miércoles, 14 de diciembre de 2011

Capítulo 17

Tal y como le había dicho, Jeremy pasó a buscarla en cuanto esta salió de trabajar.
Fueron a algunas agencias para mirar algunas ofertas y después, una vez en casa, decidirían. Tras eso, fueron juntos a alquilar una película y a buscar una pizza.
Llegaron a casa, se pusieron cómodos y en la misma cama cenaron mientras veían la película.
-Me encanta retroceder en el tiempo.
-Deberíamos haber echo esto antes.
-Estoy de acuerdo. Hacía tiempo que no me sentía así de feliz.- abrazó a su chico y le besó mientras este mordía una porción de la cena. De pronto, la película, el viaje y también la pizza quedaron olvidados.
A la mañana siguiente, la chica se duchó y arregló como cada día, mientras Jason vestía a Josh.
Después de desayunar, Hannah cogió al niño y le llevó a la guardería. La despedida había sido más bien fría teniendo en cuenta lo ocurrido la noche anterior.
Se había pasado toda la noche pensando. Iría a ver al médico antes de ir a la oficina.
Tuvo que esperarse un poco antes de poder verle. El doctor Stanson le dijo que no se preocupase, siempre y cuando tuviesen cuidado.
-Jason aun no sabe nada. Es una sorpresa.
-Entonces asegúrate de tener cuidado.
Al salir del hospital recibió una llamada que le cambió los planes. Una llamada de Annette.
Las dos primeras visitas de la mañana se habían anulado y pasaban a la tarde. Hannah colgó con una sonrisa y regresó a casa.


Jason ya había echo la cama y la cuna. También se había tomado un segundo café y en aquel momento estaba dándose una ducha.
Mientras el agua caliente le recorría su cuerpo, pensó en la noche anterior.
Casi no había pegado ojo pensando en ello. Quería pedirle disculpas a Hannah por si se había pasado.
No oyó como esta volvía a casa, ni como dejaba sus cosas en el recibidor y se desnudaba camino al baño, ni como entró y se puso detrás de él. Solo sintió sus manos de repente, al estremecerlo.
Se volvió para fundirse en ella, para hacerla suya. Le hizo el amor despacio, tumbados en el suelo de la bañera. Volvió a decirle cuanto la deseaba y amaba, como la primera vez que juntaron sus cuerpos.
Al terminar, fueron a su habitación para vestirse.
-Siento lo de ayer. No quería presionarte. Pienso que tal vez no estés preparada aun. Solo quiero que sepas que esperaré y que es algo que me encantaría que compartiésemos.
-Tendremos un bebé. Te lo prometo.
-De acuerdo.
-Gracias por entenderlo.
-Gracias a ti por estar conmigo.
La chica miró el reloj y se puso las pilas. Si no se apresuraba, llegaría tarde.
Al mirar como se vestía, Jason notó que había engordado un poco alrededor de la cintura.
-Te quiero- le susurró al besarla en el cuello, aprovechando que estaba sentada en la cama poniéndose los zapatos.
-Yo también. ¿Puedes ir a buscar a Josh esta tarde?- le explicó el motivo y él comprendió el porque de la visita a la ducha.
-No hay problema.
Llegó a la oficina y saludó enérgicamente a su amiga. Vio pasar a Steven de largo pero ni siquiera le miró, lo que le dejó aun más abatido de lo que se había marchado el día anterior.
Había llegado a su casa hecho una furia. Su mujer hacia ya tiempo que sospechaba algo y así se lo había dicho. Ahora no solo la mujer a la que amaba le detestaba, sino que además su matrimonio estaba en la cuerda floja.
Sean la llamó con una ridícula excusa, y terminó sonsacándole que Brittany estaba invitada a la fiesta de cumpleaños de Josh y que si él podía terminaría llamándola para decírselo.
-Si tienes suerte y la localizas...
-Gracias- al colgar, marcó de memoria el teléfono de la chica, sin obtener respuesta. Llamó al restaurante y le dijeron que se había marchado a casa. Sin darse cuenta se presentó allí. Cogió aire y llamó al timbre. Estaba claro que estaba allí, pues la música estaba puesta y no demasiado alta, por lo que podía escuchar como llamaban a la puerta.
