viernes, 16 de diciembre de 2011

Capítulo 19

Hannah aun dormía cuando Jason despertó. Abrió los ojos al oírle abrir y cerrar cajones, pues no era lo que se decía silencioso.
-Buenos días cariño.
-Buenos días...- se incorporó sintiéndose mareada.
-¿Qué te pasa?- preguntó sentándose a su lado.
-No sé... la cabeza me da vueltas.
-¿Vueltas?- le tocó la frente y apartó poco después la mano.- Cariño pero si
estás ardiendo. Deberías quedarte en la cama.
-No puedo quedarme. Tengo cosas que hacer en el trabajo. Al menos quiero
estar ahí hasta que llegue el momento de no volver.
-¿Qué quieres decir?
Le contó todo acerca de los sentimientos de Steven y acerca de lo que le había pedido. Estaba dispuesta a cumplir su sueño y nada podría echarla atrás. Ya lo había decidido y sabía que ante todo su chico la apoyaría.
-Ve mañana. Llamaré a Annette para decirle que estás mala- cogió el teléfono y marcó el número de la consulta. Annette ya estaba allí y le dijo que no se preocupara, que hablaría con la otra psicóloga para que atendiese a las visitas que Hannah tenía aquel día.
Al colgar le preparó leche caliente con miel y la tapó.
-Tienes que cuidarte para estar en forma el sábado.
-No es más que un poco de fiebre. Mañana estaré genial. Márchate tranquilo.
-Te llamaré. - la besó en los labios y se marchó. El día se le hizo eterno. Se
levantó para ir al baño y después a la cocina a por fruta y agua. Se tumbó en el sofá y tapó con una manta, y al poner la televisión se dio cuenta de que había un papel sobre ella.
Volvió a levantarse y leyó la nota de su hermana. Decía que iba a ver a Sean y a recoger su coche del taller y que no se preocupara que ya había echo la cama.
Hannah sonrió y volvió a tumbarse cuando sonó el teléfono.
-¿Diga?
-¿Como te encuentras?
-Mejor. Iba a comer algo de fruta.
-¿Te has levantado de la cama?
-Lo he intentado pero la fruta no viene a mí si la llamo. Estoy tumbada en el
sofá, tapada, con una botella de agua cerca y mucha fruta que es lo único que me apetece.
-¿Dónde está tú hermana?
-Se marchó pronto esta mañana.
-Intentaré escaparme para prepararte algo para comer.
-No es necesario. Me las arreglaré.
-No quiero que te muevas.
-Estaré bien. Prometo que te avisaré si me encuentro muy mal.
-Vale, lo que tú digas.- hablaron un rato más, pero no tardaron en colgar. Jason tenía una importante reunión a la que ya llegaba tarde.- Volveré a llamarte después para controlar que no te has movido ni un poquito.
-Si señor. Hasta luego.- al final el chico no pudo escaparse del trabajo y a
media tarde como ya no tenía fiebre, bajó al trastero.
Buscó en una caja toda la ropita que había comprado para el bebé que había perdido. También miró que no le faltase de nada y lo que pudiese utilizar.
Al volver a casa, volvió a sonar el teléfono. Sabía que sería Jason.
-¿Se puede saber donde estabas? Llevo quince minutos llamando.
-He bajado un momento al trastero a buscar unos papeles.
-¿Cómo se te ocurre? ¡Estás enferma!
-Estoy bien, ya no tengo fiebre y me ha entrado un hambre espantosa.
-¿Qué te apetece?
-Una gran hamburguesa con patatas fritas- Jason rió. Hannah cada día comía
más pero solo parecía engordar alrededor de la cintura.
-Iré a comprarla a un sitio de estos de comida rápida. No tardaré mucho en irme de la oficina.
-¡Genial!
-Tranquila, volveré antes de que te comas la casa.
-Tentador, pero paso. Prefiero esperarte.
-¿Algo más que deseé la señorita?
-Un helado. No me importa el sabor.
-De acuerdo- apuntó en un post-it lo que tenía que comprar y se despidió. Se
moría de ganas de volver a casa para besarla.


Brittany le pidió a Sean que se escapase del taller un rato para acompañar hasta su clase de equitación.
En cuanto el chico vio al profesor se puso en guardia, pero ella le tranquilizó. Era cierto que era muy atractivo, pero también era cierto que era gilipollas.
