jueves, 22 de diciembre de 2011

Capítulo 25

-Buenos días ¿Está Rick?- Brittany aprovechó para ir a verle aquella mañana ya que el restaurante estaba cerrado por descanso del personal.
-¿De parte de quien?- quiso saber una chica que le estaba dando ordenes a la secretaria.
-Soy Brittany- ¿así que aquella era la famosa chica que traía loco a Rick?,
pensó Jennifer.
-Está ocupado- quería que se marchara. Aunque su relación con Rick no
avanzara, Brittany representaba una amenaza.
-Vaya, entonces me voy. Dile que he venido.
-Lo haré- antes de que pudiese alegrarse, Rick apareció para evitar que Brittany se subiese al ascensor.
-¿Pensabas irte sin decir nada?
-Me dijeron que estabas ocupado. No quería molestar.
-Tú no molestas cariño. Ven a mi despacho.- lanzó una mirada de reproche a su ayudante personal por no haberle avisado, sobretodo después de haber dado ordenes de que si algún día llamaba o aparecía por ahí, se le avisase estuviese o no reunido.
-Si estás muy liado podemos quedar en otro momento.
-Ahora no tengo nada previsto, así que no te preocupes- ambos desaparecieron tras la puerta del despacho de Rick, mientras que Jennifer ya se veía venir la bronca que le caería después.- ¿Qué te trae por aquí?
-Quería hablar contigo.
-¿No me digas te has arrepentido de nuestra escapada de fin de semana?- por lo seria que la veía no le hubiese sorprendido.
-No, para nada. Me hace cierta ilusión.
-¿Pero?
-Quiero asegurarme que sabes que cuando volvamos, seré solo de Sean- el
anillo no le había pasado desapercibido, y por mucho que se lo negase a si mismo, sabía que aquello pasaría.
-Esperaba que nuestro viaje cambiase las cosas.
-No hay nada que pueda cambiar lo que siento. No sé como explicarlo…
-Te entiendo. Es lo que tú me haces sentir.
-Rick… lo siento mucho.
-No tienes porque disculparte. Esas cosas no pueden controlarse.
-¿Sigues queriendo ir de acampada?
-Solo si tú vienes conmigo.
-Me gustaría, pero solo si me prometes que iremos como amigos.
-Claro.
-Genial- se acercó a él para darle un beso en la mejilla.- Tengo que irme. Nos
vemos el viernes por la mañana- y se marchó. Rick ocultó la cara entre las manos. Sabía que había perdido ante Sean, pero aquello no significaba que dejase de amar a la chica. Jennifer asomó la cabeza y le dolió verle así. Nunca le había visto de ese modo y hacía tres años que trabajaba con él.
-¿Estás bien?
-Déjame solo por favor.- la chica cerró la puerta tras ella y se acercó los
documentos que llevaba en las manos al corazón. Amaba a Rick más de lo que jamás podría amar a nadie, pero él ni siquiera se daba cuenta. Estaba demasiado pendiente de Brittany.
Ésta, al contrario, se sintió como nueva cuando salió de allí. Decirle aquello había sido lo mejor. No quería que hubiese malentendidos entre ellos, además había algo en la chica con la que había hablado que le decía que le quería más de lo que jamás lo amó ella. En definitiva, había echo bien.
Se dirigió al taller de Sean dispuesta a hablarle de lo ocurrido. Saludó a todos los mecánicos que ya conocía e incluso con el que se discutió el primer día.
Subió las escaleras que llevaban hasta la pequeña oficina de Sean de dos en dos, llamó a la puerta, esperó a que él abriera y se lanzó a sus brazos para besarle.
-Menudo saludo- la miró de arriba abajo y frunció el ceño.- ¿Qué has echo?
-He ido a hablar con Rick. Le dije que cuando volviese sería solo tuya y que
íbamos de acampada como amigos.
-¿Y que dijo?
-Que le parecía bien, pero se puso muy triste.
-Es natural.
-Si. Solo serán dos días, y ya le dije que si intentaba algo me marcharía antes.
-Si te hace algo le corto las manos.
-No creo que sea necesario. Me las arreglaré sola.
-Está bien. Quiero que me llames si necesitas algo
-¿Y si no hay cobertura?
-Pues búscala.
-Bueno, centrémonos en nosotros. Tenemos dos días para aprovecharlos al
máximo antes de que me vaya. ¿Hay alguna posibilidad de que puedas desaparecer dos días?
-En realidad ya había pensado en eso, así que he dejado a alguien al mando.
-Vaya, estoy impresionada. Desde luego piensas en todo.
-Eso no es malo. ¿Y que has pensado hacer estos dos días?
-Pues había pensado que podíamos ir a cenar por ahí, o al cine o incluso iba a pedirte si quieres que vayamos a bailar mañana por la tarde. Hannah me ha traído esto.- le enseñó el folleto y Sean lo estudió atentamente.- Lo hacen en el pabellón olímpico.
-¿Y no es tarde para apuntarse?
-Llamé para preguntar y hoy es el último día.
-¿Te apetece que lo hagamos?
-En realidad si. Nunca he competido y somos buenos. Podemos intentarlo.
-¿Quieres que vayamos ahora? Después podemos ir a cenar.
-Claro. ¿Estás listo?
-Hago una llamada y nos vamos.
-Te espero en el coche. Está frente a la puerta.
-Enseguida bajo.- Brittany estaba a punto de salir por la puerta cuando Sean la cogió del brazo para que se diese la vuelta y la besó.
-¿Y eso a que viene?
-Me apetecía.
-Pues debería ocurrir más a menudo.
-Lo tendré en cuenta.
-Hasta ahora.