La chica miró a través de la mirilla y abrió. Llevaba únicamente una toalla alrededor de su cuerpo y no le importaba que Sean la viese de ese modo, al fin y al cabo, los trajes de baño cubrían menos.
-¿Qué haces aquí?
-Te llamé al restaurante pero me dijeron que te encontraría aquí.
-¿Ha ocurrido algo?
-Tu hermana me ha dicho que estas invitada al cumpleaños de Josh y como quería llamarte de todos modos, le dije que ya te avisaría yo.
-Pues gracias.
-¿Vendrás sola?
-No sería justo presentarme allí con Rick. No me parece oportuno.
-¿Estáis saliendo juntos?- a ver que le miraba frunciendo el ceño, Sean se disculpó.- Ya sé que no es asunto mío.
-La verdad es que no importa. Me sorprende que me lo preguntes porque ya te dije el otro día que no. No es que me parezca algo importante ahora mismo.- pero a él si que le importaba. Cuando Rick le había dicho que estaban juntos, que había estado en su cama... deseó morir.- De echo, había pensado hacerte una visita.- el corazón se le aceleró- mi coche no funciona demasiado bien y el taller al que voy no hace más que darme largas y no encuentran el problema.
-Eso te pasa por no venir desde un principio al mío.
-Quizá lo haga a partir de ahora.
Una perfecta elección.- Brittany fue a vestirse dejando la puerta entreabierta.
No pensó que Sean pudiese verla desde donde estaba, pero la vio, y se sintió provocado.
-¿Te pasa algo?- preguntó cuando regresó al salón. Él la miró de arriba abajo. Camiseta ajustada y escotada, falda hasta las rodillas, botas altas...
-Eres como una visión.
-No digas tonterías. Ahí afuera hay millones de mujeres que valen más la pena que yo.
-Ellas no me interesan. Tú eres lo único que puedo mirar ahora.- Brittany le miró con ternura- Lo único que quiero mirar el resto de mi vida.
-¿Qué quieres decir?- se volvió hacia la ventana sintiendo como su corazón
latía con mucha fuerza.
Sean se acercó por detrás, le apartó el pelo a un lado y la besó en el cuello. Poco a poco fue volviéndola hacia él para poder besarla dulcemente.
-Te amo... estoy muy enamorado de ti Brittany.
La chica se encontró devolviéndole el beso, pero antes de que pudiese ocurrir algo más, se apartó.
-Lo siento.
-No pasa nada. No ha sido más que un desliz.
-No quiero iniciar lo que tengo contigo así. Considérame tu amigo, tu pareja de baile o lo que quieras, solo espero no haberlo estropeado.
-No te preocupes, después de todo no te rechacé desde un principio y me alejé para no cometer una locura.
-¿Entonces sigue en pie lo del fin de semana?
-Por supuesto. ¿No creerías que te ibas a librar de mí fácilmente?
-Eso espero- y Brittany esperaba que él volviese a besarla, algo que
lamentablemente no ocurrió.
-Deberíamos irnos. Me gustaría ir al banco y después al restaurante a hablar
con los chicos. He pensado en ampliar un poco más la plantilla. Últimamente hemos tenido mucho trabajo.
Ya que ninguno de los dos se sentía especialmente cómodo, lo mejor era cambiar de tema.
-Deberías haberte ido con las demás al balneario porque te mereces unas
vacaciones.
-Ya lo pensé, aunque como ellas tenían cosas de las que hablar, pensé que
sería de más utilidad aquí.
-De todos modos me alegra que no fueras. Hubiese tardado más en sentirme
así.
-Sean... por favor.- volvió a acercársele, la tomó en sus brazos pero no la besó.
Acarició sus labios con la yema de los dedos. Britt se decepcionó al comprobar que no volvería a intentarlo.
-No quiero precipitarme. Si vuelvo a besarte no se que podría ocurrir- “es justo lo que quiero” pensaron ambos.- Será mejor que vuelva al taller.
-Yo también debería ir tirando.