-Eso demuestra que haya querido olvidarme a propósito de que tenía que venir. De no ser por lo que pago por esto, me la habría saltado.
-No le veo sentido a hacer esto. Sacarías mayor partido de unas clases de
mecánica con un encantador profesor que no te cobraría nada.
-¿Ah sí?- preguntó en un susurro que solo consiguió provocarle más- quizá lo
haga.
-¿Puedo saber que te ha echo tomar esa decisión?
-Saber que voy a pasar más tiempo contigo.- Sean se alegró al oír que decía
aquello y de echo estaba encantado con la idea.

Cuando Jason volvió a casa, Hannah hacía poco que había salido de la ducha y se estaba secando el pelo.
Se había puesto un bonito camisón de seda verde y algunas gotas de agua resbalaban por sus hombros. Jason apenas podía apartar la mirada de ella.
Al sentirse observada se volvió hacia la puerta, apagó el secador y sonrió.
-Buenas noches. ¿Has traído lo que te pedí?- se acercó a él y le besó al mismo tiempo que le arrebataba la bolsa de las manos.
Puso el helado en el congelador y cogió la caja que contenía la gran hamburguesa con patatas y la botella de agua que había guardado en el frigorífico.
Cuando se sentó en el sofá la mitad de la hamburguesa había desaparecido.
-Parece que si que tenías hambre.
-Ya te lo he dicho.- Jason se sentó junto a ella con su hamburguesa y una
cerveza.- Mañana compraré fruta. Apenas queda algo.
-Fuimos hace dos días a comprar. ¿Te la has comido toda?
-No. Quedan dos o tres plátanos. Los dejé porque engordan.
-Vaya, que cosas.- cuando terminaron de cenar, recogieron las cosas, apagaron las luces y se acostaron en la cama abrazados.
-¿En que piensas?
-No me ha echo ninguna gracia lo de Steven. Me encanta que no descartes la
idea de cumplir tu sueño porque sabes que te apoyo en eso, pero que ese tío sienta esas cosas por ti me pone malo.
-Ya lo sé. De echo, me sorprende que hayas aguantado todo el día sin
decírmelo.
-No creas que ha sido fácil.
-No pasa nada. Es contigo con quien voy a estar el resto de mi vida si de mi
dependiera.- ahora ya no tenía ninguna duda. Sabía que Hannah aceptaría ser su mujer.
-Gracias por decirlo.
-Buenas noches cariño.
-Buenas noches Hannah.


Sean llevó a Brittany hasta el restaurante para asegurarse de que todo iba bien y después hasta su casa, donde les esperaba Rick.
¿Por qué se sorprendía? ¿No podía tener un día perfecto sin que acabase estropeándose?
-Buenas noches princesa. Quisiera hablar contigo.
-¿Sobre qué?
-A solas.
-Me voy niña. Llámame si necesitas cualquier cosa.- y se despidió dándole un
beso en la mejilla.
Se volvió hacia Rick y este se apartó a un lado para que pudiese abrir la puerta.
-Siéntate. Enseguida vuelvo.
-No quiero tomar nada Brittany. Solo quiero que hablemos.
-Está bien.- dijo sentándose a su lado.- Tú dirás.
-Lo he estado pensando. Siento haberme pasado el otro día. No fui justo y te
pido perdón.
-No importa. En parte, lo entiendo.
-Quiero proponerte algo y quiero que lo pienses detenidamente.
-¿No irás a proponerme que me escape contigo, verdad?
-Quiero que vengas un fin de semana de acampada conmigo.
-¿Cuándo?
-El próximo fin de semana.- la cogió de la mano y la miró a los ojos.- Significa
mucho para mí.
-Deja que lo piense.
-Tómate el tiempo que quieras. Si a mitades de la próxima semana no me has
dicho nada, lo tomaré como un no.
-Me parece justo.
-Me voy. No quiero quedarme y terminar cometiendo una locura.- sabía que
podía ocurrir. Se había enamorado de ella como un crío, solo que está vez ella no le correspondería.
-¿Por qué dices eso?
-Porque es la verdad. Sean está enamorado de ti, al igual que yo. No dejaré
que se quede contigo. No permitiré que gane.
-No soy un premio que se gana o se pierde. No soy un objeto Rick. Márchate de mi casa.- él se levantó, la besó en la frente y se marchó.