-¿Lo tienes todo?
-Dame cinco minutos más y estaré lista.
-¿Se puede saber que haces? Llevas ahí dentro media hora.
-Espérate un poco más....
Carl se tumbó en la cama esperando a que la chica saliera del cuarto de baño.
Los ojos empezaron a cerrársele cuando ella abrió la puerta.
-Espero que no se te ocurra dormirte- Carl entreabrió los ojos y terminó
abriéndolos como platos.
-No podría aunque quisiera- se levantó de tal forma que terminó cayéndose de la cama. Annette corrió a su lado para asegurarse de que no se había echo daño.- Tranquila, tengo la cabeza dura como una piedra.
-Menos mal.
-¿A que viene eso que llevas puesto?
-Es un regalo que me he echo a mi misma. ¿No te gusta?
-¿Bromeas? Me encanta. ¿Por qué crees que me he caído al suelo?- se levantó y la acercó hasta que sus cuerpos se tocaron.
Annette llevaba tiempo esperando la oportunidad de ponerse aquel conjunto de ropa interior.
El chico la cogió de las manos y fue acariciándole los brazos hasta llegar a los hombros. Una vez allí deslizó ambos tirantes hasta los codos. Acercó la boca a su cuello y lo besó. Annette creyó que se derretía en sus brazos. Le rodeó con sus largos brazos alrededor del cuello de él para abrazarlo y así poder besarle.
Carl se deshizo lentamente de la ropa de ella y la chica hizo lo mismo con la de él.
Quedaron completamente desnudos uno frente al otro con la respiración
entrecortada. Se miraron fijamente a los ojos, y no fue necesario decir nada más.
Dejaron que sus cuerpos hablaran por si solos.
Al terminar, mientras yacían sobre la cama abrazados, Carl le habló al oído.
-Aun no me has dicho que te parece lo que te pregunté antes.
-Estoy de acuerdo contigo. Es un buen sitio.