-Hasta el domingo- la besó en la mejilla y se alejó. Ella se quedó pensando de
nuevo en ambos chicos, en lo diferentes que eran y en lo que sentía con uno o con el otro. ¿Qué iba a hacer ahora?
Había amado a Rick intensamente y él estaba dispuesto a conquistarla, a corregir los errores del pasado, y sin embargo, cuando estaba con Sean se sentía protegida y segura. Nunca se había sentido así con nadie. Nadie la había besado nunca de aquella manera.
Al salir a la calle, vio como Sean se alejaba en su moto y fue entonces cuando sonó su teléfono.
-Hola preciosa.
-Rick..., no te esperaba. Bueno, no pensé que fueras tú. ¿Qué... que quieres?
-¿Te pasa algo? Pareces alterada.
-No, que va, para nada. Tengo un poco de prisa. Luego te llamo- y colgó
dejándole preocupado. Fuese como fuese, conseguiría que Brittany fuese suya. Solo para él. Estaba seguro de que ese tal Sean se había rendido por fin después de la mentira que le contó.
Brittany por el momento no podía dejar de pensar en él. Se alegraba que Rick no hubiese llamado estando él presente, porque hubiese tenido que darle la razón. Había acertado sobre los sentimientos de Sean hacia ella.
En cuanto terminó sus asuntos en el banco, fue hacia el restaurante y comunicó lo que tenía pensado. Todos estaban de acuerdo y agradecieron su confianza al pedirles opinión.
-Oye jefa, ¿qué te pasa?- Jerry, el chico que le trajo la flor mientras cenaba con Rick la noche que se reencontraron, aprovechó que se habían quedado a solas para preguntar.
-¿Te has enamorado alguna vez?
-Mmm... creo que en el instituto, pero no era mi princesa del cuento y al parecer yo tampoco era su príncipe. ¿Por qué? ¿Te has enamorado?
-Confundida por amor.
-¿Es por el chico que cenó contigo la otra noche?
-Es un trío amoroso más bien- le contó toda la historia y esperó a que le
aconsejara.
-Es algo que debes descubrir por ti misma. Estoy seguro de que por pequeño
que sea, ocurrirá algo que hará que te decidas por fin.
-¿Cómo que?
-No lo sé. Depende de la imaginación de tus pretendientes.


Hannah terminó llamando a Jason para decirle que llegaría un poco más tarde de lo habitual pues debía atender a algunos de los pacientes de la otra chica porque la pobre estaba saturada de trabajo.
-No creo que llegue muy tarde, aun así dale de cenar y acuéstalo pronto.
-Echo. Mañana vuelvo a la oficina, así que si vuelves a aparecer por casa
recuerda que no estaré hasta próximo aviso.
-Que lástima.
-No me lo recuerdes. Hasta la noche cariño.


-¿Lo has pensado?- en el trabajo ya todos estaban al corriente de lo suyo y
había algunos que todavía no podían creérselo.
-¿Pensar el que?
-Lo de irnos a vivir juntos.
-Pero si prácticamente ya vivimos juntos. Lo único mío que no hay en tu casa
son los muebles.
-Es verdad- se acercó y la besó- pero no siempre duermes allí y quiero que
seas lo primero que vea al despertar y lo último al acostarme, además, no creo que a tu hermana le gustase quedarse sin muebles. No podemos hacerle eso.
-Decidido entonces. Me voy a vivir a tu casa.
-Nuestra casa- rectificó.- Desde que entraste por primera vez que la hiciste tuya, como pasó conmigo.
-Interesante. El domingo es el cumpleaños de Josh.
-Perfecto.


Aïda y Carlos estaban, como ellos solían decir, nadando entre las sábanas. Ambos tenían fiesta y ¿qué otro modo de pasar mejor el tiempo?
-Tu hermana y Héctor se irán a vivir juntos, ¿verdad?
-Supongo que es lo más normal.
-No quiero que estés sola en este piso.
-¿Qué propones?
-He pensado que quizá podría venir a pasar algunas noches y si funciona, tal
vez podría venir a vivir contigo.
-Tienes que dejar que lo piense.