Brittany respiró hondo y fue a llenarse la bañera y se quedó allí dentro pensando en todo. Había cogido ambos teléfonos dejándolos en el cuarto de baño por si llamaban del restaurante o Sean. Sentía que quería escuchar su voz, tranquilizarse con ella y en ese momento sonó el móvil.
-¿Si?- su voz sonaba cansada y triste.
-¿Estás bien? Estaba aquí en casa y sentí que me necesitabas. ¿Me equivoco?
-No sabía que mis suplicas llegasen hasta ti.- decidió que esperaría para
contarle lo de la petición de Rick.
-Ahora ya lo sabes- la tristeza de la chica no le había pasado desapercibida y
no pudo evitar preocuparse.- ¿Estás bien?
-Si. Me estaba relajando un poco mientras me daba un baño.
Él cerró los ojos imaginándosela e intentando contenerse por no coger la moto e ir a verla.
-¿Y Rick? ¿Se ha marchado ya?- le contó que había terminado por echarle, con lo que solo consiguió preocuparle más. - ¿Te ha hecho algo?
-Simplemente no soy ningún trofeo.
Sabía que se había dado por aludido, pues aquellas palabras iban también para él. Rick estaba dispuesto a luchar por ella y él no se daría por vencido.
-Lo siento niña. Ya sé que no eres ningún premio, pero hay dos tíos que darían lo que fuera con tal de estar contigo. Al menos sé que yo lo haría.
-Aun así sigue siendo superficial y no me gusta. Soy una persona y quiero que se me trate como tal.
-De verdad que lo siento.
-Lo sé- se hizo un silencio incómodo hasta que él volvió a hablar.
-¿Puedo venir a verte?
-¿Ahora? Tenía pensado acostarme.
-¿Podrás dormirte sin mí? Porque yo sin ti no puedo.
-No sé Sean, es tarde y...
-Voy para allá- colgó. Brittany se apresuró en salir de la bañera, se secó y vistió en un tiempo récord. Se recogió el pelo y nada más terminar de ponerse la bata llamaron a la puerta.
Cuando abrió se encontró al chico apoyado en la pared respirando con dificultad.
-¿Estás bien?
-Si- cogió aire y continuó hablando.- He subido los cinco pisos corriendo.
-¿No funciona el ascensor?
-Creo que sí, pero tardaba mucho y no podía esperar más para verte.- antes de que las piernas le fallasen, se abrazó al chico .- ¿Te pasa algo?
-Cállate... solo quiero que me abraces.- Sean la apretó más contra su pecho,
dejando al descubierto el camisón que llevaba bajo la bata.
-Ya te he visto envuelta en una toalla. Es demasiado bonito ese camisón para
que lo tapes.
-Quédate conmigo esta noche.- le condujo hasta el dormitorio y le pidió que se tumbase a su lado.
-¿Seguro que es eso lo que quieres?
-Es lo único que quiero ahora.- cuando se tumbó a su lado y la abrazó, ambos
sintieron como sus corazones eran uno solo.
-Me iré en cuanto te hayas dormido.
-No. Está vez quiero que tu también duermas.
-¿No te da miedo que pueda pasar algo?
-No.
-¿Quieres decir que...?
-Que yo tampoco sé si podría controlarme. Sentir tu cuerpo contra el mío me
produce una sensación que jamás había sentido.
Al ver que no decía nada, le besó y él se encontró devolviéndole el beso y sintiendo que perdía el control sobre su cuerpo.
-Brittany...
Ella, mientras tanto fue desprendiéndole de la ropa lentamente, estremeciéndole, aumentando su deseo.
-¿Estás segura?
-No- pero no se detuvo hasta que ambos quedaron completamente desnudos.
-No pasa nada. Duérmete princesa.
Aquella noche ambos durmieron del tirón y al despertar por la mañana se miraron tiernamente a los ojos y se besaron.
-Gracias por quedarte.
-Gracias a ti por permitírmelo.
Ella se levantó para ponerse la bata y luego ir a la cocina a preparar el café y él la siguió tal y como había terminado por dormirse, desnudo.
La rodeó con los brazos y la besó en el cuello. Brittany le volvía completamente loco.
-¿Qué ocurre?
-No puedo controlar mi cuerpo cuando te tengo tan cerca. No sé que puede
ocurrir.