-Tengo un problema.- dijo la chica.
-¿Qué pasa?- Jason estaba disfrutando de su vaso de zumo de sandía y miró a la chica.
-No me puedo levantar.- estaba tumbada en una hamaca y no conseguía
sentarse.
-¿Te ayudo?
-Por favor...- Jason se puso en pie y la ayudó a levantarse.- Voy a mirar como
está el bizcocho.- Abrió el horno y cogió de nuevo el palillo para comprobar si ya estaba listo. Esta vez si lo estaba. Lo sacó del horno con cuidado para no quemarse. Esperó a que se enfriase un poquito para quitarlo del molde y poder abrirlo.
-¿Qué tal está?
-No lo sé. No lo probaré hasta que esté terminado. ¿Quieres ayudarme a
montar la nata?
-Preferiría ponértela por encima.
-En otra ocasión, quizás...
-¿Qué hago?
-Pásame el cuenco azul y la nata de la nevera. El chico abrió el armario y sacó lo que le había pedido y después de la nevera igual.
-Mmmm.... fresas. Me encantan.
-Lo sé. Sácalas también.
La chica abrió ambos cartones de nata y los echó en el bol. Cogió la batidora y le colocó las varillas para montar.
-No tienes ni idea de lo mucho que me gusta verte hacer eso.
-Hazme un favor y córtame unas cuantas fresas- le enseñó como hacerlo y
separaron unas cuantas para decorar el bizcocho al terminar.
Cuando llegó el momento de partirlo por la mitad, Jason no quiso mirar. Temía que ella pudiese cortarse, pero lo hizo como si nada. Al ver que él mantenía los ojos cerrados, y se apoyaba en la puerta para no marearse, se quedó pensativa.
-Llevamos un año y medio juntos y no sabía que te daba miedo la sangre.-
Jason asintió. Pese a que cuando perdió al bebé se hallaba rodeada de ella, Jason estuvo más pendiente de que se encontrase a salvo que de otra cosa, pero aquel caso era diferente.- ¿Cómo vas a estar presente en el nacimiento de nuestra niña si te aterra eso?
No quería ni pensar en que aquello podía ocurrir. Eso le resultaba aun más aterrador que la idea de traer a un bebé al mundo.
-Estoy intentando mentalizarme...
-Eso no basta- empezó haciendo pucheros y a sollozar y terminó llorando.
Jason se apresuró a abrazarla.
-No, cariño. No te pongas así, pero me tiemblan las piernas cada vez que
pienso en ello.
-Me estás hablando en serio, o ¿es una broma de mal gusto?
-Solo te digo lo que me pasa, pero entiendo que esto es importante para ti, así que sea como sea voy a hacer todo lo que pueda para superar esto que me está pasando y estar cuando nazca nuestra niña- besó la barriga de Hannah y después a esta. La obligó a mirarla.- No quisiera perdérmelo.
-Gracias- le besó la punta de la nariz y se volvió de nuevo hacia el bizcocho
para terminar de prepararlo.
Rellenó el interior con nata y láminas de fresas cubriéndolo todo. Después puso la parte de arriba y cubrió todo el bizcocho de nata. Adornó la parte de arriba con montañitas de nata y trozos de fresas. Daban ganas de comérselo solo de verlo, pero lo guardarían para el postre de aquella noche.
Sobró un poco de nata y unas cuantas fresas y Hannah lo mezcló todo. Cogió una cuchara del cajón y se fue con el bol al comedor mientras Jason guardaba el pastel en la nevera.
-Ahora te toca a ti preparar algo para cenar- le dijo la chica desde el comedor.- Yo ya he echo mi parte.
Jason la miraba desde el umbral de la puerta del comedor con una sonrisa en los labios. No había más que verla comerse aquello para saber que era feliz.
De pronto la vio mirando hacia un lado y hacia el otro, como si buscase algo que no estaba ahí. Los pucheros vinieron de nuevo y Jason se adelantó antes de que ella pudiese decir algo.
Regresó junto a ella con una botella de zumo de melocotón y un vaso. Hannah le miró sorprendida y le pidió que se le acercara para besarle.
-Eres un sol.
-Ya, pero no me salvo de hacer la cena...
-Por supuesto que no- cogió una cucharada de lo que había en el bol y se la dio al chico.- Que bueno... Dame otra.
-Bueno pero solo una.- se la acercó de nuevo a la boca y terminó apartándolo y comiéndoselo ella. Jason se apresuró a lanzarse sobre ella para hacerle cosquillas. Hannah rió hasta que se le saltaron las lágrimas.- Para por favor, para...- se acarició el vientre para calmar a la niña. Mirándose a si misma, vio algo que le llamó la atención. Tocó el brazo de Jason para que la mirara y sin decirle nada, él desvió la vista hacia el mismo lugar en donde miraba la chica.
-¿Es lo que creo?- Hannah asintió. Habían visto por primera vez, el pie de su
niña.- Es increíble...- Jason sintió como las lágrimas venían a sus ojos sin poder evitarlo, y se prometió a si mismo, que consciente o no, estaría con Hannah cuando entrara en la sala de partos.
-Esto lo hace aun más real. No se explicar como me siento.
-Debe ser interesante saber que va a salir peleona como tú.
-¿Qué quieres decir?
-Nada. Voy a preparar la cena. ¿Qué te apetece?
-Ensalada.
-¿Solo?
-También comeré pastel.
-Es verdad. Casi se me olvida.- el chico se levantó para ir a la cocina y dejar las cosas preparadas, cuando Hannah se lo impidió.
-Quiero enseñarte una cosa. La compré el otro día y con todas las emociones
vividas últimamente se me olvidó enseñártelo.
-¿Qué es? Me tienes intrigado.- la ayudó a levantarse y esperó a que ella
regresara para ver que había comprado.
Hannah volvió con una caja en la mano. Se sentó junto al chico y la abrió. Dentro había un álbum de fotos. Abrió la tapa y en la primera estaba la primera ecografía de su bebé.
-Mira que linda. Que pequeñita…- se mordió el labio inferior para reprimir las
lágrimas. Junto a cada fotografía había una etiqueta explicando que era cada una de ellas. No solo había ecografías, sino fotos de Hannah embarazada, o de ellos dos. Hannah siempre había querido tener un álbum con fotos si se quedaba embarazada. La primera vez no tuvo tiempo de hacer nada. Estaba tan asustada que no pensó en ello, además, cuando lo perdió, aquella parte de ella murió con el bebé. Jason estaba seguro de que aunque no lo demostrara, estaba asustada. Aquel era su sexto mes de embarazo, uno menos del que llevaba cuando perdió al bebé de Jeremy. Quedarse de nuevo embarazada le había devuelto la felicidad. Ahora era más fuerte, y también el bebé que llevaba en su interior. Además, Juan no podía hacerle ningún mal.
-Te quiero- Hannah le miró confundida pero le sonrió. Cuando creía que no
podía ser más feliz, descubría que no estaba más que en una de las primeras fases para alcanzar la felicidad plena. Jason se acercó a ella y la besó dulcemente. Tras eso, se levantó y fue a preparar la cena. Mientras se movía por la cocina preparándolo todo, pensó en aquel año y medio que llevaba saliendo con Hannah. Cuando era un adolescente dejó de creer en las relaciones duraderas a causa de sus múltiples desengaños amorosos. Nunca imaginó que encontraría a alguien con quien desease estar y compartir sus vidas para siempre. Le sorprendía descubrir que cada día que pasaba la amaba más.