-Lo entiendo. Puede que sea un poco precipitado.
-Ya lo he pensado. Me parece que se puede intentar.
-No te arrepentirás. Lo prometo.
-Puede que tú si. Tengo unos despertares espantosos.
-Ya los he visto y me encantan- Aïda le besó y sonrió con picardía. Deslizó sus manos por el pecho de él, por la espalda, y le cogió del trasero para empujarlo hacia ella. Carlos se abalanzó sobre ella cubriendo sus cuerpos con las sábanas.


Cuando Jason llegó a la escuela, todas las madres le miraron con interés. Era un chico muy atractivo y por lo que pudieron comprobar, bueno con los niños. Muchos de los padres no eran ni la mitad de cariñosos y atentos que él.
-¿Te apetece que nos vayamos por ahí un rato? Después podemos ir a
comprarle unas flores a Hannah.
-Jason quiere a Hannah- dijo canturreando.
-Si, mucho. Vamos campeón.- Todas las madres e incluso las profesoras le
vieron alejarse. Hannah tenía suerte.
Jason llevó a Josh a un parque. Le había comprado un zumo y unos bastoncillos para que merendara algo. Antes de que empezase a oscurecer, se acercaron dando un paseo hasta la floristería de los padres de Hannah y como siempre escogieron sus favoritas.
Josh insistió en ayudar a preparar la cena, bajo la atenta supervisión del futuro papá.
Pusieron la mesa, prepararon la ensalada y adobaron la carne para luego más tarde, hacerla.
Para Josh preparó una tortilla francesa con unas rebanadas de pan de molde con tomate y aceite que prácticamente engulló sin respirar. Un poco antes de las nueve, le acostó y allí mismo se durmió.
Hannah llamó a su chico antes de salir del trabajo y él fue haciendo la carne a fuego lento para que cuando llegase pudiera comérsela caliente sin tener que esperar.
-No era necesario que lo preparases todo. Yo podría haberte ayudado.
-No importa. Además, Josh me echó una mano. Quería darte una sorpresa.
-Lo ha conseguido. Me encanta.- mientras ella admiraba las orquídeas y las
olia, Jason fue a por el vino.
-Eres un novio estupendo y te quiero tanto.
-Tú si que eres fenomenal. No sé que haría sin ti.- se acercaron para besarse y después se sentaron para disfrutar de una tranquila cena.
Jason sirvió vino para los dos, aunque Hannah se negó a probarlo. Prefería beber agua y a él no pareció importarte.
-¿Te parece si recogemos y nos vamos a la cama? Estoy agotada.
-No quiero recoger. Me he quedado con hambre y estoy mirando exactamente lo que quiero comer.
-¿Y que es?
-A ti.- dijo mirándola de arriba abajo. Hannah rió. Le prometió que harían el
amor siempre y cuando lo recogiesen todo.
Para cuando se metieron en la cama, Hannah estaba por los suelos. No podía moverse. Aquella tarde había sido un autentico infierno de visitas sin fin.
Se tumbó en la cama de lado y tras coger una botella de aceite de masajes, Jason le masajeó los hombros provocándose aun más al oír como ella se relajaba.
-¿Te sientes mejor?
-Eres un cielo, pero ahora tengo un problema.
-¿Cuál? ¿Te sientes mal?
-Estoy lo bastante relajada como para hacer cualquier cosa.
-¿Lo que sea?- la miró con deseo en la oscuridad. Se apresuró en deshacerse de la ropa y la hizo suya lentamente.


Rick se acercó al restaurante de Brittany para saludarla y de paso verla.
Al llegar, se sentó en la barra y esperó pacientemente a que terminase de hablar con algunos de los clientes.
Cuando Brittany le vio, algo en ella le decía que no era a él a quien deseaba tener allí, pero ¿que otra cosa podía hacer?
El simple echo de tenerle allí, la confundía más, sobretodo después de descubrir los sentimientos de Sean.
-Buenas noches preciosa.- la besó en los labios, y ella sintió un cosquilleo, pero no tenía nada que ver con lo que le hacía sentir Sean.- ¿Que haces este fin de semana?