-¿Lo que no pasó anoche? Pensé que lo entendías.
-Y lo entiendo. No quiero presionarte y tampoco perderte. Eres muy importante para mi. ¿Lo entiendes?
-Vístete Sean. Llegarás tarde al taller.
-Ahora mismo eso no me importa. Vuelve conmigo a la cama.- ella se sintió
tentada, pero no tuvo más remedio que sacarse la idea de la cabeza. Quería desapuntarse de las clases de equitación y pagar la factura del gimnasio.
Sean se marchó sin ganas, pero se sentía feliz y estuvo de buen humor todo el día.
Brittany también se sentía dichosa y sin embargo todo se venía abajo cuando pensaba que tenía que darle una respuesta de Rick.
Mientras se tomaba su café diario, decidió llamarle para verse aquella noche.
Rick no cabía en su gozo y aceptó encantado. Quedaron en el restaurante de la chica y mientras cenaban, ella le dijo que había estado pensando en su propuesta pero que aun no había decidido nada. Sin embargo lo que si le aseguró es que si al final aceptaba, dormirían en tiendas separadas y a la mínima que él intentase algo, le dejaría plantado y nunca más sabría de ella.
-Me comportaré siempre y cuando me prometas pensarlo detenidamente. No te arrepentirás Britty, lo prometo.
-Antes del viernes tendrás tu respuesta.
-Muy bien.- pasaron el resto de la cena hablando de sus cosas. Rick le contó
que había ganado su último caso y que se estaba planteando si aceptar o no una demanda de divorcio.
-¿Y por qué no deberías aceptar?
-Porque la demandante es mi madre.
-Ohh... vaya- Rick no parecía querer que sus padres se divorciaran y así se lo
dijo a la chica.- No puedes obligarles a estar juntos si no son felices. Tú ya has crecido, te has hecho mayor y no vives con ellos, y aunque así fuera no puedes pretender que sigan juntos por ti.
Brittany tenía razón, pero Rick no podía enfrentarse a su propio padre, no sería justo.
-¿Se lo has dicho de este modo a tu madre? Quizá deberías citarles a los dos y explicárselo tal y como lo has hecho conmigo.
-Puede que esa sea la solución. Gracias por escucharme.
-De nada.- al salir del restaurante, Rick la acompañó hasta su casa ya que
Sean la había acompañado aquella mañana.
-Que descanses.
-Gracias. Tú también.- Sean había decidido darle una sorpresa, compró una
botella de vino y media docena de rosas blancas.
Se acercó hasta allí dando un paseo, pues no habría podido con la moto.
Al doblar la esquina se detuvo en seco al ver como Rick acercaba sus labios a los de la chica, y antes de que pudiera rozarlos siquiera, ella le detuvo.
-Lo siento. Dije que me comportaría y lo haré a partir de ahora.
-Buenas noches Rick.
-Buenas noches- la besó en la mejilla, se subió al coche y desapareció.
Sean no sabía que hacer, pero no se movió del sitio.
Cuando Brittany se volvió para abrir la puerta le vio.
Se preguntó si la habría visto con Rick o si de lo contrario, acababa de llegar. Esperaba que fuese lo segundo.
Se acercó a él y cogió el ramo de rosas. Le pidió que subiese con ella y así tomarse el vino mientras charlaban.
Al principio dudó, pero en realidad se moría de ganas de acompañarla.
Finalmente accedió y subió con ella.
Como no decía nada, Brittany le preguntó y él no se molestó en contestar.
Antes de perder la compostura, apretó el botón y detuvo el ascensor.
-¿Se puede saber por qué lo has hecho?
-¿Vas a decirme que te pasa?
-No se de que me hablas.
-Lo sabes perfectamente. Estás demasiado distante.
-Quizá sea por lo que he visto. Te vi con Rick.
-¿Y? Hemos ido a cenar. Además, no estamos saliendo Sean.
-¿También has dormido con él? ¿Os habéis acostado?
-Eso no es asunto tuyo, pero no.
-Por algo será.
-No merece la pena discutir contigo. Dijiste que esperarías y que aceptarías lo
que fuese que decidiese. Aun estoy confusa y pensé que lo respetabas.
-Yo solo sé que no deseo perderte niña. Ahora que por fin siento algo tan fuerte no deseo perderlo.