-¿Hasta que punto la gente es consciente de lo que tiene?
-¿A que viene eso?- Annette llamó a Hannah aprovechando que Carl se estaba duchando. La cobertura era terrible pero podían entenderse.
-Siento curiosidad.- Hannah dejó sobre la mesita unos papeles que estaba
revisando y pensó antes de responderle.
-Supongo que depende de la persona. Hay quien es más consciente que otros. ¿Ha pasado algo?
-No, es solo que… no se muy bien como explicarlo.
-Inténtalo.
-¿Has sentido alguna vez la sensación de que no puedes ser más feliz, que
tienes lo que siempre habías querido, y que sin embargo ocurre algo que te da a entender que aun puedes ser más feliz?
-Pues si. Primero me pasó con Jeremy, pero sé que con él no hubiese sido tan feliz como lo soy con Jason.
-¿Incluso después de haber perdido al bebé?
-Sobretodo después de eso.- Annette no comprendía y Hannah intentó
explicárselo.- Cuando ocurrió, una parte de mí murió con el bebé, pero cuando Jason y Jeremy vinieron a buscarme, vi las cosas de otro modo. Comprendí que había algo por lo que luchar, que tenía mucho que vivir, así que me armé de valor y regresé. No volví a pensar en tener un bebé. Estar con Jason me hacía tan feliz que no creía que necesitara nada más. No digo que no quiera a la niña que llevo dentro, porque me hace muy feliz, pero sé que si Jason y yo hubiésemos estado juntos toda la vida sin tener hijos, hubiese sido feliz de todos modos. Él lo hace especial. Nunca hay monotonía en nuestra relación, siempre hay algo nuevo, por pequeño que sea, que hace que así sea.- Jason escuchaba la conversación desde la cocina con una sonrisa en los labios. Hannah tenía razón. Su relación era muy especial.
-¿Crees que algún día podré tener yo algo como lo vuestro?
-No, porque cada relación es diferente, pero la tuya ya es especial. Después de todo, surgió de un modo muy bonito.
-Si, pero a mi me gustaría tener una familia. Como tú.
-Lo importante en una relación es saber disfrutar lo que se tiene ahora y no
preocuparte por lo que pase dentro de un tiempo.
-No se como lo haces, pero siempre consigues que me sienta mejor.
-Para eso están las amigas.
-Voy a colgar. Carl va a salir de la ducha y le prometí que desconectaría el
teléfono.
-Diviértete y no te preocupes.
-Gracias.