-El domingo he quedado para ir a bailar con Sean. Algo así como un ensayo,
para ver hasta donde llego y después voy al cumpleaños del ahijado de mi hermana.
-¿Sean? ¿El tío de la fiesta que bailó contigo?
-El mismo.
-Ya veo. ¿A ti te gusta ese tío, verdad?
-Tenemos cosas en común y es un gran chico. ¿Que tiene de malo?
-Pues que no me gusta. No quiero que te aparte de mi lado ahora que estamos juntos.
-No somos una pareja Rick, y no te pertenezco.
-Eso mismo me dijo él cuando nos encontramos el otro día al dejarte en casa
después de la fiesta. Es bastante agresivo- Brittany le miró con sorpresa y esperó a que continuase.- Me empotró contra la pared en cuanto le dije que estábamos juntos. Deberías ir con cuidado. Creo que te está vigilando.
-Sean no es peligroso. Nunca me haría daño. Y no voy a alejarme de él porque a ti no te guste.
-¿No te das cuenta? Si hubiese sido él el que te pidiese de estar todo el fin de
semana juntos, no te lo habrías pensado. Habrías aceptado sin más.
-Puede que sea porque él no reaccionaría así.
-Haz lo que quieras- se marchó sin más, y Brittany se sentó a pensar.
¿Que estaba ocurriendo? Necesitaba ver a Sean, necesitaba sentir su corazón, y sus labios sobre los suyos de nuevo. Se estremecía solo de pensarlo.
Al cerrar el restaurante, se marchó directamente hacia casa. Al día siguiente llevaría el coche al taller de Sean, así podría verle.
-Sean...- murmuró al salir del coche.
-¿Qué?- el chico apareció detrás suyo mirándola con ternura.
-¿Qué... que quieres?
-Eso debería preguntarlo yo- ¿y ahora que iba a decirle? Lo mejor era cambiar de tema.
-¿Quieres subir a tomar algo?
-Me gustaría- esperaba poder controlarse y no cometer ninguna locura. No
quería presionarla. Subieron en el ascensor y no hablaron hasta que ella no entró en la cocina para coger un par de cervezas. Sean la observaba desde el marco de la puerta.
-¿Que hacías aquí? ¿Venías a verme?- menuda pregunta. ¿En que demonios
estaba pensando?
-Si, aunque no sé si es una buena idea.- la chica se sonrojó y se alegró de que él no pudiese verla.- ¿Y tú? ¿Por qué me llamabas? Antes murmuraste mi nombre.
-Pensaba que debía llamarte por si podía llevar el coche al taller mañana. No sé que le pasa pero no me frena demasiado bien.
-Ven a primera hora. Lo miraré yo mismo.
-De acuerdo.- le tendió la cerveza y le miró a los ojos. Vio en ellos una mezcla
de ternura, amor y tristeza.
-Gracias.- se sentaron en el sofá a hablar.
-He hablado con Rick- su mirada se ensombreció en cuanto se volvió para
mirarla- me dijo que se había encontrado contigo después de la fiesta y que te dijo que estábamos juntos, lo cual no es cierto. También me dijo que habías sido un poco agresivo.
-¿Y no te contó el motivo?
-Cree que estabas celoso.
-No quiero que vuelva a hacerte daño, eso es todo.
-No es necesario que me protejas. Ya no soy una niña.
-No es así como te veo yo. Y no es algo que pueda evitar, ¿sabes?
Sencillamente no puedo.
Brittany se levantó para ir a ponerse el pijama y regresó junto a él poco después.
-Puedo marcharme si es lo que quieres.
-Quédate por favor. Quédate hasta que me duerma.- le abrazó, apoyando la
cabeza sobre su pecho, y se quedó dormida escuchando los latidos de su corazón.
Sean la cogió en brazos y la llevó hasta la cama. La tapó y besó dulcemente en los labios.
-Me gustaría tanto poder hacer esto todos los días y no tener que irme después. No te obligaré a elegir y aceptaré lo que sea que decidas. Te quiero- volvió a besarla y se marchó sin hacer ruido. Cuando cerró la puerta, Brittany sonrió. Se sentía inmensamente feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario