienes la cabeza?
-Hace tiempo que le estoy dando vueltas a algo y no se que hacer.
Jeremy bebió un sorbo de cerveza y miró a su amigo que le devolvió la mirada. Parecía mentira lo buenos amigos que se habían echo. Hannah les había juntado con todo lo ocurrido desde que se conocieron.
-¿Y que es eso que te tiene tan preocupado?
-Hannah.- Jeremy volvió a mirarle. No sabía que podía esperar a continuación.
-¿Le ha pasado algo?
-No, no es eso. Lo que pasa es que he estado pensando en pedirle algo, pero me da miedo que no responda lo que espero.
-¿Vas a pedirle que se case contigo?
-¿Es que vas a decirme que has aprendido a leer la mente?- preguntó sorprendido, a lo que Jeremy rió.
-Es lo primero que se me ocurrió. No creo que debas preocuparte- volvió a beber un poco más de cerveza y prosiguió.- No tengas dudas. Si de verdad la amas no tienes nada que perder porque al fin y al cabo ella te ama.
-No, si eso lo sé.
-Entonces, ¿a que estás esperando? Pídeselo.
Jason tomó lo que quedaba de su cerveza y asintió.
-Se lo diré. El próximo sábado cumplimos un año. Iremos a cenar y después pensaba pedírselo en algún sitio especial.
-¿Has pensado en algo?
-A Hannah le encanta la noche. Había pensado alquilar un globo y sorprenderla.
-Se morirá de la emoción. Sé de alguien que puede ayudarte con eso.
-Sería genial porque no se por donde empezar. Debería empezar por el anillo.
-Rachel y Hannah tienen la misma medida. El otro día me contó que se pasaron la tarde probándose cosas la una de la otra.
-Eso si que es suerte. Empezaba a pensar que tendría que cortarle un dedo.
-Pues ya ves que no. ¿Irás a la fiesta de disfraces del instituto?
-Hannah me habló de eso. Me dijo que pensaba ponerse una sábana para que nadie la reconociese.
-Dudo mucho que termine haciendo eso.
-La verdad es que yo también. Al final la “convencí” de que se comprase un disfraz bonito, pero algo me dice que no me lo enseñará hasta el último momento. Yo había pensado en que quizá...- pero el sonido del teléfono le interrumpió.- ¿Si?
-Hola.
-Hola cariño. Escucha sobre lo del disfraz...
-Ya te dije que no quería que fuésemos de pareja. Yo ya tengo mi traje y espero que recuerdes que debes ir a recoger el tuyo.
-Si, lo recuerdo. ¿Volverás pronto verdad?
-Claro. Tengo que prepararlo todo.
-¿El que?
-No puedo creer que lo hayas olvidado. Las chicas y yo nos vamos al balneario esta tarde y no volveremos hasta el domingo por la noche.- él no dijo nada, simplemente cerró los ojos.- Sabía que lo olvidarías.
-Se me pasó. ¿Entonces volvéis el domingo?
-Si. Vendremos ya disfrazadas y nos encontraremos en la puerta del instituto.
-Espero que no se me haga tarde y cuando llegue no estés.
-No quiero salir de aquí muy tarde. Más que nada por la caravana.
-Entonces no tardare.
-Cuelgo ya que me están esperando.- terminaron de despedirse y colgaron al mismo tiempo.
-¿Ocurre algo?
-Olvidé por completo que las chicas se iban hoy al balneario.
-A mi también me pasó, pero Rachel se encargó de dejarme una nota esta mañana para recordármelo.
-Será mejor que vaya tirando. Quiero poder despedirme y antes he de ir a recoger el maldito disfraz.
-¿Qué ibas a decirme antes cuando te llamó Hannah?
-Que prefería que fuésemos de alguna pareja como Cleopatra y Marco Antonio, pero me ha quitado la idea de la cabeza al momento.
-¿Y que harás este finde? ¿Adelantarás trabajo?
-Hannah ha estado ayudándome estos días, así que tendré que ponerme las pilas con lo que me queda.
-Pide ayuda si la necesitas.
-Gracias. Lo haré.

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