Hannah aprovechó a que Jason había ido a darse una ducha antes de cenar, para llamar a Jeremy. Necesitaba consejo.
-Estoy asustada. ¿Por qué le cuesta tanto aceptar que quiero que esté conmigo en el parto?
-Hannah, tranquilízate. Ya se le pasará. Cuanta más importancia le des, más
presionado se sentirá él.
-Pero es importante para mí Jeremy.
-Lo sé. Tu intenta calmarte. Ya verás como Jason termina haciéndose a la idea. Ya verás que cuando sea el momento, se le pasará.


-¿Llegamos tarde para apuntarnos?
-Íbamos a cerrar dentro de nada. Estáis de suerte- les entregó un impreso a
cada uno junto con un bolígrafo.- Rellenad esto y después os daré el número con el que participaréis.
-Que emoción…- susurró Brittany mientras se sentaban a rellenarlo todo.
-Yo también estoy emocionado. Me siento como si fuese el primer día de
párvulos.
-Pues imagínate como sería si ganásemos. Creo que el ganador se lleva un
viaje a Hawai.
-Tenemos que ganar, como sea. Quiero ese viaje.
-¿Eso no debería decirlo yo? Seguro que tú podrías ganar solo.
-¿Pero que tonterías dices? Te gusta el baile tanto como a mí, y somos igual de buenos. A ver cuando te metes eso en la cabecita esa que tienes- dijo dándole unos golpecitos.
-Yo no lo veo así. Quizá simplemente tenga que demostrarme lo contrario.
Hasta que no me vea compitiendo con los demás no me lo creeré.
-Tú misma.- terminaron de rellenar la solicitud y regresaron al mostrador para
entregarla.
-Gracias- se dirigió al armario que tenía tras el mostrador y sacó de allí un
número plastificado.- Tenéis que estar aquí a las siete, con la ropa para poder cambiaros y sobretodo el número.
-De acuerdo. Muchas gracias.
-No hay de que.- le gustaba aquella pareja. Les había estado observando
mientras rellenaban el impreso. Para que una pareja de baile lo diese todo en la pista, primero debía compenetrarse fuera de ella, y ellos dos lo hacían. Algo le decía que sino ganaban, al menos quedarían finalistas.
-Bueno, ¿y ahora que?- preguntó la chica.
-Está claro. Avisaremos a la pandilla y a tus padres para que vengan a vernos. Esto no puede perdérselo nadie.
-¿Qué hay de tus padres? No quieres que vengan a verte.
-Mis padres no me apoyan mucho con esto del baile pero aun así están fuera.
-No sabía que no te apoyaran en eso. Pensé que estaban encantados.
-Bueno, hay muchas cosas que aun no sabemos él uno del otro. Hay tiempo
para conocernos.
-¿Qué pasa si quedamos en mal lugar?
-Lo importante es lo que vamos a aprender con esto. Si ganamos o perdemos
solo depende de las ganas que le pongas.
-Ojala tengas razón- fueron cogidos de la mano hasta el coche para volver al
taller. Desde allí llamaron a todos para que se animasen a ir a verles. Todos aceptaron encantados y prometieron acudir. Por fin verían el resultado a tanto entrenamiento. Los padres de ella también prometieron acudir, al fin y al cabo, finalmente había encontrado a su príncipe azul y compartían una misma afición.
-¿Qué otra cosa quieres hacer?
-Cenar y tal vez ver una peli.
-¿Dónde quieres ir a cenar?
-Me gustaría cocinar para ti.
-¿Qué vas a preparar?
-No lo sé. Vayamos a mi casa a ver que tengo.- pero cuando llegaron y abrió el frigorífico, se avergonzó de lo que allí había. Tenía media docena de latas de cerveza, dos botellas de vino, media lechuga y la mitad de un yogurt. Se volvió hacia Sean que la miraba desde la puerta de la cocina y le guiñó un ojo.- ¿Qué tal si vamos a un chino?
-Podemos ir a comprar algo si quieres. Venga, ponte la chaqueta.