-En ese caso te pido por favor que no vuelvas a tener un ataque de celos como este.- Sean la acercó cogiéndola por la cintura y la besó suavemente en los labios. Ella, al separarse, volvió a pulsar el botón para que volvieran a moverse.
Una vez arriba, mientras ella se duchaba, Sean abrió la botella de vino y llenó dos copas.
Cuando ella salió del baño y pasó por el comedor, se asustó al no verle.
De camino al dormitorio, pensando en el porque aquella huida tan repentina se encontró cara a cara con él.
Se deshizo de la toalla, la tumbó en la cama y cogió una de las rosas, ya puestas en un jarrón, para pasearla por todo su cuerpo.
La besó por todo el cuerpo, y al subir para rozar sus labios, ambos sonrieron.
Se incorporó para coger ambas copas de vino de la mesita de noche y le tendió una a ella.
Brindaron por lo que fuese que ocurriese entre ellos y apuraron la bebida al máximo.
Brittany dejó su copa sobre la mesita y se puso encima de él para besarle, desprenderle de la ropa, para ser suya. Esta vez no se echaría atrás.
A la mañana siguiente descubrió con cierta tristeza, que en lugar de Sean había una nota sobre la almohada.
<<Imagino que leerás esto cuando despiertes, así que... Buenos días dormilona. He tenido que marcharme pronto y no quise despertarte. Gracias por regalarme esta noche tan especial. Que tengas un buen día princesa. Te quiero>>.
Ahora si que podía decir que se sentía en las nubes. Nunca le habían echo sentir nada como aquello. Se preguntó si el echo de que Sean la besara y no dejase que Rick lo hiciese significaba que ya había tomado una decisión.
Miró el reloj y llamó a casa de su hermana. Necesitaba hablar urgentemente con alguien, sin embargo Hannah iba a estar muy ocupada aquel día, así que Jason decidió que iría él mismo.
Quería preguntarle algo desde que se encontró a Sean parado frente a la puerta de casa y no quería preguntárselo a Hannah.
Quedaron en verse en casa de la chica y Jason prometió estar allí a las dos en punto.
Hannah se quedó un poco preocupada y así se lo confesó a su chico.
-¿Tienes alguna idea de lo que puede ocurrir?
-Me temo que si.
-Rick y Sean, ¿verdad?
-Me pregunto que habrá pasado.
-Pronto lo sabré.
-Llámame cuando sepas algo.
-Lo haré.- terminaron de desayunar y se marcharon juntos. Jason la llevó a la
peluquería y después se acercó al taller de Sean. Quería hacer una pequeña escapada con Hannah a los balnearios a los que habían ido las chicas el fin de semana anterior y así relajarse de todo lo ocurrido en el trabajo. Esperaba poder disponer de tiempo.
-Hola tío, ¿qué tal?
-De maravilla. ¿Qué tal tú? Te veo de buen humor. Debes haber dormido toda
la noche.
-Muy bien acompañado por cierto.- Jason no quiso preguntar y Sean tampoco lo dijo.- ¿A qué has venido?
-Necesitaría que revisaras el coche de Hannah. Estoy pensando en llevármela por ahí.. Ha tenido algunos altibajos en el trabajo y creo que le irá bien.
-¿Puedes dejármelo hoy?
-Casi mejor la semana que viene.
-Vale. Entonces ven cuando quieras.
-Genial. Nos vemos mañana.
-¿Te vas a casa para prepararte para esta noche?
-Que va. Voy a ver a Brittany. Llamó esta mañana y nos dejó un poco
preocupados.
¿Y si se había arrepentido de lo ocurrido entre ellos? Jason le miró con una sonrisa. Era tan evidente que estaba enamorado de pies a cabeza de la chica.
-Seguro que no es nada grave, así que quédate tranquilo.
-¿De verdad lo crees?
-Por supuesto.
-Gracias.
-No se merecen.


Jeremy y Rachel se marcharon aquella misma mañana. No quisieron despedirse de nadie para evitar concentraciones en el aeropuerto.
Les mandaron un e-mail a cada uno diciéndoles donde iban a estar y cuando volverían. Nada más.
Aquellos días serían solo para ellos y no pensaban contar a nadie lo ocurrido allí. Sería un secreto y un recuerdo que solo ellos conocerían.

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