-¿Quieres que hablemos?- le preguntó la chica asomándose un poco tras la
puerta.
-No hay nada de que hablar. Brittany ha dejado las cosas muy claras. Quiere a otro.
-Eso no es lo único importante del mundo, ¿sabes?
-¿Y que otra cosa puede haber? He perdido al amor de mi vida sin poder hacer nada para evitarlo.
-Deberías ser consciente de lo que estás diciendo y de que hay otras personas a las que sí les importas, y yo soy una de ellas. Si eres incapaz de ver eso es que realmente estás ciego.- ya se había hartado de que actuara como un niño al que le han castigado sin ver la televisión. Era una persona adulta, y debía comportarse como tal. Jennifer salió por la puerta dejándola abierta, sintiendo la mirada de él en la nuca, mientras las lágrimas resbalaban una a una por sus mejillas.
-¿Se puede saber que estoy haciendo?- se preguntó en voz alta.- Nunca me he comportado de este modo- se levantó, cerró la puerta y se paseó de un lado al otro del despacho.- No puede ser que lo de Brittany me esté afectando tanto- finalmente decidió a hacer algo que no tenía previsto. Descolgó el teléfono y llamó a información para que le facilitaran un número.

-¿Te apetece bistec con ensalada?
-Me parece bien. ¿Compramos algo para beber?
-¿Cómo que?
-No sé. Cerveza o vino.
-No hace falta. De eso si que tengo.
-Deberías ir a comprar más a menudo. Es increíble que dirijas un restaurante.
-Hablas como mi hermana.
-Tienes razón- respondió haciendo una mueca. Ambos rieron ante la situación, pagaron la compra y volvieron de nuevo a casa de la chica.


-¿Diga?
-¿Puedo hablar con Hannah?
-¿De parte de quien?
-De Rick.
-Un momento.- Jason tapó el auricular con la mano y le hizo señas a Hannah
para que le mirase. La chica leyó los labios de él y a creyó que no le había entendido al ver que se trataba de Rick.
-Pásamelo.- ¿que debía querer?- ¿Rick?
-Hola Hannah.
-¿Ocurre algo con Brittany?- quizá había ocurrido algo con su hermana.- ¿Ella está bien?
-Si, tranquila. Llamaba más bien por mí.
-¿Qué te pasa?
-¿Seria posible que me dieses hora?
-¿Cuándo te va bien?- no podía creer que estuviesen manteniendo esa
conversación.
-¿Qué tal mañana? A primera hora.
-Claro. Te espero.
-Gracias. Hasta mañana.
-Hasta mañana- y colgaron.
Jason asomó la cabeza. Estaba muerto de curiosidad y quería saber porque Rick había llamado a casa.
-¿Y bien?
-No puedo decirte mucho. Mañana he quedado con él y ya veremos que pasa.
-¿No sientes curiosidad?
-Mucha, pero dejémoslo para mañana. ¿Cómo vas con la cena?
-¿Qué tal está?- preguntó la chica después de que éste probase la carne.
-Buena. ¿Cómo es que al final has decidido ponerle salsa?
-Pensé que así no quedaría tan seca, además, quería sorprenderte.
-Pues lo has conseguido.
-Gracias.- terminaron de cenar mientras comentaban lo increíble que sería
ganar el concurso y el viaje.- ¿Te imaginas? Por fin tendríamos las vacaciones que tanto necesitamos.
-Si, pero existe la posibilidad de que no ganemos, y en tal caso las vacaciones nos las merecemos igual.
-¿Es que has pensado en un plan alternativo?
-La verdad es que sí. Los dos ganamos lo bastante para permitirnos irnos una
semanita o dos por ahí.
-Tienes razón, pero sería bonito ganar algo así.
-Bueno, ahora pensemos solo en participar y divertirnos. Vamos a darlo todo,
¿de acuerdo?
-Si, señor- respondió Brittany como si fuese un soldado. Sean la besó en el
cuello sabiendo que era uno de sus puntos débiles, provocando en ella un escalofrío en todo el cuerpo.

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